Entrevista

Francisco Lumerman: “Disfruto de llegar a públicos a los que no podríamos llegar”

El director, dramaturgo, actor y docente representa a Buenos Aires en la 37° Fiesta Nacional del Teatro con ‘La vida sin ficción’. Después de su primera función en el festival, dialogó con MDZ sobre esta obra que marcó un antes y un después en su carrera.

Pablo Gordon
Pablo Gordon viernes, 15 de septiembre de 2023 · 16:06 hs
Francisco Lumerman: “Disfruto de llegar a públicos a los que no podríamos llegar”
Francisco Lumerman El artista escribe y dirige sus obras desde 1998 Foto: Instagram

Antes de La vida sin ficción, a Francisco Lumerman le atemorizaba actuar en alguna de sus obras. “Era temor o pudor; sentía que no iba a poder… no sé, esas cosas que uno se inventa”, reconoce en diálogo con MDZ y agrega: “Tenía un prejuicio a priori de que no se puede hacer todo”.

La obra presenta historias entrecruzadas. La escribió en pandemia, la dirige, la actúa y la estrenó en 2022 en Moscú Teatro, la sala que tiene en Villa Crespo y donde también da clases. Pero, ¿qué fue lo que lo motivó, por primera vez, a asumir los tres roles en un mismo trabajo? “Empecé a escribir tres materiales y en algún momento entendí que podían funcionar como tres historias que se iban contando en simultáneo. Había una en particular que estaba muy ligada a mi biografía. Comprendí que claramente yo tenía que ser ese personaje. Después vino la decisión de dirigir o no. Me hice cargo; era el momento de ir por todo”, afirma.

Hoy, Lumerman está en Catamarca, una de las sedes de la 37° edición de la Fiesta Nacional del Teatro. Es que La vida sin ficción quedó seleccionada para representar a Buenos Aires en este encuentro que reúne a teatristas de todo el ancho y largo de la Argentina. Después de su primera función en el festival, el artista dialogó con MDZ.

'La vida es una ficción' es la primera obra de su autoría en la que Francisco Lumerman actúa / Foto: Gentileza INT

- Esta obra te dejó como enseñanza que podés asumir más de un rol.
- Sí. Cuando dirijo me gusta mucho dirigir actuación y había algo de eso, que se me iba a escapar. Me sirvió mucho llamar a Jorge Eiro, un director porteño que me ayudó con la dirección de actores. Pero también creo que tiene mucho que ver con este material en particular. No sé si es algo que repetiría todo el tiempo, pero fue la mejor manera de abordar, habitar y probar este material. Como actor, muchas veces, trabajé más como un trabajo; digamos, en realidad no hice tanto teatro independiente. Trabajé más en el Teatro San Martín o en teatro comercial. 

- Sos dueño de una sala independiente, ¿por qué nunca habías trabajado en Moscú teatro?
- Nunca actué en mi sala, no se me daba (se ríe). Es medio raro, pero me salían otro tipo de trabajos y de golpe, la pandemia fue el momento de darme cuenta que tenía el deseo de habitar también ese lugar. Era algo que no había experimentado.

- ¿Cómo fue la experiencia de pasar de hacer una función intimista en una sala para 70 personas a un teatro con 1200 butacas como el Cine Teatro Catamarca? 
- Fue algo que nosotros no decidimos, el Instituto Nacional del Teatro nos dio esa sala y al principio me pregunté si era pertinente. Después, lo tomé como un desafío más, como la experiencia de la fiesta; también de poder probar otro tipo de espacialidad y ver qué pasaba con eso. Había trabajado muchas veces en teatros grandes con otro tipo de obras y Muma (Rosario Varela) también, no era algo que nos asustara en ese sentido, sino que era por la obra. No sabíamos si era el mejor formato. La verdad es que fue una experiencia que a mí me sorprendió muchísimo porque había mucha gente. Sentí que pudimos mantener, por supuesto, otro tipo de vínculo que no es el mismo de mirar a los ojos a la persona, que si pasa en Moscú, pero que sí se pudo armar la ceremonia. Fue distinta, pero a mí me sorprendió mucho. Hubo algo de la distancia de los espectadores que habilitó otras reacciones que, en general, en la intimidad se reprimen más. 

- Hay varias cosas autorreferenciales en la obra, ¿cuánto hay de ficción y cuánto de realidad?
- A mí me gustaba que, mientras la obra se iba haciendo, se vaya preguntando un poco sobre eso que se estaba hablando. Qué es la ficción, la realidad, el actuar, la locura, quién decide qué relato es real…  Hay un montón de cosas que circulan y, para mí, todo eso está todo el tiempo. Quería que eso estuviera evidenciado en la puesta, que el público viera a los actores actuando, preparándose para el personaje que viene. De alguna manera, hay una parte de ficción que es que el libro “La vida sin ficción” no existe. Mucha gente me escribe para comprarlo. Eso me parece un logro total. Después hay cosas que pertenecen a mi biografía. Mi papá se murió y ese relato que hago es lo que pasó o es lo que yo recuerdo que pasó porque en realidad no es lo que pasó. Ahí empieza un juego, pero está muy ligado a mi vida. Después hay muchas cosas que están ficcionadas y parten de mi biografía concreta y real, pero es un poco lo que me pregunto: dónde está el límite entre la ficción y la realidad una vez que las cosas ya pasaron.

- ¿Y qué respuesta le encontraste?
- Es un poco la que digo en el texto. La posibilidad de narrarnos es la posibilidad de trascender y al mismo tiempo es la forma; el lenguaje es lo que nos permite a los seres humanos habitar el mundo. El lenguaje es una ficción.

Francisco Lumerman, Ignacio García y Rosario Varela en escena / Foto: Gentileza INT

- No es la primera vez que participás en la FNT, ¿qué significa para vos este festival? 
- Siempre es una gran alegría quedar elegido. En este caso, me pasó particularmente que sentía que el jurado era muy distinto, pero a todos les tenía mucho aprecio en su mirada, entonces me dio mucha alegría que elijan la obra. Después, en las dos experiencias que voy teniendo, me parece un espacio muy rico, muy necesario, muy importante para el teatro nacional. En este contexto en el que estamos, no dejo de pensar en lo valioso que es un Estado que hace un esfuerzo para que podamos convivir teatralidades de regiones muy distintas, que podamos juntarnos a pensar y que seguramente esto alimenta al teatro de todo el país. En lo particular, disfruto mucho de llegar a públicos a los que no podríamos llegar con nuestros espectáculos, me parece hermoso y es muy gratificante. Tenemos muchas ganas de que esta obra se mueva por lugares insospechados.

Para agendar

 

La vida sin ficción

En La Fiesta Nacional del Teatro: hoy, 18 horas, Cine Teatro Catamarca (San Martín 515, Catamarca).

En cartel: sábados y domingos, en Moscú Teatro (Ramírez de Velasco 535, Buenos Aires).

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