Presenta:

La reinvención de la picada: abre en San Isidro el primer espacio donde el comensal diseña su propia tabla

Inspirado en una tendencia gastronómica de Miami, un joven emprendedor argentino apuesta en San Isidro a una propuesta de fiambres y una cava de alta gama.

Una propuesta de Miami en San Isidro.

Una propuesta de Miami en San Isidro.

La picada es, quizás, el ritual más sagrado de la amistad argentina. Sin embargo, la dinámica en los restaurantes suele ser estática: una tabla prearmada donde el comensal tiene poca decisión sobre el contenido. Con la premisa de romper esa estructura y ofrecer una "libertad gourmet", acaba de inaugurar en la Zona Norte de Buenos Aires Selvaggio, una propuesta que busca fusionar la alta calidad de quesos y vinos con la descontractura del autoservicio.

Ubicado en Av. Fondo de la Legua 59, San Isidro, el local abrió sus puertas este 18 de diciembre planteando un cambio de paradigma: que sea el cliente quien recorra, elija y arme su propia experiencia, maridándola luego con una etiqueta de vino seleccionada específicamente para su elección.

De Miami a San Isidro: la importación de una idea

Detrás de este proyecto se encuentra Tomás Molina, un emprendedor de 26 años que, lejos de seguir los formatos tradicionales, decidió importar una experiencia que lo cautivó durante su residencia en Estados Unidos.

“Estaba caminando por la ciudad [Miami] y encontré esta experiencia gastronómica que desde un primer momento me llamó la atención. Después, cuando conocí la idea de negocio entendí que era algo diferente y que podía funcionar muy bien en nuestro país”, explica.

WhatsApp Image 2025-12-19 at 17.47.17

El desafío fue adaptar ese modelo de self-service norteamericano al paladar exigente del argentino. El proceso de "tropicalización" de la idea y puesta a punto del local llevó más de doce meses, enfocándose en que la autogestión no signifique pérdida de calidad, sino todo lo contrario: una personalización del consumo.

Cómo funciona la experiencia "Selvaggio"

A diferencia de un restaurante convencional donde se espera en la mesa, aquí la dinámica invita al movimiento. La propuesta se basa en dos pilares. El Mercado de Fiambres, donde l cliente tiene a disposición una variedad de quesos, fiambres y embutidos para curar su propia tabla según sus preferencias exactas. Y el maridaje sugerido: Una vez armados los sabores sólidos, entra en juego la bebida. La carta de vinos no es un accesorio, sino el hilo conductor.

Uno de los puntos fuertes que destaca la crítica sobre esta nueva apertura es su cava, ubicada al fondo del local. Molina la define como "la joya" de la experiencia. No se limita a las bodegas industriales tradicionales; la oferta incluye desde etiquetas importadas de Francia hasta vinos de autor de bodegas boutique argentinas.

El espacio de la cava ha sido diseñado no solo para el almacenamiento, sino como un salón privado apto para catas, eventos corporativos y experiencias gastronómicas por pasos, buscando atraer tanto al público joven como al conocedor del vino.