Eduardo Blanco: "Las nuevas plataformas nos hacen más individualistas"
En Argentina hay miles de actores que tienen la posibilidad de trabajar en distintos formatos ya sea televisión, cine o teatro. Entre esos miles hay varios que se destacan y logran papeles que superan generaciones y etapas para convertirse en íconos de la actuación. Dentro de ese abanico está Eduardo Blanco. Con una extensa y destacada carrera actoral, el protagonista de El hijo de la novia y Luna de Avellaneda, entre otras, ha triunfado tanto en Argentina como en España, en donde ha hecho innumerables trabajos tanto en la pantalla como en el teatro.
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En la actualidad Eduardo Blanco protagoniza, junto a Luis Brandoni, la obra de teatro Parque Lezama. Esta propuesta, dirigida por Juan José Campanella, está en la cartelera del nuevo Teatro Politeama de miércoles a domingo.
Esta obra tuvo su estenó hace 10 años y ahora, tras algunos años fuera de cartel, retornó en el teatro recientemente inaugurado sobre calle Paraná, a metro de Corrientes, y es una parada obligada para el teatro argentino. Luis Brandoni se sumerge en el rol de León, luchador incansable y mentiroso compulsivo, y Blanco hace el papel de Cardozo, un encargado casi ciego a punto de ser jubilado a la fuerza comparten la vida en el Parque Lezama.
El compromiso de León choca con el conformismo de Cardozo. Y aunque Cardozo elija siempre no meterse en problemas y "arreglar", León lo obliga a ponerse de pie y presentar batalla. Juntos se harán notar en un mundo que los quiere invisibles. Desde su banco en el parque intentarán cambiar el mundo, lograr la justicia social, luchar contra el narcotráfico, rescatar doncellas en peligro y detener el tiempo. Quizás no lo logren, pero en el intento cambiarán sus vidas, y quizás la del espectador.
MDZ dialogó en exclusiva con Eduardo Blanco sobre esta exitosa propuesta teatral, además de recordar algunos momentos inolvidables para el cine nacional y el presente del mundo del teatro.
- Un extenso recorrido, 10 años, gira y Parque Lezama vuelve a la cartelera en un teatro nuevo
- La estrenamos hace diez años, la hicimos durante cuatro años, paramos tres y después surgió la posibilidad de España. La idea era seguir, pero vino la pandemia. Ahora nuevamente estamos aquí. Estuvimos con el estreno en el teatro más antiguo de la ciudad (Teatro Liceo -inaugurado en 1872-) y ahora estamos en el más moderno (Teatro Politeama -inaugurado en 2022-).
- Después de tanto tiempo el guión sigue en absoluta vigencia...
- Yo creo que la obra habla de un abanico de cosas que nos excluye e inclusive si querés como país porque, por ejemplo, la llevamos a España. Tiene una temática universal y después puede haber componentes puntuales: acá se llama Parque Lezama. Es una obra norteamericana cuyo título original es Yo no soy Rappaport, de los años 70, que originalmente se desarrolla en el Central Park y Campanella hizo una adaptación acá.
- Poder estar en una obra de Juan (Campanella) con Luis (Brandoni) es algo muy mítico también...
- Son esos lujos que nos tocan. A mí me ha tocado a lo largo de mi recorrido profesional darme algunos de ellos. Y este es uno. Beto (Brandoni) es un actor de cine, teatro y televisión de toda la vida y con trabajos que todavía quedan en nuestra memoria. Cuando a mí me dieron la primera vez el carnet de la Asociación Argentina de Actores, él era el secretario general y Jorge Rivera López, el presidente, y fueron ellos los que me entregaron el carnet de actores en esa época. En esa época él hacía una obra con Federico Luppi, que se llamó Convivencia, una obra de Oscar Viale que yo debo haber visto en mi época de estudiante. Y después bueno que decir de Made in Lanús o de tantas otras que él ha hecho. Y bueno, espero que dentro de esos títulos esté también Parque Lezama, porque ya hicimos más de mil funciones.
- ¿Cómo es hacer mil funciones? ¿Cambia algo de la primera a la última?
