Entrevista

Germán Daffunchio, de Las Pelotas: "Los laboratorios la están juntando en pala"

A tres décadas del lanzamiento del primer disco del grupo, el cantante, guitarrista y compositor reflexiona sobre el poder de la canción como forma de exteriorizar lo que uno piensa, la música como terapia, y la importancia de transitar el camino como artista sin traicionarse a sí mismo.

Gonzalo Arroyo
Gonzalo Arroyo domingo, 6 de febrero de 2022 · 13:15 hs
Germán Daffunchio, de Las Pelotas: "Los laboratorios la están juntando en pala"
"La composición ya es parte de mi vida", resalta Germán Daffunchio. Foto: Hernán Zenteno - LA NACION

"Si tengo que ser honesto, yo no puedo pensar algo más que en mañana", responde Germán Daffunchio ante la pregunta sobre los próximos planes de la banda. La pandemia mundial de Covid-19 afectó fuertemente a toda la industria de la música, y Las Pelotas no fueron la excepción. "Es muy loco todo lo que pasa, uno trata de adaptarse a algo tan extraño, con tanta incertidumbre en el futuro", agrega sobre lo complejo de planificar en este particular contexto. "Nosotros acabábamos de lanzar un disco de estudio en marzo de 2020. Nos moríamos de ganas de tocarlo en vivo y estábamos armando el show de presentación en el Hipódromo de Palermo cuando se pudrió todo. Y quedó trunco", recuerda sobre el lanzamiento de "Es así", una semana antes de que detonara todo.

Pero si hay algo que aprendieron en este largo camino junto a la música, que ya supera las tres décadas sobre los escenarios, es a reponerse de las situaciones adversas. Saber poner el pecho y reinventarse.

Daffunchio hoy tiene 60 años. Comenzó con la música a principios de los ochenta formando parte de Sumo, una de las bandas más importantes – e influyentes- de la historia del rock nacional. La muerte de Luca Prodan llevó definitivamente a la disolución del grupo. Meses más tarde, German ya estaba nuevamente en la ruta con su nuevo proyecto musical.

Tomás Sussman, Sebastián Schachtel, Gabriela Martínez, Gustavo Jove, Germán Daffunchio y Alejandro Gómez, los seis magníficos de Las Pelotas.

- Más allá de tus inicios con Sumo, ya son tres décadas ininterrumpidas con Las Pelotas, ¿cómo llevás esto de estar tan presente en la música?

Es parte de mi vida. Pongo todos los discos y tengo toda mi vida ahí, lo que no quiere decir que sea la única razón por la cual estoy en este mundo. Pero sí, es una profesión que ya está en mi sangre. Nunca pensé que a esta altura iba a seguir haciendo lo que estoy haciendo. Es una parte esencial. Es la terapia que siempre utilicé, primero para mí mismo, para exteriorizar lo que pienso, y segundo para no sentirme cómplice de las cosas que uno ve y de las que no está de acuerdo. Yo creo que el arte se trata eso, de que cada uno, a su manera, genere una reacción en la gente, algo.

- Alguna vez dijiste que la inspiración para escribir canciones tiene que ver con la unión, de comulgar con el otro.

Nosotros como banda nos retroalimentamos el uno al otro. Cuando vos tenés unión musical se crean lazos. Después de tantos años grabando discos, la composición ya es parte de nuestra vida. Cuando vos empezás a hacer música la gente cree que es hacer un disco bueno, ganar guita, pero esos parámetros de venta no me representan. La mayoría de los artistas se han dedicado a vender su producto de la manera más segura posible, pero decir las cosas que sentimos o utilizar la música como terapia para poder largar lo que te está oprimiendo, es otro camino, un camino que no está basado en sostenerte porque hiciste un hit.

- Transitamos un momento particular a nivel mundial que tiene que ver con la pandemia. ¿Cómo les pegó en lo grupal?

Todos sufrimos esta crisis, esta pesadilla. Nuestro caso no creo que haya sido distinto al de otras personas. Es muy loco todo lo que pasa, uno trata de adaptarse a algo tan extraño, con tanta incertidumbre en el futuro. Pero de alguna manera esta pandemia desencadenó un nuevo material. Grabamos un disco acústico. Cada uno aportó lo suyo desde su casa. Así encontramos la manera de estar comunicados y enganchados a pesar de la distancia y al final terminó siendo una gran terapia. Fue muy interesante reversionar temas, buscarles otro espíritu, otro ánimo.

Además, este material fue la base para poder tocar durante la pandemia, ya que esto nos obligó a adaptarnos para poder dar shows al 30% o al 50% de la capacidad, con la gente sentada y distanciada. Quizás para un cantante romántico es lo mismo, porque la gente siempre estuvo sentada, pero en un show de rock, donde el público va a sentir, saltar, transpirar, descargar adrenalina, nos puso en el desafío de lograr un show de dos horas y que la gente disfrute sentada. Ese es el gran desafío de un show acústico: que no se caiga, que no se transforme en un plomo. Finalmente la experiencia fue alucinante, las veces que lo presentamos estuvo buenísimo.

- Hablemos un poco de “Versiones desde casa”. ¿Cómo fue la experiencia de grabar un disco a distancia después de tantos años de hacerlo todos juntos en un estudio?

El otro día escuché una terminología que me gustó: un disco hogareño. Es un disco tranquilo, que tiene buenos sentimientos, tratando de no tirar palos, porque en estos momentos está todo lleno de fruta podrida y no vale la pena, no hay otra intención más que llevarlos a disfrutar de un buen momento.

