La discípula del "Steve Jobs del vino" que hace las etiquetas más valiosas de Argentina
Se trata de Diana Fornasero, la Directora de Producción de Viña Cobos, una de las bodegas emblemas de la alta gama del vino argentino.

Diana Fornasero es la mujer en la que Paul Hobss confió los destinos de la bodega que fundó hace ya 25 años en Argentina.
La responsabilidad de hacer los vinos más valiosos de Argentina y continuar el legado del primer vino “perfecto” del país, es un traje que parece haberse hecho a la medida de Diana Fornasero. Su pasión por la química y el detalle fueron solo algunas de las características que Paul Hobbs encontró en ella para que guíe el rumbo productivo de Viña Cobos.
El “Steve Jobs del vino”, como se lo conoce al enólogo norteamericano que hace 25 años fundó su bodega en el país, encontró en la joven una discípula a la que, acompañada de un sólido equipo, le toca comandar la producción de casi dos millones de litros de vinos que han marcado la historia de Argentina, como Cobos Malbec, Volturno, Bramare, Cocodrilo o Felino.
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Todos vinos de alta gama que se comercializan desde $25.000 a los $350.000 en el mercado interno y que llegan a tener un valor de US$350 en las góndolas internacionales, compitiendo con grandes ejemplares del mundo en mercados de los más exigentes, como La Place de Bordeaux.
Hoy su trabajo está centrado en tres varietales: el Malbec, con el que comenzó el sueño argentino de Paul Hobbs, el Cabernet Sauvignon y el Chardonnay. Combinando la producción propia con la de 60 productores, con quienes tienen un especial vínculo, además de los que ya se han convertido en vinos clásicos, también están apuntando a la innovación.
De esto y muchos temas más fue de lo que habló Diana Fornasero en su entrevista con MDZ Online.
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-¿Cómo viene este 2025 para Viña Cobos?
-Acabamos de lanzar la nueva etiqueta de la línea Cocodrilo. Es una reversión de esta etiqueta que tiene una trama justamente como la del animal, como la del cocodrilo, como para atraer un poco más a la gente joven. La idea es rejuvenecer un poco nuestro portfolio y las etiquetas, pero seguir manteniendo la elegancia y la fiereza en los vinos.
-Viña Cobos tiene la particularidad de ser una bodega de alta gama, pero que produce casi dos millones de litros, ¿cómo se trabaja en ese nivel de exigencia que requiere ese segmento?
-Principalmente el foco y lo más importante es el equipo. Esa es la clave de todo, porque para poder hacer toda esa cantidad de litros sin necesidad de automatizar para volvernos en un gran proyecto productivo y manteniendo la artesanalidad que hay detrás de cada uno de los vinos, tenés que estar. Y tenés que estar probando los tanques, tenés que salir y probar en la uva de cada uno de los productores, cada uno de los viñedos propios para poder hacerlo lo más personalizado posible. Ahí la clave es el equipo.
Somos cuatro ingenieros agrónomos, tres enólogos, más todo el equipo de Viña Cobos, porque el vino uno lo hace, pero también hay que venderlo. Entonces, hay todo un equipo comercial, el de marketing, las chicas que hacen las etiquetas… El equipo es la clave y es uno de los valores que Paul (Hobbs) nos inculcó siempre desde el momento en que fundó la bodega.
-¿Cómo trabajan ese legado de una figura como Paul Hobbs?
-Él lo hace de manera bastante natural, tiene como un don para enseñar y nos va transmitiendo las maneras de trabajar. Es muy detallista, no solamente en los viñedos o en la bodega, sino en todo. Siempre nos dice que en los grandes trabajos se hacen solamente haciendo grandes vinos, sino presentando grandes Excel o grandes informes, está en cada detalle. Está bueno para que cada líder de la bodega lo transmita a su equipo y va bajando de manera muy natural.
Muchos líderes llevamos mucho tiempo trabajando acá. Yo llevo 13 años trabajando en la bodega y muchos empezamos desde abajo, trabajando de pasantes, operarios… Nuestro CEO empezó trabajando como un pasante de finanzas y hoy es el gerente general de la bodega. Entonces, eso te hace conocer mucho el proyecto, te sentís parte del proyecto Viña Cobos, para muchos en nuestra casa y hace que uno lo pueda transmitir al resto de sus equipos.
