Política y religión

Líderes latinoamericamos apelan a Dios para combatir al coronavirus

Como muestra de la fuerza política que aún mantiene la fe religiosa en América Latina, algunos presidentes de la región recurren al rezo y la fe para combatir la pandemia de Covid-19, incluso en muchos casos desoyendo las recomendaciones científicas.

Redacción MDZ
Redacción MDZ martes, 28 de abril de 2020 · 18:34 hs
Líderes latinoamericamos apelan a Dios para combatir al coronavirus

Frente a las recomendaciones de científicos como el aislamiento social y la higiene personal para enfrentar la pandemia de Covid-19 que se extiende en todo el mundo, algunos dirigentes latinoamericanos prefieren enfocar todos sus esfuerzos en potenciar la fe religiosa para retar al virus, una estrategia muy común en estas latitudes utilizada para distraer las responsabilidades propias de gobierno y encontrar así el consuelo espiritual frente a los males terrenales.

Desde Brasil hasta Nicaragua, pasando por Bolivia e incluso México, los dirigentes han desviado en algunos casos la atención sobre el problema sanitario y han apelado al liderazgo divino para fortalecer su posición frente a un nuevo "apocalipsis" con forma de corona y con apellido virus.

El presidencialismo y la poca fortaleza institucional en América Latina son los condimentos que facilitan el uso de la religión cristiana como panacea para la lucha contra una enfermedad que no distingue de razas ni credos pero que se ceba con los que menos tienen.

Un claro ejemplo de la estrategia “evangelizadora” es el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien anunció hoy como nuevo ministro de Justicia y Seguridad Pública al abogado y pastor presbiteriano André de Almeida Mendoça, en reemplazo del exjuez Sergio Moro, quien renunció el viernes pasado denunciando “interferencias políticas” del jefe del Estado.

El nombramiento de un ferviente evangélico – moderado, según los analistas- para el cargo de Justicia no es anecdótico. No hay olvidar que el lema que llevó a Bolsonaro a la Presidencia fue "Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos" y que en su elección se dio una unión inédita de iglesias evangélicas.

Por tanto, no es extraño que, mientras aumenta la cifra de muertos en el país, Bolsonaro convoque a petición de las iglesias evangélicas días de ayuno y oración para liberar a Brasil de la epidemia del coronavirus. El obispo Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios, Silsa Malafaia, de la Asamblea de la Victoria de Dios en Cristo, y Valdemiro Santiago, de la Iglesia Mundial del Poder de Dios, incluso aplaudieron la dimisión del ministro de Salud, Luz Henrique Mandetta, y jalearon la actitud de Bolsonaro.

En tanto, la actitud del gobierno interino de Bolivia tiene algunas similitudes. La presidenta Jeanine Áñez convocó para hoy a una jornada de oración y ayuno, para rogar a Dios ante la pandemia del coronavirus. Si bien esta es la tercera vez desde mediados de marzo que la mandataria llama a rezar en medio de la pandemia, es la primera en que expresamente fija una jornada específica para los rezos.

Estos llamados a rezar son bienvenidos por las iglesias Católica y Evangélica de Bolivia, a la vez que son cuestionados desde otros sectores puesto que Bolivia es un Estado laico desde las reformas constitucionales del destituido presidente Evo Morales, quien también supo utilizar en su propia conveniencia las tradiciones de los pueblos originarios del Antiplano.

Áñez, que es evangélica, defiende su religiosidad ante esas críticas, tras recuperar en actos oficiales símbolos como la Biblia y el crucifijo, además de constantes alusiones a Dios en sus discursos, algo que había sido suprimido durante la época de Evo Morales en el poder.

Por otro lado, el gobierno de Nicaragua está en las antípodas ideológicas de sus pares sudamericanos, pero las apelaciones a lo sagrado también son el pan nuestro de cada día. Tanto es así que después de estar 34 días desaparecido de la vida pública, el presidente Daniel Ortega salió en cadena nacional el pasado 15 de abril para justificar sus políticas contra el coronavirus y dijo que la pandemia era "una señal de Dios" para cambiar el mundo.

La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, si aparece vía telefónica todos los días en los medios alentando a la población y llamando a la protección divina o del más allá, aunque junto con su marido promueva actividades populares que propician aglomeraciones.

Caso llamativo es el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien provocó una intensa polémica en el país al pedir a los mexicanos que cargaran consigo amuletos y estampitas de santos y vírgenes para frenar el coronavirus, ya que destacó que los santos funcionan como “escudo protector” ante la pandemia.

En Centroamérica, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ya dijo en febrero que había hablado con Dios para después irrumpir en el Parlamento con policías y militares. El casi autogolpe “divino” no llegó a mayores aunque marcó el ritmo político de un dirigente prudente en la lucha contra el coronavirus. Las llamadas a un poder superior se repiten en todo el continente. Hoy mismo, la Cámara de los Diputados de la República Dominicana interrumpió su sesión para una oración, dirigida por la diputada Isabel de la Cruz, quien rogó a Dios que sane el país.

La devoción mariana es muy común en la región y por eso no es extraño que en un acto oficial, el presidente de Colombia, Iván Duque, llame a la protección de la Virgen de Chiquinquirá, patrona del país. En el territorio vecino, como no podía ser menos, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, animó hace un par de semanas a realizar a una cadena de oración para que se consiga la vacuna definitiva contra el Covid-19.

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