Crítica

La hija oscura: el lado B de la maternidad en una audaz película de Netflix

El debut como guionista y directora de Maggie Gyllenhaal en el terreno del largometraje, se posiciona con fuertes chances en la carrera por el Oscar. Fusionando códigos de drama intimista y thriller psicológico, la conocida actriz acierta con una ópera prima tan osada como inquietante.

Laureano Manson
Laureano Manson domingo, 23 de enero de 2022 · 22:51 hs
La hija oscura: el lado B de la maternidad en una audaz película de Netflix
Olivia Colman y Dakota Johnson

Entre los títulos que se anotan en carrera por el Oscar 2022 figura bien en lo alto esta notable ópera prima de Maggie Gyllenhaal, actriz a la que conocimos hace un par de décadas a través de joyitas como La secretaria y Donnie Darko, que ahora debuta como guionista y directora de esta historia basada en la aclamada novela de Elena Ferrante. Con un premio a Mejor Guión en el Festival de Venecia y nominaciones para la descomunal labor protagónica de Olivia Colman en distintos certámenes, La hija oscura fusiona códigos del drama intimista y el thriller psicológico en una experiencia tan osada como inquietante.

En el punto de partida del relato, vemos a Leda, una destacada profesora de literatura interpretada de manera magistral por Colman, llegando a una apacible isla griega para pasar unos días de vacaciones. Entre lecturas en la playa y un limitado contacto con su entorno, la mujer sale abruptamente de su zona de confort cuando una numerosa y pendenciera familia irrumpe en escena. Leda fija su atención en Nina (notable Dakota Johnson), una madre joven que divide su tiempo entre el cuidado de su pequeña hija y las tensiones con su pareja. Un día, la niña se pierde y cuando Leda la encuentra en una zona cercana, su primer encuentro con Nina asume ribetes enigmáticos.

Olivia Colman en La hija oscura.

El hecho de que sin mayores explicaciones la profesora decida quedarse con la muñeca de la niña, incrementa la serie de flashbacks a través de los cuales asistimos a recortes en el pasado de esa catedrática (interpretada en sus años de juventud por la ascendente Jessie Buckley), atravesada por la encrucijada entre el éxito profesional y su desempeño como madre. Más allá de la muñeca mencionada, la recurrente aparición de naranjas también construye un andamiaje de poderosa carga simbólica, que supera la habitual alegoría pasteurizada con la que buena parte del cine actual impregna objetos a los que les da un presunto sentido poético.

A medida que avanza la trama de La hija oscura, como espectadores nos vemos enfrentados a la más frontal caída de la romantización de la maternidad tan arraigada incluso en la cultura actual. Maggie Gyllenhaal no demoniza a la protagonista de la historia, ni a la joven mamá con la que ella se obsesiona, pero tampoco tiende puentes directos para que empaticemos livianamente con ellas. 

El film opera como una suerte de bomba conciencia que se debate entre la represión y el estallido. Admiradora confesa del cine de Lucrecia Martel, Gyllenhall logra combinar la urgencia física de los personajes de su relato con las contradicciones de su mundo interior. Con este primer paso en el territorio de la dirección de largometraje, la flamante guionista y realizadora se posiciona como una artista cuyos pasos habrá que seguir. Además, su audaz decisión de elegir como base literaria para esta ópera prima un material literario tan rico y complejo como el de la novela Ferrante, da sobradas cuentas de que estamos frente a una artista que no teme a los desafíos.

The lost daughter / Estados Unidos-Grecia / 2021 / 122 minutos / Guion y dirección: Maggie Gyllenhaal / Con: Olivia Colman, Dakota Johnson, Jessie Buckley, Ed Harris, Peter Sarsgaard.

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