-Otra de las particularidades que tiene esta bodega es la cantidad de productores con los que trabajan, 60 productores y 350 hectáreas. ¿Cómo hacen para que todos ellos estén al nivel que requiere la bodega?
-Transmitiendo la filosofía, eso es importantísimo. También yendo a la par con el productor para el manejo de esos viñedos, de esas porciones que Viña Cobos compra, por eso el equipo de agronomía es clave. Los chicos hacen un seguimiento muy personalizado, con Marina Miceli a la cabeza como Jefa de Viñedos, recorriendo cada uno de estos 60 productores y teniendo un trato personalizado. Al productor de cada una de las fincas lo conocemos con nombre y apellido, no es un número más, es una persona que se lo valora y que para nosotros es importante porque le da entidad a casi al 80% de nuestra producción.
-Decías que llevás ya 13 años en la bodega, ¿cómo llegaste a Viña Cobos?
-Entré trabajando como pasante de bodega. Mi idea era trabajar los tres meses de cosecha y después irme a hacer temporada por el mundo, como hacen muchos. Creo que todavía no se dan cuenta que no me han dado de baja el contrato porque sigo acá -risas-. Trabajé un año como operaria de bodega, después fui asistente de enología, jefa de laboratorio, abrí el departamento de control de calidad, pasé a segunda enóloga y hace tres años que estoy como directora de producción, donde estoy a cargo de todo lo que es bodega y viñedos. He pasado prácticamente por todas las áreas que tengo a cargo. Siento a Viña Cobos como mi casa, es la verdad. Me crié acá.
-¿Y cómo llegaste al vino?
-A mí me gustaba mucho la química, me gusta mucho. Nací en Córdoba y me vine a vivir a Mendoza cuando era muy chica. Toda la familia de mi papá está en Córdoba y es un lugar que yo quiero mucho, pero en Mendoza crecí y la vitivinicultura es algo que acá se siente en el aire, sobre todo en el momento de la cosecha. Me gustaba mucho el proceso de transformación, tanto químico como el de las personas en ese momento de la cosecha, la alegría que se vive. Quería formar parte de eso, obviamente desde el lado del laboratorio, pero después me di cuenta que no podría haber estado toda mi vida en el laboratorio.
Necesito cambios y que haya cosas que sucedan y la parte productiva me encanta. Amo la bodega.
-Uno de los grandes desafíos es competir con los grandes vinos del mundo, ¿cómo viven esa “exigencia”?
-Internamente lo vivimos de una manera muy natural. La verdad que haber tenido el primer vino que fue puntuado por la crítica internacional con 100 puntos y que fue con la primera línea que sacó, que le abre las puertas al mundo otros vinos que son re importantes también, hace que desde el primer momento, antes de que la crítica existiera para la Argentina, nosotros ya tuviéramos un camino por el cual trabajar y siempre fuimos por ese camino de la consistencia, de la honestidad, de hacer lo que decimos y decir lo que hacemos también. Buscamos ser muy fieles a nosotros mismos y sobre todo también al consumidor. Para nosotros eso es clave.
Somos muy críticos también de nuestros vinos y de nuestras cosechas. Van a ver que hay veces que cosechas de algún vino importante para la bodega no están en el mercado porque las condiciones climáticas hicieron que justo esa línea no se viera favorecida y la calidad no estaba a la altura. No por mantener una cosecha en el Mercado lo vamos a hacer fraccionar igual. Me parece que cuando todo el equipo ya está enfocado en eso se logran esas cosas.
-¿Qué es lo que viene para el futuro en Viña Cobos?
-Seguir haciendo foco en las tres variedades: Chardonnay, Malbec y Cabernet Sauvignon. Para seguir posicionándonos tenemos la bandera muy fuerte de querer posicionar otras variedades que no sean solamente el Malbec. Por supuesto, seguir trabajando con el Malbec y mostrar otras opciones y otras caras, porque la versatilidad que tiene es inmensa, pero también mostrar las otras caras que tiene el Cabernet y el Chardonnay. Para nosotros es súper importante y vamos por eso.