Presenta:

Dos pueblos mágicos de Buenos Aires para una escapada de fin de semana inolvidable

Villa Ruiz y Azcuénaga son dos pueblos que invitan a descubrir la calma de la llanura, el sabor de las tradiciones y la calidez de sus comunidades.

Casonas antiguas, panaderías y calles tranquilas hacen de Azcuénaga un refugio de paz y tradición en plena llanura bonaerense.

Casonas antiguas, panaderías y calles tranquilas hacen de Azcuénaga un refugio de paz y tradición en plena llanura bonaerense.

En tiempos en que el turismo masivo y las grandes ciudades saturadas parecen dejarlo todo igual, cada vez más viajeros buscan escapadas auténticas: pueblos donde la vida se disfruta a otro ritmo y la tranquilidad se siente en cada esquina. En la provincia de Buenos Aires, lejos de los destinos más conocidos, Villa Ruiz y Azcuénaga se presentan como dos joyas rurales que invitan a volver a lo simple, a descubrir historias en cada calle y a reencontrarse con la hospitalidad genuina.

Estos dos pueblos, ocultos entre la vasta llanura bonaerense, proponen mucho más que una visita rápida: ofrecen una experiencia basada en la comunidad, el respeto por las tradiciones y el placer de lo cotidiano. Cada encuentro con sus habitantes, cada receta casera o paseo por sus calles, confirma que la verdadera magia está en los detalles.

Villa Ruiz: tradición y paisaje en el antiguo Camino Real

Crecer al costado del Camino Real marcó el destino de Villa Ruiz, donde la historia se entrelaza con la vida rural. En los últimos años, los propios vecinos se organizaron para recibir viajeros curiosos, dispuestos a compartir no solo su paisaje campestre sino también sus recuerdos y costumbres.

El recorrido por el pueblo invita a visitar la histórica estación ferroviaria y su pequeño museo, el clásico Almacén de Félix Lapegüe, la panadería La Emilia con su horno a leña, la capilla Nuestra Señora de la Asunción y la antigua cancha de pelota paleta. Relajarse junto al Arroyo de la Cruz, caminar por el viejo Camino Real o conocer el club social son experiencias que, aunque simples, tienen un valor enorme en un mundo acelerado.

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La estación de tren y el museo de Villa Ruiz son emblemas del pasado ferroviario y del espíritu comunitario que se respira en el pueblo.

La estación de tren y el museo de Villa Ruiz son emblemas del pasado ferroviario y del espíritu comunitario que se respira en el pueblo.

Azcuénaga: calles antiguas y sabor a hogar

A pocos kilómetros de Villa Ruiz, Azcuénaga ofrece otra postal de la vida de pueblo bonaerense. Su estación de tren, el mural en adobe, la Casa Terrén y la panadería artesanal son apenas una muestra del patrimonio local que sus habitantes cuidan con orgullo.

Aquí, la propuesta es pasear sin apuro, admirar las casonas centenarias, descubrir la capilla Nuestra Señora del Rosario o hacer una parada en el club Apolo y el molino de la cooperativa eléctrica. El mercado artesanal y la posta de Figueroa completan el cuadro de un lugar que huele a pan recién hecho y suena a charla compartida.

Escaparse a Villa Ruiz y Azcuénaga es, en definitiva, animarse a frenar y valorar lo simple: un fin de semana sin prisa, rodeado de historias y personas que eligen vivir a su propio ritmo.