Flor Otero, la actriz que canta lo que se calla de la maternidad
Junto a Sabrina Garciarena, Paula Kohan y Viviana Puerta, la reconocida intérprete de teatro musical protagoniza 'Madres', la obra que muestra el lado B de la llegada de un hijo al mundo. Sobre su experiencia como mamá y el ovacionado espectáculo formado íntegramente por mujeres, charló con MDZ.
Del otro lado del teléfono, una dulce voz le hace un tierno pedido a Florencia Otero. Es Nina, la pequeña que ya tiene seis años y llegó al mundo para “revolucionar” la vida de la actriz y, también, la de Germán Tripel, su papá. La niña le aclara “pero cuando termines de hablar”, ella accede y entre risas, dice: “Esto también es la maternidad”.
Para Flor, ser madre es “una aventura fantástica, una montaña rusa de emociones. Es estrés, amor genuino e infinito. No es algo eterno, hay algo que se renueva y por eso, el infinito está más relacionado”. Si bien hoy solo tiene una hija, la idea de agrandar la familia siempre está presente. “Tengo ocho hermanos y me encantaría tener más hijos para que Nina sepa lo que es tener un hermano. Me parecería precioso, pero queremos encontrar el mejor momento, saber a qué mundo lo estamos trayendo y poder estar al cien”, reconoce.
- Dicen que la llegada de un hijo te cambia la vida. En tu caso, ¿qué se modificó con el nacimiento de Nina?
- Nosotros la deseábamos y veníamos preparando el terreno para eso. Por supuesto que, al ser padres primerizos, hay un montón de cosas que te imaginás de una manera y no sabés cómo van a ser. Empezás a escuchar los cuentos “urbanos” hasta que te encontrás con que cada personita es única y cada vínculo también lo es. Se construyen de la fusión de la educación de tu pareja con la tuya. Es generar un vínculo con la persona que acaba de llegar al mundo y por supuesto, con la personalidad que trae. En nuestro caso, Nina tiene una personalidad muy marcada y nos vino a explicar un montón de cosas. Pensábamos que le íbamos a enseñar y ella vino un poco a revolucionar nuestras ideas y nuestra forma de ver el mundo.
- ¿Cómo la ves en un futuro? ¿Seguirá sus mismos pasos artísticos?
- Nina está empapada de arte y eso me deja el alma tranquila porque creo que el arte sana, salva y de verdad, te hace ver el mundo con otros ojos. Después, si ella se va a dedicar a eso o no… no lo sé. Seguro lo va a experimentar para sacarse la duda. Pero si es abogada, contadora, barrendera o lo que quiera ser, va a estar todo bien y la vamos a acompañar en lo que sea su sueño.
- Junto a Sabrina Garciarena, Paula Kohan y Viviana Puerta protagonizás Madres, un musical que muestra una faceta de la maternidad poco abordada. ¿Por qué creés que continúan habiendo tabúes?
- Con los años, ciertas temáticas de género se volvieron tabú por la poca comunicación de las mujeres con el mundo. También por la culpabilidad del rol de la mujer en la sociedad como procreadora y por simplemente ser mamá como único trabajo o como única realización como mujer. Madres, como un montón de obras, viene a hablar un poco de ese lado B. No viene a decir que no es hermosa la maternidad; es bellísima, pero también tiene un montón de cosas que no tienen por qué hacernos sentir mal y que a todas también nos pasan.
- ¿Cuál sería ese lado B?
- Por ejemplo, el sexo en la pareja después de ser mamá; cómo queda ese vínculo en la parte sexual con niños en el hogar. O como queda el cuerpo de la mujer y cómo exige el afuera que deberías verte. Están los que dicen ‘como es madre no puede vestirse de tal manera’. Di la teta un montón de tiempo, mi cuerpo cambió y no está mal. Se nos exige un nivel de perfección que es inalcanzable y muchas mujeres se frustran. Muchas queremos ser mamás, pero no dejar de ser mujeres. Si bien una está aparejada con la otra, habla de ese espacio personal de no dejar de ser. Eso, entre otras cosas.
- Es la primera vez que en Argentina tanto el elenco como el equipo creativo del espectáculo está conformado en su totalidad por mujeres, ¿cómo ha sido la experiencia?
- Hermosa y te agrego que la mayoría son madres, lo cual fue una tranquilidad enorme que no me había pasado, por lo menos, en los últimos seis años que soy mamá de Nina. Cuando te convertís en madre, para muchos laburos te convertís en un problema porque saben que es probable que si tu hijo o hija tiene fiebre llegues más tarde o faltes. En este caso, todas estábamos en esa situación, entonces había algo que estaba tácito. Por ejemplo, si estaba Olimpia, que es la hija de Paula, y quería tomar la teta se frenaba; si venía Nina a un ensayo, todas estábamos disponibles para que ella se divierta; lo mismo con León, el hijo de Sabrina. Hubo algo de tribu que fue muy hermoso y lo es, porque sigue siendo así.
- ¿A qué público está apuntada la obra?
- En su totalidad, mujeres. Pero la realidad es que todos, o en su mayoría, venimos de una madre y hay algo que te hace ver a tu mamá. Vienen muchas chicas que en sus planes no está ser mamás y la pasan bomba igual. Hay otras que lo fueron hace muchísimo y que también dicen que lo vivieron de esa manera o lo sintieron así. También hay maridos, parejas, novios o hijos que dicen ‘wow, ¿así lo viven?’. Me pasó con Germán que me preguntó ‘¿de verdad lo sentiste de esta manera?’. Es una buena señal de que es un tema del que hay que hablar.
- ¿Cómo logran que el espectador se conecte con ese costado materno?
- El humor es un canal fantástico porque genera una complicidad de entrada. Hay una cuarta pared que se rompe y se hace cómplice al público de ese chiste o esa humorada. También la música, que abre ese otro canal para decir cantando lo que, a veces, las palabras solas no pueden decir.
Para agendar:
Madres
Viernes y sábado, 20 horas, y domingos, 20:30, en Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857, Buenos Aires) y por streaming. Las entradas se pueden conseguir en Plateanet o en la boletería de la sala.