El lomo mendocino: precios, estilos y testimonios sobre un clásico provincial
El lomo es parte de la identidad gastronómica de Mendoza. Cuánto cuesta en distintos locales y qué opinan los mendocinos.

El lomo mendocino es mucho más que un simple sándwich: es un ritual gastronómico que atraviesa generaciones y barrios.
@almacencervecero.maipuEl lomo mendocino ocupa un lugar de privilegio dentro de la gastronomía provincial. No se trata solo de un sándwich, sino de una tradición que ha acompañado a generaciones de mendocinos en juntadas familiares, reuniones de amigos, celebraciones improvisadas o incluso como plato elegido después de la jornada laboral.
A diferencia de otras provincias, en Mendoza el lomo refiere a un sándwich abundante preparado con carne vacuna a la plancha o a la parrilla, servido en pan francés, pan árabe o pan casero, acompañado de queso, jamón, vegetales frescos, huevo y aderezos. La versatilidad de sus versiones lo ha convertido en un símbolo gastronómico que se disfruta tanto en locales céntricos como en barrios periféricos.
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Los precios del lomo en Mendoza
Actualmente, los valores del lomito varían de manera significativa según el local, el tamaño y los acompañamientos incluidos. En A lo Bestia, por ejemplo, un lomo de 20 centímetros con carne veteada, lechuga y muzzarella ronda los $20.950 a través de aplicaciones de delivery. En Il Panino, un clásico grande con papas fritas alcanza los $17.000, mientras que en Ñam el precio de partida es de $13.900.
Otras propuestas mantienen un equilibrio entre sabor y accesibilidad. En Laureantino, el lomo en pan francés con lechuga, tomate, jamón, queso, huevo y mayonesa casera cuesta $11.000. En tanto, La Casita de Don Aldo ofrece un lomo especial acompañado de papas fritas a $20.999.
Las alternativas más económicas también tienen su espacio: en El Nuevo Bigote, el lomito criollo con salsa de tomate, lechuga y mayonesa casera se consigue por $5.500, convirtiéndose en una de las opciones más buscadas por quienes priorizan precio sin resignar sabor.
Qué dicen los mendocinos sobre los lomos
Los lomos forman parte de la vida cotidiana de distintos sectores del Gran Mendoza. Algunos mendocinos consultados por MDZ Estilo aportaron una mirada particular sobre cuándo y cómo elige disfrutarlos.
En Las Heras, Lorena, empleada de comercio, destacó: “En casa pedimos lomos sobre todo los sábados a la noche. Es rápido, rendidor y a mis hijos les encanta. No siempre elegimos los más caros, pero la costumbre no la perdemos”.
En Ciudad, Gabriel, estudiante universitario, señaló: “Para nosotros el lomo es la comida de juntada con amigos. Lo pedimos a domicilio o lo buscamos después de cursar los viernes. Depende la altura del mes, elegimos uno más simple o uno completo con papas”.
En Godoy Cruz, Paola, madre de dos adolescentes, comentó: “A veces vamos a algún local que quede cerca de casa. Pero, si bien en alguna época lo hacíamos todos los fines de semana, ahora salimos a comer un lomito en familia a penas cobramos”.
Mientras tanto, Juan, chofer de una aplicación, aportó su experiencia: “Para mí el lomo es la comida práctica por excelencia. Lo como al mediodía entre viaje y viaje, porque te llena y no necesitás mucho más. Ya conozco en qué lugares lo hacen rápido y bien”.
Tradición y diversidad de un sándwich que gusta a todos
El atractivo del lomo mendocino radica en su capacidad de adaptarse a distintos gustos y bolsillos. Los hay clásicos, con ingredientes tradicionales; criollos, con salsas y condimentos más locales; y también gourmet, con versiones que incorporan palta, cebolla caramelizada o champiñones.
Además, el lomo no está asociado únicamente a la noche. Muchos locales registran un alto nivel de pedidos durante el mediodía, cuando trabajadores y estudiantes buscan una comida abundante, práctica y con identidad local.
La variedad de precios y estilos refleja cómo este plato sigue reinventándose en Mendoza. Desde la versión económica que se encuentra en los barrios hasta las propuestas más elaboradas de locales especializados, el lomo conserva un denominador común: ser un punto de encuentro entre tradición, sabor y practicidad.