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En Uruguay ya sueñan con un estadio mundialista

Lo han pensado dos estudiantes de arquitectura y se basan en la posibilidad del Mundial 2030. La base: el estadio Centenario de Montevideo.
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Hace unos años surgió la idea, basada en la experiencia de Corea y Japón 2002, de que Argentina y Uruguay organizaran un Mundial en 2030 conmemorando el centenario del primer mundial de fútbol, disputado en Uruguay.

Es una idea fue reconfirmada por el presidente de la Asociación Argentina de Fútbol, Julio Grondona. Está claro que el sueño de organizarlo está encadenado con el otro, el de ganarlo.

El diario El Observador de Montevideo publica que en 2009, dos estudiantes avanzados de arquitectura buscaban un proyecto para presentar como trabajo final de la carrera y se les ocurrió remodelar el Estadio Centenario para adecuarlo a los estándares FIFA. Es un tercer eslabón en esa cadena de sueños. Ellos son Mariana Antía y Alejandro Pagano. Trabajaron tres años en el proyecto y se recibieron con esa carpeta.

La remodelación del Centenario

El Estadio, como se lo conoce en Montevideo, perderá una serie de peculiaridades si algún día se hace realidad el proyecto de Artía y Pagano. En primer lugar aparece el techo, que cubrirá el 85% de las 63 mil localidades. El proyecto mantiene la estructura de cuatro tribunas y techo en cada una de ellas. En el caso de la Olímpica, se respeta la Torre de los Homenajes y su espacio de influencia, tal como se ve en la foto.

En segundo lugar desaparecen los taludes. “Mirar un partido a través de un tejido de alambre es muy folclórico”, reconoce Pagano, pero no se corresponde con los requisitos modernos.  Las plateas América y Olímpica, con sus butacas de hormigón, también se van. Ambas cosas tienen que ver con uno de los ejes centrales de la remodelación: la relación del público con la cancha.

También desaparece el túnel. Los jugadores de ambos equipos salen juntos a la cancha, como se ve en televisión, con la toma famosa del juez agarrando la pelota de un pedestal y entrando al césped junto con los jugadores.

Otro que se va es el foso. La separación entre el público y la cancha será nula, como en tantos estadios del mundo.

Eso plantearía una serie de problemas de seguridad, algo de lo cual los arquitectos no quieren ni hablar. Entienden que en caso de hinchadas visitantes o partidos de alto riesgo “se pueden tomar medidas especiales”, con vallados divisorios en las tribunas, pero en el proyecto  resuelven problemas técnicos, no culturales. “Una de las vías de escape, en caso de necesidad de una evacuación rápida, es la cancha”, ejemplifican, como para que quede claro que la concepción es moderna, y supone estar inserta en un entorno civilizado.