Arte, paisajes y amigos en una bodega espectacular

En una jornada plena de sol mendocino y el paisaje característico de las viñas, Anaia Wines recibió a amigos y amantes del arte para disfrutar de la muestra de Ivanna Plaza Frattari.

La artista, que se caracteriza por la pintura abstracta de gran envergadura, dejó a todos los asistentes a la casa vitivinícola lujanina sobrecogidos con la belleza de su obra. 

Oriunda de San Juan, Ivanna fue presentada por Patricia Serizola, dueña de Anaia. "Busco inspiración en mis vivencias, en el lugar donde nací y crecí y donde la escasez de agua lo determina todo.  Un paisaje agreste, una paleta de colores quebrados,  que contrasta con el azul embravecido del cielo, donde las estrellas brillan con descarada estridencia , en las noches silenciosas y donde el sol asfixiante se apodera de los días, tiñendo las siestas amarillas", comenzó diciendo la artista.

Plaza Frattari explicó que viene un un lugar habitado por "pueblos fantasmas, atmósferas polvorientas, vegetación escasa, leñosa y marchita, ……donde el viento caliente corroe la piedra a cada momento, formando esculturas naturales , como elementos predominantes, que transmiten sensaciones espirituales de inmensidad, grandeza, soledad y silencio".

"Ese gran silencio que abunda en los Andes y logra contactar con mi abismo interior.  A través de la escala, expongo al espectador a la vulnerabilidad, sumergiéndolo en la materia y el gesto, poniéndolo en tensión entre lo sensorial y su propia imagen, privándolo de algunas certezas, desestabilizándolo, derritiendo los límites, envolviéndolo en la escala, alentándole  a  que construya nuevos paisajes y animándolo a mirar desde otras perspectivas", siguió Ivanna.

También citó, para explicar su obra y sus motivaciones para pintar, al artista estadounidense Man Ray: “Fotografió lo que no quiero pintar, pinto lo que no puedo fotografiar, pinto lo invisible“.

En el marco del festival Tango por los Caminos del Vino, Ivanna expresó su amor por esa música con una anécdota. "Mi pintura pasó por varias etapas, una de las más bonitas, fue, mi etapa en Europa, en La ciudad de Gdansk, Polonia, la cual elegí como base, para participar en muestras internacionales. Estando allí, caminaba por sus calles empedradas, disfrutando su arquitectura, hasta que un buen día, y para mi sorpresa, un sonido mágico llego a mis oídos: eran los chicos de la filarmónica de Gdansk, tocando nuestro tango “ por una cabeza”, y les juro que mi corazón se llenó de nostalgia. Estar tan lejos de casa, y ver, cómo una cultura tan distinta a la nuestra, tocaba el tango, nuestro tango, con abnegada maestría, me emocionó".

"¿Qué tiene en común la música, en este caso el tango y la pintura?", se preguntó la artista. "Ritmo, armonía y color son adjetivos que se aplican indistintamente a estas dos disciplinas artísticas, pintura y música y donde se encuentra el origen de la abstracción. El tango fue creado en una época donde la mitad de Buenos Aires era extranjera. Y quien no es de Buenos Aires se conecta con esa nostalgia, con el sentimiento de desarraigo y desamores, y que son estados universales", reflexionó Plaza Frattari.

"Bailar tango nos reenvía a conectar con el deseo, el deseo de bailar y de ser contenido en un abrazo.  El  tango permite traspasar la angustia de estar separados y poder sentir que “no podemos el uno sin el otro”: somos uno en un solo abrazo. Escuchar por una cabeza, en las noches frías de Gdansk,  tal vez fue el disparador para lo que pinte en esa hermosa ciudad, y por lo cual  pude llegar y ser seleccionada para exponer, en la feria internacional de arte de Venecia, una de las experiencias más lindas que he vivido".

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