Para el mercado, las dudas son más políticas que financieras
En un contexto atravesado por la crisis financiera, cambiaria y sobre todo política, la clave pasa por mantener la mirada estratégica.

Milei y Caputo le dieron lo que pedía al Campo pero solo por unos días.
En medio de la tormenta financiera, cambiaria y, fundamentalmente, política, lo más importante es mantener la capacidad de análisis estratégico. Y para esto, es fundamental seguir lo que consideren los mejores analistas del mercado.
En este sentido, según la consultora Criteria, hay muchos inconvenientes y hasta contradicciones en la política oficial, pero las dudas más importantes y fundamentales aparecen en el panorama político.
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En consecuencia, nada de fondo se resolverá antes de conocerse los resultados de las elecciones legislativas del 26 de octubre. Y, en términos económicos, financieros y cambiarios, como continúa el programa del Palacio de Hacienda desde el lunes 27.
Las principales conclusiones del informe de Criteria
La semana pasada comenzó con una fuerte euforia en los mercados locales, impulsada por un inesperado tuit del secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, en el que expresó un total y absoluto respaldo del gobierno norteamericano a la gestión de Javier Milei. A este gesto se sumó el anuncio del decreto 682/2025, que suspendió los derechos de exportación hasta el 31 de octubre o hasta alcanzar los US$7.000 millones de registraciones de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior, lo que ocurra primero.
Ese objetivo se alcanzó en apenas tres días, no exento de tensiones con el complejo agroexportador respecto de la implementación del esquema. El optimismo se reforzó con la breve reunión entre Javier Milei y Donald Trump, seguida de un nuevo tuit de Scott Bessent con mayores precisiones sobre los posibles lineamientos de la asistencia financiera. El escenario parecía configurarse para una semana excepcionalmente positiva. Sin embargo, hacia el cierre de la semana y en el arranque de la actual, los precios comenzaron a estancarse o incluso retroceder, revelando que el entusiasmo inicial no alcanzaba para sostener la tendencia. El respaldo estadounidense —hasta ahora limitado al plano discursivo— resultó insuficiente para consolidar los niveles alcanzados, aunque sí bastó para revertir las fuertes pérdidas de la semana anterior.
¿Qué explica este freno? Varios factores confluyen. Todo anuncio de apoyo externo es, en principio, positivo, y en el muy corto plazo genera alivio. Pero el mercado permanece cauto y prioriza lo concreto por sobre lo declarativo. El tuit del miércoles 24 aportó detalles sobre posibles mecanismos de asistencia, aunque no deja de ser un mensaje en redes sociales. Para algunos, incluso, implicó una condicionalidad implícita: que al oficialismo le vaya bien en las elecciones de octubre.
En paralelo, la suspensión de las retenciones despertó expectativas de que el Tesoro comenzaría a recomponer reservas. Si bien las compras se verificaron, no alcanzaron los volúmenes esperados. El martes 29, con liquidaciones por unos US$1.350 millones, el Gobierno sólo absorbió alrededor de US$500 millones, compitiendo con bancos que debían cerrar posiciones de cambio.
El viernes se dispuso la Comunicación A 8336. La norma prohibió a todos los individuos comprar títulos contra dólares durante 90 días corridos luego de acceder al mercado oficial. Esto impide el arbitraje entre el dólar oficial y los dólares financieros y, por lo tanto, la reaparición de la "brecha" cambiaria. Hasta ese momento, las empresas ya tenían impuesta esta "restricción cruzada", pero los individuos aún podían hacerlo, permitiendo sostener un único tipo de cambio sin "brecha". Así, con el cambio normativo que reintroduce mayores restricciones, reaparece la brecha cambiaria, que ya se sostiene por arriba del 10%.
Pasada la liquidación extraordinaria del agro, la combinación de mayores restricciones y la persistencia de la brecha podría incentivar la demanda de dólares al Banco Central, entorpeciendo la acumulación de reservas en el mediano plazo. Señal que el mercado digirió de manera negativa. Sólo el viernes, entre instrumentos dólar linked y futuros, el Gobierno vendió cobertura cambiaria por un monto similar al que el Tesoro terminará comprando posiblemente en los primeros días de esta semana.
Más allá de los aspectos técnicos, el mercado sigue enfocado en lo esencial: el nivel de apoyo político con el que cuenta el Gobierno. Esa incógnita sólo se despejará el domingo 26, jornada que los inversores perciben como un auténtico parteaguas. Hasta entonces, la atención estará puesta en la capacidad del oficialismo —y en el rol fragmentado de la oposición, que por ahora juega a favor de Javier Milei para llegar fortalecido a las elecciones legislativas.
Un desenlace que refuerce la gobernabilidad podría reabrir la ventana para aumentar exposición a riesgo en activos locales. Mientras tanto, mantenemos una postura de cautela: para inversores sin restricciones, sostenemos una estrategia prudente, orientada a mitigar la volatilidad y preservar liquidez en dólares. El foco continúa en posiciones defensivas en moneda dura, junto con obligaciones negociables de emisores con fundamentos sólidos y métricas financieras estables.
Los indicadores adelantados de agosto no son alentadores. Del lado de la oferta, se observan caídas en el despacho de cemento y en la producción automotriz. Del lado de la demanda, retroceden los patentamientos de autos y motos, se contrae el crédito al consumo y la confianza del consumidor se ve afectada por el fuerte aumento de las tasas de interés reales. A septiembre se suman, además, mayores tensiones cambiarias, financieras y políticas.
Por otra parte, el Indec publicó los datos del segundo trimestre de la Balanza de Pagos, que arrojaron un déficit de cuenta corriente devengado de US$3.016 millones, acumulando un total de US$8.653 millones en el primer semestre del año. En comparación, en igual período de 2024 la economía había registrado un superávit de US$3.908 millones.