Los tesoros de Puerto Madryn que atraen a turistas de todo el mundo

Puerto Madryn es un destino para maravillarse; de esos lugares que confirman que Argentina lo tiene todo. Además de sus bellos paisajes costeros, ofrece atractivos que llaman la atención tanto de turistas nacionales como de extranjeros.

Es que en muy pocos lugares del mundo es posible contemplar a la fauna, especialmente marina, en su hábitat natural, en áreas protegidas que permiten la conservación de las especies. En este destino ubicado en la provincia de Chubut, Patagonia Argentina, los animales son los protagonistas y en torno a ellos existe un amplio abanico de experiencias para disfrutar de estos tesoros.

Cada una de las actividades están reguladas y son realizadas con agencias y guías que acompañan a los turistas en la aventura del encuentro con la naturaleza. Según la época del año es la experiencia que se puede vivir, en verano los siguientes son los tesoros para descubrir.

Snorkel con cariñosos lobos de mar

Mañana soleada y sin viento, es el momento ideal para zambullirse en el mar de Madryn y dejarse rodear por pequeños lobos marinos de un pelo. Somos parte de un grupo de 12 personas, entre los cuales hay argentinos, ecuatorianos, colombianos y franceses, todos ansiosos por vivir esta gran experiencia.

Las embarcaciones salen desde la playa con guías especializados, luego de 20 minutos de navegar en lancha uno llega hasta la lobería Punta Loma (Área Natural Protegida). Desde allí es posible observar la gran colonia de lobos marinos.

A metros de la orilla, lo necesario para no invadir el hábitat de estos animales salvajes, la embarcación se detiene y los primeros valientes se lanzan con trajes de neoprene, snorkel y antiparras para sumergirse en las cristalinas aguas a la espera de que algún simpático lobito se acerque.

Es el momento de aplicar las técnicas que previamente enseñaron los guías y de observar con atención el comportamiento de estos animales bajo el agua. “Son muy cariñosos, son cachorritos. Les encanta que los acaricien en el lomo”, nos habían advertido antes de subir a la lancha y así fue, los más pequeños de la manada se acercaron para jugar.

Luego de 45 minutos aproximadamente nadando, llegó el momento de subir a la lancha y regresar. En total el tour dura alrededor de una hora y media, el servicio incluye el equipamiento necesario para hacer snorkel y tiene un valor de $30.000 por persona. 

Avistaje de delfines saltarines

Ver a cientos de delfines nadar, saltar y jugar libres en el mar es una de las experiencias más emocionantes que podrás vivir en Puerto Madryn. El Golfo Nuevo cada verano es el escenario perfecto para el avistaje de estos animales marinos, otro de los tesoros imperdibles del este destino.

Entre diciembre y abril, las embarcaciones zarpan desde el puerto de la ciudad. Nosotros partimos en un gran semirrígido que nos transportó hasta el sitio exacto donde era posible observar delfines en su hábitat natural. El momento en el cual el capitán anuncia que se ven a lo lejos un grupo de ellos saltando es realmente mágico.

Inmediatamente después de esta señal una familia alemana saltó de su asiento y los dos niños quedaron en primera fila para disfrutar de este espectáculo natural. En la excursión es posible ver delfines grises, oscuros o Fitzroy, también llamados acróbatas por los espectaculares saltos que dan para llamar la atención de la manada.

Esta excursión dura aproximadamente entre 2 y tres horas, además del avistaje de delfines, se realiza un paseo costero frente a Puerto Madryn hasta  la lobería de Punta Lomas, al regresar se navega a metros de del barco hundido “Folias”. Este tour tiene un costo aproximado de $15.000 para adultos y niños $7.000.

El paraíso de los pingüinos

A aproximadamente 200 kilómetros de la Ciudad de Puerto Madryn se encuentra el paraíso de los pingüinos de Magallanes. Allí, es posible caminar entre estos simpáticos animalitos a través de un sendero para peatones de 1 kilómetros.

Se trata de Punta Tombo, Área Natural Protegida, hogar de 200.000 ejemplares. Esta zona durante muchos años fue la colonia de pingüinos más grande de Sudamérica; ahora se encuentra en segundo lugar luego de San Lorenzo.

A Punta Tombo llegan los pingüinos de Magallanes en la época de reproducción, luego de nadar por más de 17.000 kilómetros. En esta ANP arman sus nidos y la hembra pone dos huevos por año, de los cuales sobreviven cerca del 50%.

La caminata por el sendero es una experiencia única. El entorno natural en el que se encuentra, con impactantes paisajes y colores; los miles y miles de pingüinos que caminan, nadan, se alimentan y cuidan a sus pichones allí; y el aire patagónico construyen una escena inolvidable para cualquier visitante que llegue hasta allí.

Eso sí, en Punta Tombo la prioridad absoluta la tienen los pingüinos. Desde que ingresamos a la reserva el guía nos resaltó que debíamos mantener la distancia, permitirles el paso en el caso de que se cruzaran por el sendero y evitar ruidos que pudieran molestarlos. Reglas simples que permiten proteger el hogar de estos animales.

Pero este lugar, no solo es el hogar de pingüinos; al ser un área protegida cientos de guanacos se pasean por allí, algo que es muy poco usual de ver. A la postal se suman copetonas o perdices, también gaviotas, choiques y quirquinchos o armadillos patagónicos.

Es posible llegar hasta esta pingüinera en auto particular o con una agencia y guía especializado. El ingreso a Punta Tombo tiene un valor de $2.300 extranjeros mayores de edad y $1.100 los menores, turistas nacionales $900 y menores $500, mientras que los residentes abonan $400 para entrar. Esta actividad está habilitada desde septiembre hasta abril.

Un viaje a las estrellas

El astroturismo es una de las tendencias que más ha crecido en los últimos años, conocer un destino a través de su cielo es una alternativa que cada vez atrae a más turistas. Esta experiencia también es posible vivirla en Madryn.

Tras un recorrido de 20 minutos las luces se van apagando, la contaminación lumínica queda detrás y el protagonista es el firmamento. El show de estrellas se enciende en la Estancia San Guillermo, allí Nani Pegoraro será la encargada de llevarnos a viajar por los astros.

El tour comienza con una introducción al arte de la esquila ovina, una de las actividades principales de la estancia y de esta zona rural. Luego, llega el momento más esperado, disfrutar del silencio y la oscuridad de la noche para contemplar las estrellas, mientras la guía explica de manera entusiasta y dinámica todo sobre las constelaciones, planetas y nos devela las historias que cuentan estos cuerpos celestes.

La propuesta es para toda la familia y tiene un costo de $6.000 los mayores y $5.100 los menores de 6 a 11 años.