Raúl Soldi en el vestuario
Continúan en MDZ por parte del consultor de arte Carlos Pinasco, los homenajes al gran artista Raúl Soldi a 30 años de su partida
La restauración por parte del Teatro Nacional Cervantes de piezas del vestuario de la puesta en escena de “Las Mujeres Sabias” sesenta años atrás dan pie a recordar una historia que no merece ser olvidada. Raul Soldi, de quien se cumplieron en marzo tres décadas de su partida, tuvo desde su etapa formativa en la Academia de Brera de Milan una estrecha relación con la estética del vestido.
Ya en Buenos Aires en los fines de la década del cuarenta y principios de la siguiente participo activamente en el programa “El arte en la calle” ambientando vidrieras de Harrods en la calle Florida. Hizo también para la semana de la primavera de 1954, una película basada en el trabajo de todos los artistas presentes, ese año en el festejo de la tradicional casa porteña.
Recordemos que Soldi, por aquella época estaba muy ligado al cine nacional al que le aportó mas de cien escenografías y que si bien luego, al dedicarse de lleno a la pintura, abandonó el séptimo arte, su hijo Diego continuó con el metier. Mas tarde, cuando Soldi es invitado a exponer en Rumania, deslumbrado co el colorido de las vestimentas tradicionales pinto una amplia serie que mostró a su vuelta a Buenos Aires.
Los vestidos que ahora restauro el Teatro Cervantes corresponden a la puesta de “Las Mujeres Sabias” de Molliere presentada el la Sala Casacuberta del Teatro San Martin, bajo la dirección de Carlos Muñoz. Fue en abril de1964 y en escena estuvieron Violeta Antier, Lydia Lamaison, Irma Cordoba y Luis Brandoni entre otras rutilantes figuras del teatro.
La elección de la sala fue forzada por un devastador incendio que siete años antes había dejado inutilizado el Cervantes. Restaurado mas tarde, hoy el mas que centenario luce a pleno.
La traducción de la historia obra estuvo a cargo de Manuel Mujica Lainez y Soldi fue el responsable de la escenografía y el diseño del vestuario. Aquella escenografía incluía un gran telón de 12 por cuatro metros pintado al óleo sobre lienzo que daba marco a todos los actos de la obra. En ella en un ambiente palaciego aparecen algunos personajes con los vestidos ahora restaurados.
Terminada la puesta Soldi conservo su trabajo. Enrollado, durante muchos años fue un verdadero incordio que no encontraba destino. En 1972, por una circunstancia fortuita el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires le dio un digno destiten su sede de Callao y Las Heras donde ahora se presentaron las piezas del vestuario restauradas.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.
carlosmpinasco@gmail.com