Gilda, la voz que se transformó en mito y en santa popular
La cantante de música popular Gilda falleció un 7 de septiembre de 1996. Un repaso por su vida y por la fe que le profesan sus fanáticos.

Miriam Alejandra Bianchi, más conocida como Gilda.
El 7 de septiembre de 1996, la música tropical argentina sufrió una de sus pérdidas más dolorosas. Miriam Alejandra Bianchi, conocida artísticamente como Gilda, falleció a los 34 años en un trágico accidente de tránsito ocurrido en el kilómetro 129 de la Ruta Nacional 12, cerca de la localidad entrerriana de Chajarí. El micro en el que viajaba fue embestido de frente por un camión, provocando la muerte de la cantante, su hija, su madre, tres músicos de su banda y el chofer del vehículo.
La noticia conmovió al país entero. Gilda se encontraba en pleno ascenso de su carrera, convertida en una de las voces más reconocidas de la cumbia romántica de los años noventa. Su estilo, cargado de sensibilidad y cercanía con el público, la había consagrado como un ícono dentro de la movida tropical. Sin embargo, su historia no se detuvo en aquel trágico episodio.
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Gilda, la santa popular
Tras su muerte, Gilda trascendió los límites de la música para convertirse en un fenómeno de devoción popular. Sus seguidores comenzaron a atribuirle milagros y favores concedidos, especialmente relacionados con la salud y la protección de seres queridos. Con el tiempo, su imagen adquirió un halo de santidad: estampitas, remeras y altares improvisados se multiplicaron en distintos puntos del país, consolidándola como una de las “santas populares” más veneradas de la Argentina.
Su tumba en el Cementerio de la Chacarita y el santuario levantado en el lugar del accidente se transformaron en sitios de peregrinación. Allí, cientos de personas se acercan a pedir por trabajo, salud o amor, o bien a agradecer por los favores recibidos.
El legado de Gilda también se extendió a la cultura popular. Su vida y su trágico final fueron llevados al cine en una película protagonizada por Natalia Oreiro, que acercó su historia a nuevas generaciones. Sus canciones, como “No me arrepiento de este amor” o “Fuiste”, siguen sonando en radios, fiestas y escenarios, manteniendo viva la esencia de una artista que supo conmover a multitudes.
A casi tres décadas de su partida, Gilda no solo continúa siendo un símbolo de la música tropical, sino también un emblema de fe y esperanza para quienes encuentran en su recuerdo un motivo de consuelo y fortaleza.