Septiembre arranca con turbulencia: la política desordena y la economía paga el precio
El dólar oficial superó al blue, los mercados descuentan un abandono de las bandas del FMI y el Ministerio de Economía enfrenta vencimientos de deuda claves en plena campaña electoral.

Javier Milei junto a Luis Caputo y Karina Milei
Juan Mateo Aberastain / MDZSeptiembre comienza con una ratificación de una vieja máxima de las ciencias sociales: la economía sigue a la política, y no al revés. Cuando la política no está ordenada, o muestra signos de desequilibrios en el poder e inestabilidades institucionales, no hay plan económico ni medida financiera que pueda suplir esa crisis. Hay además otra máxima que sirve casi exclusivamente para Argentina. En momentos de falta de confianza, el refugio es el dólar. Y no importa quizá la media que se intente desde el poder, la divisa será demandada hasta el punto de la irracionalidad de perder rentabilidad.
Este combo parece campear el panorama cambiario y financiero del país en esta muy complicada etapa preelectoral, donde la mala praxis y las internas palaciegas parecen haber desestructurado un camino preelectoral que parecía asfaltado hasta la victoria libertaria. Una presunción que ahora parece en cuestionamiento.
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Los resultados del lunes en el cierre de la cotización del dólar y sus diferentes cruces muestras el desequilibrio cambiario del momento. La divisa oficial versión Banco Nación cerró a 1.385 pesos, contra los 1.355 del blue. Primer cuestionamiento a la realidad cambiaria: el dólar alternativo y teóricamente ilegal cotiza más barato que el oficial. Dicho de otra manera, una divisa que se puede adquirir en una oficina física no registrada tiene un precio menor que una que se puede comprar oficialmente y de cara al sol desde la pantalla de una computadora y de manera absolutamente legal.
La banda superior del esquema cambiario inaugurado el 14 de abril pasado a partir de la implementación del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cotiza desde el lunes (primer día hábil de septiembre) en los 1.467 pesos. La proyección a un incremento del 1% mensual del techo de la banda, marcha una cotización de cierre del 2025 allá por el hoy lejanísimo 31 de diciembre de 1.527 pesos.
Sin embargo, la cotización a futuro según el Matba Rofex de cierre del lunes, cotizó en los 1.545 y 1550, según el spot que se tome del último mes del 2025. Se muestra entonces que, al menos para los que operan en este mercado de la bolsa de comercio de Rosario (referencia obligada de los sojeros locales), que se espera una cotización del dólar mayor que la evolución de la banda. O, dicho de otra manera, los mercados esperan que el Gobierno abandone esquema de bandas y libere aún más el dólar por arriba de las bandas acordadas con el FMI. Todo esto, supuestamente, luego de las elecciones del 26 de octubre. Mientras tanto, ni las tasas al 75% logra frenar la demanda de divisas.
Estos datos cruzados muestran claramente que la política cambiaria del Gobierno está en observación severa. Y que ya no se confía tampoco en que pueda sostener la banda máxima de cotización pactada con el Fondo Monetario Internacional, más allá del acto eleccionario de renovación de las cámaras de Diputados y el Senado.
Con ese panorama comenzó septiembre, un mes donde, tal como mencionó este medio, tendrá el próximo miércoles 10 la primera parada importante, donde el ministerio de Economía se jugará la primera de tres renovaciones de deuda en letras antes de las elecciones. La segunda será el viernes 26, mientras que en octubre el compromiso importante se dará el miércoles 15. Entre los tres llamados, vencen unos 33 billones de pesos, dividido en 24 billones en septiembre y nueve en el compromiso de octubre. Ese mes habrá otra fecha de renovación el 29, donde habrá que negociar otros 9 billones de pesos.
El Gobierno insiste en que este panorama de altas tasas continuara hasta el 26 de octubre, y que un día después, en el caso que haya victoria del oficialismo en las elecciones legislativas, las tasas comenzarán a bajar y el riesgo país nuevamente a estacionarse por debajo de los 400 puntos básicos.
El problema es llegar hasta esa fecha. Más si se tiene en cuenta que el Ministerio de Economía tendrá que volver a batallar con los bancos en septiembre y la primera quincena de octubre, para renovar deuda.
Ante este panorama donde la política no guía con solidez el seguimiento de la economía y las finanzas, donde el ciervo está muy asustado y la liebre ya sabe como correr y hacia donde (siempre que la dejen), Caputo tiene que diseñar una estrategia para todo septiembre y los primeros 24 días de octubre.
El objetivo de mínima del ministerio de Economía, es no tener que convalidar el 10 y 26 de este mes y el 15 de octubre, una nueva alza en los tipos de interés que superen el 75% que se licitó el miércoles de la semana pasada en la renovación de unos $7,667 billones; operación donde hubo un rollover de 114,66% sobre los vencimientos, pero encareciendo el costo del dinero que venía de una primera semana de agosto al 69%.
La intención oficial es cerrar la escalada de subas en ese 75% en todas las colocaciones de septiembre y la primera de octubre. O, incluso, operar alguna baja simbólica que sirva de aporte a la campaña durante los últimos días antes de las elecciones. Habrá que reconocer tanto en el Palacio de Hacienda como en la Casa de Gobierno, que ir a votar con tasas de interés al público de promedio al 200% entre prestamos personales y tarjetas de crédito, no es un aporte a la popularidad.
En realidad, en verdadero gesto desde Economía a la campaña se espera para el 14 de octubre, cuando desde el Indec se anuncie el dato de inflación correspondiente a septiembre 2025, donde se espera que los precios muestren una baja sustancial. Sería un IPC ya no con un cero por delante, como se esperanzaban los libertarios a fines del primer semestre; pero si con un volumen inferior al 1,5%. Fue la opción que adoptó el Gobierno ante el complicado panorama económico y financiero preelectoral: subir la tasa de interés para mantener controlado el precio del dólar y el alza de la inflación a raya. Sostener este esquema, es lo que se juegan Caputo y Quirno en las licitaciones de letras de septiembre y octubre, eventos que por jugadas del destino político del oficialismo se convirtieron en trascendentales.