Cascadas, piletones naturales y hermosos paisajes en un sendero de las Sierras de Córdoba

Córdoba ofrece a sus visitantes un mix que incluye atractivos para todos los gustos. En la provincia abundan paseos culturales y gastronómicos, hitos arquitectónicos y vistosas postales de las sierras. 

En las Sierras de Córdoba es posible realizar un trekking que lleva a descubrir formaciones que se elevan sobre mantos de hierbas y flores, entre ríos, arroyos y cascadas, también con piletones naturales que en el verano son ideales para darse un chapuzón.

La atmósfera del Uritorco evoca curiosidad entre los viajeros, quienes lo visitan atraídos por su mística. Este es un lugar que se presta para disfrutar en familia. Un primer nivel de acceso libre permite caminar por su base en un trekking de baja dificultad. En casi todo el sendero el agua acompaña al caminante, regalando pequeños saltos que invitan a contemplar la belleza del entorno.

A lo largo de la caminata por este pintoresco sendero se respira aire puro, se aprovecha la serenidad del lugar y uno puede relajarse. Es una actividad ideal para los viajeros que prefieren ir más allá y atravesar el cuadro que regala el paisaje, recorrer sus caminos ocultos, percibir los aromas y sonidos del entorno.

A aquellos aventureros que se sumergen en este paisaje los esperan grandes experiencias y postales que van a querer dejar plasmadas en fotos y videos, o simplemente contemplarlas con la mirada. 

¿Cómo es el trekking en el Uritorco?

Los viajeros que quieren vivir nuevas experiencias en el cerro cordobés pueden realizar la travesía de trekking “Atardecer en el Uritorco”. Esta aventura invita a explorar los misterios del cerro durante la caída del sol, cuando sólo se escucha el sonido del arroyo y la vida natural.

En total son siete horas de expedición. Inicia con un ascenso por caminos repletos de árboles y arbustos típicos de las sierras de Córdoba, parte de la caminata se desarrolla a la sombra de especies autóctonas como talas y espinillos, además de eucaliptos, variedades de pinos, robles y liquidámbares. A estos últimos se los conoce como árboles del ámbar.

Luego recorre lugares inquietantes como el valle de los Espíritus y la quebrada del arroyo Calabalumba. Más arriba, se accede a un punto del que se puede observar la ciudad, los valles de Punilla y Sierras Chicas.

Finalmente, se desciende con la ayuda de linternas a través de un paisaje que debido a la oscuridad gobernante parece completamente distinto al del ascenso.