Fue un desafío a todo nivel. Cada uno tuvo que grabar con lo que tenía en la casa y con el instrumento que había ahí, ya que no había posibilidad de moverse. Fue un trabajo muy interesante. Fue un disco de terapia.

Nosotros tenemos mucha experiencia en estudio, muchos años grabando juntos, entonces esto hizo que pudiésemos grabar de una manera mancomunada. Me mandaban todo lo que iban grabando y nosotros en el estudio íbamos probando si había que grabarlo de vuelta, tratando de aproximarnos al sonido ideal dentro de las limitaciones.

- Me imagino que fue complicado elegir sólo 8 canciones, habiendo tantos temas para reversionar.

La elección de canciones fue más emocional que mental. Esto no es un grandes éxitos versionados de forma acústica. Por ejemplo, "Víctimas del cielo" es una versión que tiene solo arpa y voz. Hacer esa versión fue un desafío muy interesante porque el tema sigue teniendo el mismo espíritu y la misma dinámica. Fue un desafío alucinante. Además, nosotros no teníamos la obligación de grabar otro disco, acabábamos de sacar uno. Fue una cosa mucho más placentera, una manera de compartir la soledad que teníamos todos.

- ¿Planes para el futuro?

Si tengo que ser honesto, yo no puedo pensar algo más que en mañana. Uno desea que esto se acabe lo antes posible, pero la verdad es que estoy preocupado y la información que tenemos no difiere de los intereses políticos o la necesidad de guita que hay. No sé exactamente qué es lo que está pasando, porque dicen que el virus está mutando y cada vez es peor, así que no quiero ser optimista al pedo. Sé que si algún día todo vuelve a la normalidad tocaremos más felices que nunca, pero me cuesta. Uno tiene la necesidad de proyectar, pero mi sentido común me dice que no empiece a tocar las maracas si todavía no es carnaval.

- Siendo un poco optimistas, dentro de lo posible, a vos te tocó pasar el momento más duro de la pandemia en tu casa en las sierras de Córdoba, un lugar hermoso, alejado de la ciudad, rodeado de naturaleza, ¿cómo lo viviste?

Estoy acá no por casualidad, es una elección de vida. Pasé más de un año y medio encerrado en medio del monte, no tuve contacto con la gente… aislamiento total. ¿Y sabés qué? Pasé un año y medio sin presiones. Por ese lado fue altamente positivo. Fue un ejercicio mental diario, encontrar cosas para hacer, ocupar tu cabeza para no enfermarte. Estoy agradecido de estar acá. Pero, aunque ese aislamiento es voluntario, si tenés un infierno adentro tuyo lo vas a llevar a todos lados. Los lugares no te hacen. Sé que no vivo en una ciudad porque no me bancaba vivir en un departamento con gente arriba, abajo, en los costados. Hay una consecuencia de vivir en la ciudad que es como una prisión domiciliaria. De todas formas nadie la pasó bien, excepto los laboratorios, que la están juntando en pala. Esto ha mostrado la gran mentira de nuestros políticos. Durante décadas y décadas prometiendo salud, educación y jubilación digna. Esto es una muestra de cómo nos han mentido, especialmente en Sudamérica, en países con otro tipo de políticos no suceden estas cosas.

Todo lo que nos ha pasado nos ha llevado a tener esta clase política tan berreta, egocéntrica y fuera de la realidad. Los veo como cantantes de rock, agarrando los micrófonos cantando la misma canción a todos los lugares donde van, haciendo los mismos movimientos estudiados para emocionar a la gente, para que los boludos aplaudan cuando les dicen que aplaudan, todo muy poco serio. El mundo actual requiere gente verdaderamente capacitada, que debatan qué es lo que más nos conviene a nosotros y no una parodia donde el teniente general dice que levanten la mano. Eso es antiguo. El mundo actual necesita gente que trabaje de manera mancomunada y no esta creencia de que va a venir uno a salvarnos.

- Ya que hablamos de crisis política y social, ¿qué pensás de esas canciones que escribiste hace tantos años y que hoy siguen siendo tan actuales?

Muchas veces pienso en eso y te confieso que me siento orgulloso. En el momento no pensás que estás haciendo éxitos comerciales, las hacés porque estás tirando fruta. Aunque esto tiene su costo porque no las pasan en ningún medio. Pero yo me siento orgulloso. “Esperando el milagro” es del 2003 y ahí hice una radiografía de una justicia que era una cagada y actualmente estamos en lo mismo; “La clave del éxito”, también, mantenernos dormidos, comiendo basura en paquetes, el mundo consumiendo mentiras, la vida de ajenos que no conocés; “Corderos en la noche” habla de un país de ovejas que necesitan de un pastor que los mueva; “Basta” lo hicimos pensando en las manifestaciones, y ahora todo el mundo se agarra la cabeza.

Me siento bien por un lado, pero por otro decís “qué cagada ,sigue pasando lo mismo”. Recuerdo que cuando escribimos esas canciones nos tildaban de que éramos jóvenes rebeldes que no aceptaban la sociedad, y no era eso, éramos artistas que estábamos tirando una versión de la sociedad que nadie más quería ver, ¿esa era la función del rock, no? Las canciones nunca van a dejar de ser actuales, lo triste es ver que nada cambió.

Archivado en