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Atención mujeres: por qué orinar en la ducha puede causar daños

Expertos en salud íntima femenina explican por qué orinar de pie en la ducha puede afectar la vejiga y causar incontinencia.

La ciencia asegura que orinar en la ducha puede ser perjudicial para la salud íntima femenina.

La ciencia asegura que orinar en la ducha puede ser perjudicial para la salud íntima femenina.

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Lo que muchas mujeres consideran una práctica común y hasta higiénica, como orinar mientras se duchan, podría tener efectos negativos en la salud íntima a largo plazo. Así lo señalan especialistas en suelo pélvico, quienes advierten que esta costumbre puede alterar el funcionamiento de la vejiga y debilitar la musculatura encargada de controlar la orina.

Según especialistas en fisioterapia pélvica, hábitos cotidianos aparentemente inofensivos, como aguantarse las ganas de orinar o hacerlo de pie en la ducha, influyen directamente en la forma en que trabaja la vejiga y, con el tiempo, pueden provocar pérdidas de orina.

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¿Qué es el suelo pélvico y por qué es importante?

El suelo pélvico es un conjunto de músculos y tejidos que sostienen órganos clave del cuerpo. En el caso de las mujeres, incluye la vejiga, los intestinos, el recto, la uretra, el útero, el cuello uterino y la vagina. Su correcto funcionamiento es esencial para mantener la continencia urinaria, la salud sexual y el bienestar general.

Cuando estos músculos se debilitan, el riesgo de incontinencia urinaria aumenta, generando la necesidad urgente de orinar o pequeñas fugas en situaciones cotidianas.

Por qué orinar en la ducha puede ser perjudicial

De acuerdo con especialistas en salud íntima, la postura de pie en la ducha no permite la completa relajación del suelo pélvico ni la adecuada activación del músculo detrusor, encargado de almacenar y expulsar la orina. Este mal hábito puede interferir en la forma natural en que la vejiga se vacía.

Además, el cuerpo puede condicionarse a asociar el sonido del agua con la necesidad de orinar. Escuchar agua correr o entrar en contacto con agua fría podría detonar un reflejo que derive en urgencia urinaria o pérdidas leves, especialmente en mujeres que ya presentan debilidad en la musculatura pélvica, como ocurre en el posparto, la menopausia o después de cirugías.

Asimismo, expertos en urología explican que al estar de pie o en una postura inadecuada, la vejiga no logra vaciarse del todo, lo que incrementa el riesgo de disfunciones y de incontinencia urinaria.

La postura correcta para orinar

Los especialistas recomiendan que tanto hombres como mujeres orinen sentados y con las piernas separadas. Esta posición facilita la relajación del suelo pélvico, minimiza el esfuerzo y favorece el vaciado completo de la vejiga.

Orinar en posturas forzadas, ya sea en cuclillas sobre el inodoro por cuestiones de higiene o de pie en la ducha, puede generar la acumulación de orina residual, lo que aumenta el riesgo de infecciones urinarias y debilita los músculos encargados de sostener los órganos pélvicos.

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Otros hábitos dañinos para la vejiga

No solo la costumbre de orinar en la ducha afecta al suelo pélvico. También lo hace el hábito de aguantarse las ganas de ir al baño durante mucho tiempo. Cuando esto se repite, la vejiga se acostumbra a retener más orina de lo recomendable, lo que puede modificar su funcionamiento y generar presión sobre los músculos pélvicos.

Otro error frecuente es no sentarse completamente en el inodoro. Algunas personas evitan apoyar el cuerpo por razones de higiene, pero esa postura impide la relajación de la musculatura y, por ende, el vaciado total de la vejiga.

Cómo cuidar y fortalecer el suelo pélvico

Para evitar problemas a futuro, los especialistas recomiendan entrenar y fortalecer el suelo pélvico. Una de las técnicas más conocidas son los ejercicios de Kegel, que ayudan a mejorar el tono muscular y la continencia urinaria.

Practicados de manera correcta y constante, estos ejercicios ofrecen resultados muy positivos. No obstante, se aconseja que las mujeres consulten con un profesional de salud para recibir indicaciones adaptadas a cada etapa de la vida, en especial durante el posparto o la menopausia.