El Vaticano acepta discutir sobre el celibato de los curas

El recientemente designado secretario de Estado por el papa Francisco, Pietro Parolin, declaró que el celibato “se puede discutir” y con esto demostró por qué es el elegido de Bergoglio para acompañarlo en su reforma de la Iglesia. Si bien aún no viaja a Roma, sus dichos ya se escuchan en el mundo.
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La tradición católica que impide que los sacerdotes y monjas no tengan parejas “no es un dogma de la Iglesia y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica” en contraposición con los dogmas “definidos e intocables” que fueron instituidos por Jesús, señaló en una entrevista con El Universal.
El arzobispo italiano de 58 años aseguró que "no se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado", pero adelantó que "Es un gran desafío para el Papa porque él posee el ministerio de la unidad y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla. Entonces se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas que no son de fe definida y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios. No es lo que me plazca sino de ser fieles a lo que Dios quiere para su Iglesia", expresó.
Parolin explicó también el origen de esa tradición, que se remite "a los primeros siglos". "Después la implementación se aplicó durante todo el primero milenio, pero a partir del Concilio de Trento se insistió mucho en eso. Es una tradición y ese concepto pervive en la Iglesia porque a lo largo de todos estos años han ocurrido acontecimientos que han contribuido a desarrollar la revelación de Dios. Esta finalizó con la muerte del último apóstol (san Juan). Lo ocurrido luego ha sido un crecimiento en la comprensión y actuación de la revelación", expuso.
También se animó a hablar sobre la resistencia a los cambios dentro de la Iglesia: "Esos cambios no pueden poner en peligro la esencia de la Iglesia, que tiene una continuidad en la historia proveniente de su fundación por Jesucristo. Entonces se debe ser fiel. La Iglesia nunca podrá cambiar al punto de adaptarse completamente al mundo. Si lo hiciera y se perdiera en él, ya no cumpliría su misión de ser sal y luz para todos", dijo el arzobispo.
"Y quiero subrayar el tema de la continuidad porque a veces parece (y no sé si exagero) que el Papa Francisco va a revolucionarlo todo, a cambiarlo todo", intentó desmitificar, y consideró que para realizar el cambio, hay que "volver a los principios fundacionales de la iglesia".
"Se espera que él ayude a la Iglesia a ser Iglesia de Jesús y a cumplir su función. Eso lo deben hacer todos los papas. Pero la Iglesia tiene una Constitución, una estructura, unos contenidos que son los de la fe y que nadie puede cambiar", dijo.
Con respecto a la declaración del papa sobre “Quién soy yo para juzgar a los gays?” remarcó que la iglesia es muy clara sobre este punto moral y que “nos pide que crezcamos y nos adecuemos a la imagen que él (Jesús) tiene de nosotros. La conducta de cada uno la juzga sólo Dios y esto lo ha dicho el Papa", explicó el diplomático.