- La vida en diez años cambia muchas cosas. Los dos hacemos personajes de 80 y pico de años. En mi caso es un anciano vulnerable y él es un anciano un poco más entero, pero diría que yo me estoy acercando cada vez más a la edad del personaje que la estrené con 55, así que bueno ya me voy acercando jajaja. Pero más allá de eso, mucha gente que viene a ver a este teatro dice cuántas cosas le cambian. Somos siete personajes sobre el escenario y el elenco es otro, por lo tanto, ya en principio cambió el elenco. Ahora es la primera vez que trabajamos con sonido, siempre trabajábamos con sonido ambiente. Esto hace que algunos matices, algunas cosas que a lo mejor pasaban por arriba, ahora se aprecien más y supongo que habremos agregado alguna cosa. No somos de agregar mucho porque tanto la estructura como los diálogos son muy precisos.
- Has pasado mucho tiempo en España también...
- Nunca me mudé a vivir allá. Siempre fui a trabajar, lo que pasa que en una oportunidad vas a hacer una película dos o tres meses y volvés o una serie, pero yo llevé un compromiso de ocho meses, después me salió una serie que se hicieron tres temporadas y después a eso vino pegado Parque Lezama, en conclusión me pegué un año y medio de corrido allá. Hace seis años que mi hijo vive allá y tengo amigos allá también. Y me pasa cuando estoy acá y hace tiempo que no voy, como este año, y extraño un poco allá. Y cuando estoy allá también un poco extraño acá.
- ¿Qué trabajo sentís que fue un quiebre en tu carrera?
- Hubo para muchos de nosotros un quiebre profesional, en el buen sentido, con El hijo de la novia porque fue una película que fue éxito en casi todos lados donde se estrenó, que ganó premios en festivales. A veces esa conjunción de cosas no es tan fácil, fue un éxito y aunque no lo ganó estuvo nominada al Oscar. Yo decidí dedicarme a esto cuando tenía 25 años quizás hasta El hijo de la novia fueron 15 ponele o 12 años de remo en dulce de leche. Pero bueno estas profesiones artísticas en general, en todos lados del mundo, tiene sus particularidades. No resulta tan sencillo, pero que cuando uno tiene pasión, tiene deseo y sueña con proyectos, tarde o temprano se cumple.
- ¿Cuándo pensaron que El hijo de la novia iba a ser lo que fue?
- Seguro que no en el momento. Me acuerdo que Juan invitaba a gente a ver la película que no conocía nada del rodaje y no dejaba que vayamos los actores. Siempre lo hacía con todos sus trabajos, pero con El hijo de la novia hizo una excepción y nos permitió a escondidos verla a Ricardo (Darín) y a mí.
Cuando terminó la película nos emocionamos y sentimos algo raro. No sé qué había detrás de eso. Recuerdo eso como anécdota de decir bueno, a lo mejor en esta película hay algo.
- ¿Cambió la forma de crear con las plataformas? Ahora es todo más efímero...
-De pronto las plataformas me parece que está buenísimo para llevarte todas tus películas o series en un teléfono. Ahora podés ver un montón de películas o de series que no viste en cualquier momento. Nosotros hicimos hace muchos años la serie Vientos de agua que hace cuatro o cinco años que está Netflix y nos puede ver cantidad de gente que no la había visto. Pero a la vez desde el punto de vista del cine o de la televisión, yo no sé cuántas plataformas van a perdurar en el tiempo. Lo que ocurre es que antes un éxito en un programa de televisión que se podía ver y después en la empresa, en la fábrica, en la escuela se compartía con tus amigos, con tus conocidos. Este podías compartirlo comunitariamente. Ahora con las plataformas no sucede tanto eso, porque a lo mejor la ves a destiempo de otros, a lo mejor justo esa plataforma vos no la tenés o el otro no la tiene. Pasan esas cosas que nos hace, creo yo, más individualistas y eso a mí no me entusiasma mucho.
- ¿Argentina 1985 merecía ganar el Óscar?
- El tema de los merecimientos... A ver, yo creo que todas las que estaban nominadas lo merecían. Nosotros cuando fuimos con El hijo de la novia también lo merecíamos y no lo ganamos. Yo creo que sí que lo merecía, yo hubiera deseado que lo ganara, pero hacer ese recorrido, ese camino, no es tan sencillo. Es muy meritorio.