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Temor por los dólares: crece la inquietud por política y precios

La preocupación del campo antes y después de la derrota de La Libertad Avanza en Buenos Aires. Promesas y objetivos que no se cumplen. El fantasma de los aranceles que corren a todos.

Cómo impacta la subida del precio de los dólares tras la derrota de LLA en el agro.

Cómo impacta la subida del precio de los dólares tras la derrota de LLA en el agro.

Aunque los precios agrícolas cayeron durante el último año, en promedio, 22% la soja; 16% el aceite de esta oleaginosa, y 12% el trigo, igual la cadena agroindustrial granaria sigue traccionando con exportaciones que ya alcanzaron los U$S 21.339.455 millones en lo que va del año, manteniéndose todavía como el rubro más importante para el ingreso de divisas del país.

Justamente por eso, los ojos están puestos en la nueva campaña 25/26 que, al menos hasta las lluvias extraordinarias de fines de agosto, prometía bastante, no tanto en área (que sería similar a la del ciclo anterior, alrededor de 41 millones de hectáreas), sino en los rendimientos ya que la previa había arrancado en condiciones de sequía, mientras que ahora las reservas son adecuadas en gran parte del área agrícola, a pesar de los excesos en Buenos Aires.

Sin embargo, los nubarrones no son pocos, tanto por la conmoción política interna con la derrota del Gobierno en la elección bonaerense, como por el frente internacional, y esto frena las inversiones, tanto nuevas como las tradicionales. En el caso argentino, la principal industria es la aceitera que viene arrastrando una fuerte capacidad ociosa que la obligó, en las últimas campañas, a aumentar las importaciones temporarias de poroto de soja, ahora también desde Brasil, para bajar su inactividad a alrededor de 50% totalizando, junto con Paraguay, unas 10 millones de toneladas.

Pero las expectativas no son demasiado alentadoras para la oleaginosa que repetiría este año la performance del 24/25, con menos de 50 millones de toneladas, muy lejos de los más de 60 millones que la Argentina logró cosechar hace una década atrás. Es que la sumatoria de cotizaciones más bajas en el mercado internacional, el mantenimiento de las retenciones ahora en 26%, la suba de las tasas de interés que frena las inversiones, y la para nada menor amenaza de los mayores aranceles de parte de Estados Unidos, junto con la creciente inquietud política local, constituyen un combo difícil de digerir para los productores que “entierran” ahora unos U$S 300-350 por hectárea, para poder cosechar la soja recién en abril-mayo del año que viene.

Según el titular de la industria aceitera, Gustavo Idígoras, “en este comienzo de septiembre, ya se nota una caída considerable del ingreso de mercadería a las fábricas de molienda, y por lo tanto a la exportación. Eso está llevando nuestro indicador de capacidad ociosa otra vez al 45% y el 50%, es decir, casi la mitad de las fábricas ya están volviendo a no poder utilizar en forma plena su línea de producción”.

¡Alerta aranceles!

Pero el frente interno no es el único desafío. Para Idígoras, “hay una actitud muy ofensiva, feroz, de parte de Estados Unidos de desplazar a la Argentina del sudeste asiático, con negociaciones bilaterales donde EE.UU. amenaza con cerrar las importaciones de productos del sudeste asiático como Vietnam, Indonesia, Malasia, Tailandia, que representan gran parte de las ventas argentinas de sus productos, y no lo hace a cambio de que incrementen las compras de maíz, de trigo, de harina, de soja particularmente, y de aceite.

Todos los productos de exportación de la Argentina, en especial, el complejo oleaginoso que es el principal generador de divisa del país. Hoy estamos enfrentando entonces un desafío geopolítico negativo para la Argentina”, explica el dirigente empresario.

Pero no es el único problema pues “los enormes subsidios que Trump está incrementando para la industria de biocombustibles, están llevando a que la industria tenga un excedente superavitario de harina de soja en Estados Unidos que hoy la está rematando a precios muy bajos, por eso estamos viendo en este 2025, el precio más bajo en los últimos 25 años de la harina de soja. Lamentablemente no vemos que se vaya a recuperar.

Llegó para quedarse, y probablemente para seguir bajando, y si eso ocurre, va a bajar el precio de la soja en la Argentina porque estamos hablando del principal producto de exportación, ya que el 83% de la soja hoy por hoy en el país, se muele y por eso la harina es el sostén”, alertó.

Por suerte, “el aceite está teniendo cierta recuperación internacional derivado, no tanto por el uso como comestible, sino sobre todo por el uso para biocombustibles”.

“Pero la Argentina no tiene una ley que promueva la competencia y el uso mediante un corte obligatorio (con combustibles fósiles) razonable. Hoy es un corte muy bajo que está intervenido por el Estado, mediante una ley del 2021 que únicamente favorece a algunas petroleras, y a algunas empresas pseudo pymes que reciben todos los meses una cuota, un precio arbitrario y obligan a las petroleras a comprarles. Tenemos dos nuevos proyectos de ley que pueden cambiar esto, logrado una ley de biocombustibles adecuada pues, si no lo hacemos, el precio de la soja va a seguir bajando en la Argentina, y también la superficie que está estancada hace 15 años”, aseguró.

Inquietud en la City

“Cada vez que hay un mes malo como el que está pasando ahora en septiembre (con caída en los ingresos de mercadería, que se adelantó en meses anteriores), vemos después la repercusión del tipo de cambio en los problemas que tiene el Banco Central, y también hasta en algunos cuestionamientos de analistas sobre la política económica, justamente ante el menor flujo de divisas que genera esta industria.

Así que hay que tratar de reflotar algunas ideas, sobre todo el tema de rebajar retenciones para el complejo soja. El 26% es un gran esfuerzo que hizo el gobierno, pero creemos que tiene que bajar pronto al 20%, porque es la única manera de poder expandir el cultivo. Los estudios de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y de la Bolsa de Comercio de Rosario muestran que una alícuota del 20% en los derechos de exportación (DEx) generaría U$S 4.500 millones más, a partir del un incremento de 10 millones de toneladas de producción anual, lo que sería beneficioso para todos”, finalizó.