Los motivos por los que el pueblo británico no quiere al rey Carlos III

Carlos III subió al trono el pasado 8 de septiembre, el mismo día que falleció su madre, Isabel II, aunque su coronación será dentro de un año. Si bien tiene muchos seguidores, el rey no logró ganarse el cariño de todo el pueblo británico durante sus 63 años como príncipe de Gales y lo siente más que nunca como nuevo soberano.

Su imagen negativa aumentó en las últimas décadas y, según una encuesta de YouGov que recogió el NY Times, subió a un 42% frente al 75% de imagen positiva de la Reina Isabel II. Esta es una gran brecha a comparación de William, el príncipe de Gales y heredero al trono, quien tiene el visto bueno de un 66% de la población.

"Sería perfectamente entendible que el rey Carlos quisiera asumir el trono y realizar los deberes reales para los que se ha preparado durante tanto tiempo. Pero algunos también podrían ver natural si un hombre que ya tiene 73 años hiciera el trabajo durante algún tiempo antes de entregarlo a William", expresó Robert Hazell, profesor de gobierno y constitución en la University College London.

La imagen negativa de Carlos III comenzó a crecer luego de los problemas maritales con Lady Di, una de las integrantes de la realeza más queridas hasta hoy. La desdichada relación que tuvo que vivir la entonces princesa de Gales generó una gran empatía en el pueblo, mientras que el rey se ganó los repudios y las críticas.

A esto también se le suma que nunca fue tan neutral como su madre y se caracterizó por opinar respecto a ciertos temas, algo que prohíbe el protocolo real ya que la Corona no puede involucrarse en cuestiones políticas. Por ejemplo, se mostró a favor de diversas pseudoterapias en el sistema público de salud y se quejó del valor nutricional de las comidas que se sirven en los colegios.

Muchos ciudadanos estuvieron de acuerdo con su punto de vista, pero sus declaraciones generaron preocupación entre algunos, sumado al Gobierno británico y la élite, porque la realeza no debe influenciar en cuestiones de Estado. Pero lo más negativo de Carlos III son sus lujos y caprichos, al punto de haber sido apodado el "príncipe mimado" por los empleados del palacio.

El monarca pide que le planchen los cordones de los zapatos y que le pongan la pasta dental en su cepillo de dientes. "Lo peor no son sus excentricidades, producto de una vida de privilegios en la que paradójicamente no ha podido tomar algunas decisiones muy personales, sino su costumbre de tener asesores que sólo pueden cumplir lo que él ordena, como un lord feudal", finalizó Tom Bower, experiodista de BBC.

Y a ti, ¿te cae bien el rey Carlos III?