Así luce el bello pueblo donde se filmó Cinema Paradiso

"Cinema Paradiso" es uno de los grandes clásicos italianos, cuya popularidad internacional le valió el premio Oscar a Mejor película de habla no inglesa. En un principio la película tenía una duración de 155 minutos, pero su director, Giuseppe Tornatore, la redujo a 123 minutos para su estreno mundial, lo que ayudó a mejorar su taquilla.
 
El film se estrenó en 1988, pero el rodaje empezó un año antes, precisamente el 5 de diciembre de 1987. Uno de los pueblos que eligieron como escenario principal de la historia es Palazzo Adriano, una localidad italiana situada en la ciudad metropolitana de Palermo, Sicilia, que tiene poco menos de 2.000 habitantes.
 
Se trata de una pintoresca colonia de origen albanés del siglo XV y, a pesar de haber abandonado el uso de la lengua materna, es común que muchas personas hablen o sepan albanés. Entre los trabajos más destacados se encuentra todo lo relacionado a la agricultura y al sector primario, además de tener una gran convocatoria turística. 
 
Su arquitectura es muy antigua, no hay edificios ni casas lujosas, y está rodeado de varios cerros. La plaza central fue donde se filmó gran parte de la película "Cinema Paradiso", representando la plaza del ficticio pueblo de Giancaldo, y la localidad aún tiene varias referencias a la película como placas con indicaciones. 
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Uno de los detalles más conocidos es que el actor Salvatore Cascio, el niño protagonista de "Cinema Paradiso" nació en Palazzo Adriano, el 8 de noviembre de 1979. La distancia entre Palermo y este pueblo es de menos de dos horas y se puede llegar tanto en coche como en bus o transporte público.

¿De qué se trata "Cinema Paradiso"?

"Cinema Paradiso" tiene como eje central el amor por el cine en los años 80 en Roma: Salvatore Di Vita (Jacques Perrin), un cineasta, que recuerda su niñez cuando recibe una llamada de su madre dándole una mala noticia. De niño solía disfrutar de las películas que se proyectaban en el Cinema Paradiso, un cine local. 
 
Alfredo (Philippe Noiret), el encargado de las proyecciones en el cine, le enseña todos los secretos y misterios de las películas. De esta manera, Salvatore crece con una gran pasión por la industria cinematográfica y, pese a varios obstáculos, abandona el pueblo ficticio de Giancaldo (Palazzo Adriano) para buscar una vida mejor.