Las pymes industriales profundizan la crisis: décimo trimestre en caída
Un informe del Observatorio PyME advierte sobre un deterioro sostenido en las pymes industriales, con récord de pérdida de mercado frente a importaciones y crecientes dificultades financieras.
La industria manufacturera y la construcción se encuentran entre las actividades más golpeadas en lo que va de la gestión de Javier Milei y aún no hay indicios de mejora a corto plazo.
Las pymes industriales atraviesan un momento crítico. Según el último Informe Coyuntural del Observatorio PyME, correspondiente al tercer trimestre de 2025, la actividad industrial manufacturera acumuló su décimo trimestre consecutivo de contracción, en un contexto marcado por la presión de las importaciones, el aumento de costos y una creciente tensión en la cadena de pagos.
El relevamiento, realizado sobre una muestra de 425 pymes manufactureras y 104 empresas de software y servicios informáticos, confirma que la crisis productiva no logra encontrar un piso. La producción industrial pyme acumuló una caída del 4,1% hasta el tercer trimestre del año y, en la comparación interanual, el retroceso fue del 7,5% respecto del mismo período de 2024. El empleo también continuó en baja, con una contracción interanual del 4,6%, aunque con una leve desaceleración en el ritmo de pérdida de puestos de trabajo.
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Los indicadores de expectativas y desempeño refuerzan este escenario negativo. El PMI-PyME, que anticipa la evolución de la producción, se ubicó en 43 puntos, dos menos que en el trimestre previo y claramente por debajo del umbral de indiferencia de 50 puntos. En la misma línea, el Índice de Confianza Empresarial PyME cayó a 44 puntos, reflejando el pesimismo que domina al sector.
Uno de los factores más críticos es el aumento de los costos de producción. El 81% de las empresas relevadas reportó subas en sus costos, mientras que solo el 47% logró trasladar esos incrementos a precios, en un contexto de bajo dinamismo de las ventas y mayor competencia externa. Esta combinación redujo los márgenes de rentabilidad y agravó la fragilidad financiera de muchas firmas.
Las importaciones se comen el mercado interno
La presión importadora aparece como otro elemento central del deterioro. El 37% de las pymes industriales declaró haber perdido participación en el mercado interno frente a la competencia extranjera, un máximo histórico para la serie que se mide desde 2007. Dentro de ese fenómeno, China se consolidó como el principal origen de los productos que compiten con la producción local, concentrando el 73,3% de las respuestas entre las empresas que identifican amenaza importadora.
Este escenario derivó en fuertes tensiones en la cadena de pagos. Más de la mitad de las empresas, el 52%, señaló problemas por el retraso en los pagos de sus clientes, mientras que el 35% admitió dificultades para cumplir con sus compromisos con proveedores, bancos y el fisco. La restricción del crédito comercial y financiero profundizó así la vulnerabilidad del entramado industrial pyme.
El informe también pone el foco en las pymes de software y servicios informáticos, un sector que hasta ahora había mostrado mayor resiliencia. Allí se observa una clara desaceleración de la actividad, con los primeros signos de contracción del empleo desde la pospandemia. La proporción de empresas que registraron aumentos en las ventas cayó al 66%, frente al 75% del año anterior. Aunque el empleo acumula una suba del 0,9% en el año, en el tercer trimestre se verificó una caída interanual del 0,8%, la primera desde mediados de 2021.
La confianza empresarial en este segmento también se deterioró. El Índice de Confianza Empresarial Pyme se ubicó en 50 puntos, el nivel de indiferencia. Mientras las expectativas futuras se mantuvieron en terreno positivo, con 58 puntos, el componente de condiciones actuales cayó con fuerza hasta los 43 puntos, reflejando un presente más complejo para las empresas del sector.
Librados al azar
En este contexto, el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, advirtió sobre las “dos velocidades” con las que funciona la economía y cuestionó al Gobierno por dejar a las pequeñas y medianas empresas “libradas al azar”. Según el dirigente, la caída de la actividad y del empleo, sumada a la incertidumbre, pone en riesgo la continuidad del entramado industrial.
Rosato reclamó la implementación de un plan industrial que contemple financiamiento accesible, tarifas diferenciadas de servicios públicos para la producción, control de las importaciones e incentivos al consumo para reactivar la demanda. También criticó la combinación de presión impositiva sobre el sector productivo con una mayor apertura importadora, y sostuvo que el superávit fiscal y la baja de la inflación, aunque positivos, no pueden lograrse a costa de una “mortandad de empresas” que comprometa la estabilidad social.
Finalmente, el titular de IPA instó al ministro de Economía, Luis Caputo, a abrir canales de diálogo para evitar una crisis social más profunda y advirtió que aún existen medidas capaces de “salvar a las fábricas nacionales” antes de que el deterioro sea irreversible.



