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La "Propiedad Intelectual", el gran capítulo que EE.UU. incluyó en el acuerdo

El nuevo acuerdo con EE.UU. obliga a Argentina a reformar su régimen de propiedad intelectual, alinearlo a estándares globales y resolver reclamos históricos de Washington.

Donald Trump y Javier Milei tienen una estrecha relación. Foto Efe

Donald Trump y Javier Milei tienen una estrecha relación. Foto Efe

EFE

El flamante “Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos” presentado ayer en sociedad por Argentina y los Estados Unidos, puede ser definido como el segundo pacto de apertura comercial más importante firmado por el país, luego del Mercosur. Y, por lejos, el más transcendente y profundo de características bilaterales. Y, en algunos de sus articulados y capítulos, es, directamente, revolucionario.

Esto quiere decir que cambia de raíz, y seguramente para bien, las características de un sector de la economía argentina. Es el caso de un párrafo en particular que se dedica a un tema tabú hasta ahora; y que, a partir de la firma del acuerdo, debe cambiar de manera radical. Se trata del referido a la “Propiedad Intelectual”, evidentemente un contenido que de manera puntual, específica y con detalles, el gobierno de Donald Trump quería que estuviera mencionado y desarrollado en el enunciado primario del acuerdo.

Se trata de un viejo reclamo de los Estados Unidos sobre el país (y, de paso, también europeo), que señala la falta de respeto de los derechos internacionales de propiedad intelectual en varios de los mercados locales. Muchos de ellos importantes y de alto impacto social.

En concreto, el texto referido a la propiedad intelectual habla que “Argentina también se comprometió a abordar desafíos estructurales citados en el informe Especial 301 de 2025 de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, incluyendo criterios de patentabilidad, retrasos en el otorgamiento de patentes e indicaciones geográficas, así como avanzar hacia la alineación de su régimen de propiedad intelectual con los estándares internacionales”.

Ese específico Informe Especial 301 de 2025 de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) evalúa la protección y observancia de los derechos de propiedad intelectual a nivel global, e identifica a los países que requieren mayor atención por prácticas que afectan a la innovación y el comercio estadounidense.

Antes de Argentina, había sido aplicado, por presión concreta de los Estados Unidos, en los acuerdos comerciales de este país con México, Chile y estados centroamericanos como El Salvador. El informe es en concreto un reporte anual publicado por la USTR, que examina con rigurosidad como los países protegen y hacen cumplir los derechos de propiedad intelectual (DPI). Y donde Argentina, tradicionalmente, estaba entre los más criticados y cuestionados.

En el caso local, se cuestiona específicamente problemas como la piratería y contrabando de mercancías, mercados notorios de productos falsificados, tanto físicos como digitales, retrasos en el otorgamiento de patentes y criterios de patentabilidad poco claros y debilidades en la protección de indicaciones geográficas y en la observancia de derechos de autor. Ahora, puntualmente y como condición indispensable para avanzar en el acuerdo presentado ayer, Argentina se comprometió a fortalecer la protección de DPI como parte de las condiciones de acceso preferencial a mercados.

Uno de los sectores más aludidos por estos cuestionamientos desde los Estados Unidos y la obligación local de avanzar en el respeto de la Propiedad Intelectual, es el de las actividades medicinales y laboratorios. De hecho, en el texto publicado ayer por la embajada de EEUU y que describe el acuerdo Marco, se habla en no menos de tres oportunidades del sector medicinal. Será entonces uno de los primeros rubros donde la estructura del mercado interno, extremadamente proteccionista de la actividad local, deberá modificarse y cambiar.

De hecho, ayer, la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEMe), que representa a los laboratorios internacionales, celebró el acuerdo, afirmando que “representa un paso significativo hacia la integración del país con los principales estándares internacionales de comercio, inversiones e innovación”.

Destaca las “ señales positivas enviadas por ambos gobiernos respecto del fortalecimiento del sistema de propiedad intelectual, un pilar esencial para el desarrollo de industrias basadas en el conocimiento” y afirma que “valoramos el compromiso asumido para abordar las deficiencias señaladas en el Reporte “Special 301”, incluyendo la revisión de criterios restrictivos de patentabilidad y la adecuación del régimen local a estándares globales más elevados”.

El texto de CAEMe, donde están representados los laboratorios internacionales, asegura que “este avance contribuye a consolidar un sistema más previsible, alineado con marcos regulatorios internacionales, que permitirá proteger de manera más efectiva productos innovadores, promover la exportación de invenciones locales y estimular la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en sectores estratégicos como el farmacéutico, el agrobiotecnológico y el emprendedor. Según CAEMe, “el fortalecimiento de la propiedad intelectual es un factor habilitante decisivo para atraer más I+D y ensayos clínicos”.