Fede Bal confesó cómo es su terapia para dejar de ser infiel
El actor explicó el proceso singular que lleva a cabo para sanar de su pulsión por las mujeres.
Pocos escándalos adquirieron semejante repercusión como el que protagonizó Fede Bal en el verano, con el descubrimiento de sus múltiples infidelidades a Sofía Aldrey, quien era su pareja desde hace tres años y que se topó con pruebas de todos los colores.
En ese momento, se filtraron chats hots con otras mujeres, indicios poderosos de relaciones paralelas y todo tipo de material probatorio de los engaños del hijo de Carmen Barbieri. Una controversia que tiñó todos los medios de comunicación y que obviamente derivó en la separación de la pareja.
Ha transcurrido un tiempo desde que se destapó esa olla, por eso Federico se expresa con otra postura sobre sus comportamientos erráticos. En ese sentido, el actor admitió que transita por una terapia honda y peculiar para curarse de esa tendencia a quebrar el pacto de monogamia.
En una charla con Intrusos, Bal reconoció a calzón quitado: “La terapia viene muy bien. Tengo un terapeuta muy bueno. Que en realidad son él charlas en donde él me caga a pedos y me lleva contra la pared”. Una descripción llamativa, que causó sorpresa por los métodos.
En cuanto a su aprendizaje, a los cambios que planea ejecutar, el hijo de Carmen especificó: “Estoy entendiendo que hay otras formas de vincularse en la vida, y que tengo una necesidad grande, enorme, de serme fiel a mí en primer lugar, de lo que me pasa, de lo que siento”.
En la continuidad de su relato, Fede agregó: “Me parece que va por ahí, serle fiel a uno para poder serle fiel a una mujer el día de mañana”. En tanto que le preguntaron si ya se encuentra disponible y curado para conformar un noviazgo y respondió: “Creo que la vida es mejor siempre en pareja”.
Así como se encargó de aclarar que todavía restan cumplir algunos pasos: “No lo sé. Tampoco lo estoy buscando. Estoy viajando mucho y estoy muy poco en el país como para que también alimentar una relación y hacerla crecer. Pero el día de mañana me encantaría, ¿cómo no?”.