Cafeterías que cobran por wifi y electricidad: una tendencia que puede llegar a Argentina
En Europa algunos bares ya imponen tarifas por el uso de computadoras y conexión a internet. En Argentina el modelo aún es distinto, pero la crisis podría acelerar cambios.

En algunas cafeterías del mundo cobran a los clientes por el uso de wifi y de electricidad.
CanvaEn ciudades como Madrid, París o Berlín ya no sorprende encontrar cafeterías que cobran un plus por el uso de wifi y de enchufes para computadoras. La práctica, que hace algunos años podía sonar insólita, se ha convertido en un recurso para los dueños de bares que buscan equilibrar sus ingresos frente a un nuevo perfil de cliente: los llamados nómadas digitales.
El caso más reciente y resonante ocurrió en España. Una mujer relató en redes sociales que, tras pedir un simple café con leche y pasar horas trabajando en su notebook conectada a la red eléctrica y al wifi del local, recibió la cuenta con un cargo adicional de cinco euros por “servicio de luz y wifi”. El episodio se viralizó y abrió un debate que trasciende fronteras.
Te Podría Interesar
Cafeterías en alerta
La lógica detrás de esta tendencia es clara. Muchos propietarios de cafeterías sostienen que no resulta rentable mantener ocupada una mesa durante varias horas con un solo cliente que apenas consume lo mínimo. Mientras tanto, otros potenciales visitantes -con mayor disposición a gastar- se ven obligados a buscar alternativas. A esto se suma el incremento sostenido en los costos de alquileres y servicios, que presiona aún más a los pequeños negocios.
En Europa, algunos locales han optado por políticas tajantes: directamente prohibir el uso de ordenadores en determinadas franjas horarias. Otros, en cambio, establecen tarifas diferenciadas para quienes deseen trabajar con su computadora dentro del café. La clave, señalan especialistas, está en informar de manera clara las condiciones para evitar conflictos.
Argentina, por el momento, sigue otra lógica. El auge de los espacios tipo coworking adaptados al formato cafetería ha dado lugar a propuestas que, lejos de restringir, incentivan la permanencia. Estos locales suelen ofrecer menús ejecutivos accesibles para quienes se quedan desde el desayuno hasta el almuerzo e, incluso, en algunos casos brindan café sin costo adicional a quienes consuman en ambos horarios. La idea es atraer a un público que busca comodidad, buena conectividad y un espacio informal para reuniones laborales.
El consumo en las cafeterías del país
Sin embargo, la realidad económica del país podría acelerar un cambio de rumbo. Según referentes del sector gastronómico, el consumo en bares y restaurantes de Argentina cayó entre un 20% y 30% en lo que va del año. La cifra duplica la baja registrada en 2024 y afecta tanto al turismo como al público local, que ajustó sus hábitos de consumo en busca de salidas más austeras.
En este contexto, la posibilidad de que algunos cafés argentinos adopten la práctica de cobrar por el uso de wifi y electricidad no parece lejana. De hecho, varios empresarios del rubro admiten en privado que la ocupación prolongada de mesas por clientes de bajo consumo es un problema creciente.
La pregunta de fondo es hasta qué punto el público argentino aceptaría pagar por un servicio que hasta ahora se percibe como gratuito y casi inherente a la experiencia de ir a un café. Lo cierto es que la tensión entre las nuevas formas de trabajo remoto y la rentabilidad de los bares ya se instaló en la agenda mundial. Y, tarde o temprano, podría desembarcar también en las mesas de Argentina.