La emoción de María Becerra al recordar a su abuela, que padecía Alzheimer
María Becerra no pudo contener las lágrimas al recordar a su abuela, que tenía Alzheimer.
En una emotiva charla, María Becerra no logró contener las lágrimas al recordar a su abuela, que padecía Alzheimer. “El recuerdo más preciado que tengo es con mi abuela, que falleció. Ella tenía 90 años y la tenían que cuidar: había que darle la comida, ponerle un pañal, bañarla, limpiarla, todo”, comenzó contando.
“Y de repente, llegó ella, mi abuela, la que yo no conocía en realidad. Y me enamoré”, agregó la cantante en Se Regalan Dudas, el podcast de Lety Sahagún y Ashley Frangie, el más popular de México.
“Entablé una relación única. Ella tenía Alzheimer. No se acordaba del nombre de ninguno de sus hijos. El mío se lo enseñé cuando la vi: María de los Ángeles. Y ella lo decía mal: decía María de los Andes”, compartió María Becerra. “Con Alzheimer y todo no recordaba ningún otro nombre y el único que recordó hasta el día de su muerte fue el mío. Increíble”, añadió.
“Lo que más atesoro es cómo me miraba ella. Me cambió la vida. Me cambió la forma de pensar. Tan chica cuidando a alguien, dándole de comer, dándole los medicamentos, haciéndole los memo test para ejercitar su memoria, jugando con ella. Cuando ella me miraba, yo sabía que ella sabía que la estaba cuidando”, expresó la cantante.
Sobre cómo era su vínculo con su abuela, María Becerra abrió por completo su corazón y dejó caer las lágrimas. “Yo la levantaba, le cambia el pañal, le levantaba la cama. Yo daba mi vida por mi abuela. Cuando ella murió, para mí fue durísimo. Creo que nada en la vida me costó más que la muerte de mi abuela. Al día de hoy me emociono. Y pasaron muchos años”, confesó.
Asimismo, María Becerra reveló una increíble experiencia que vivió luego del fallecimiento de su abuela. “Al otro día de su muerte, ella me apareció en la cama donde ella dormía, porque dormíamos en la misma habitación. Apareció sentada y yo siento que fue su despedida, porque no la pude despedir. Abrí los ojos de la nada. Eran las 6 de la mañana y la vi ahí sentada. Fue sólo eso”, contó.
“Ella tenía un aro blanco de luz, brillaba, estaba toda blanca, ahí sentada y sólo me miraba. Fue el regalo más increíble”, agregó María Becerra en la más que emocionante charla en la que dejó ver su costado más sensible.