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¿Invertir con seguridad o asumir riesgos? Lo que dice tu perfil de inversor

Tu perfil inversor define si priorizas la seguridad o asumir riesgos, guiando tus decisiones para invertir hacia opciones más conservadoras o agresivas.

El perfil representa un punto intermedio entre seguridad y crecimiento.

El perfil representa un punto intermedio entre seguridad y crecimiento.

Foto: Walter Moreno/Mdz

En los últimos años, el acceso al mundo del inversor en Argentina se amplió como nunca antes. Las billeteras virtuales, las plataformas digitales y la aparición de compañías de servicios financieros acercaron herramientas que antes eran exclusivas de grandes capitales. Hoy es posible comenzar a invertir con montos tan bajos como 100 dólares o incluso 1.000 pesos.

Sin embargo, este acceso democratizado trae consigo un desafío fundamental: antes de elegir un instrumento, es clave definir el perfil de inversor para diseñar una estrategia coherente con la tolerancia al riesgo, los objetivos financieros y el horizonte temporal.

Combinación de factores

El perfil del inversor surge de una combinación de factores. La edad, la estabilidad de los ingresos, el capital disponible, el plazo de inversión y la actitud frente a la volatilidad del mercado son algunos de los elementos que lo definen. Por ejemplo, alguien que necesita disponer del dinero en pocos meses requerirá estrategias completamente distintas a quien planifica a diez o quince años. Del mismo modo, la prioridad cambia cuando el objetivo es preservar patrimonio frente a un contexto incierto o, por el contrario, buscar crecimiento agresivo con proyección de largo plazo.

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Hoy es posible comenzar a invertir con montos tan bajos como 100 dólares o incluso 1.000 pesos.

Hoy es posible comenzar a invertir con montos tan bajos como 100 dólares o incluso 1.000 pesos.

Un punto clave que suele pasarse por alto es que la determinación del perfil de riesgo no está directamente asociada a la rentabilidad esperada, sino a la capacidad de soportar escenarios adversos. Es decir, no se trata solo de cuánto se espera ganar, sino de cuán cómodo se siente un inversor si su cartera pierde 5%, 10% o incluso 20% en dólares. La experiencia demuestra que las mejores estrategias no buscan eliminar la volatilidad —lo cual es imposible—, sino encontrar el rango de riesgo en el que una caída temporal no obligue a tomar decisiones impulsivas ni ponga en jaque los objetivos de largo plazo.

Los inversores conservadores priorizan la seguridad del capital por encima de la rentabilidad. Buscan minimizar la exposición a la volatilidad y prefieren instrumentos de bajo riesgo, como plazos fijos, bonos soberanos de corto plazo, letras del Tesoro o fondos comunes con carteras defensivas. Incluso dentro de este perfil existen matices: hay quienes aceptan cierto grado de rendimiento variable siempre que la liquidez esté garantizada, mientras que otros priorizan la estabilidad absoluta aun a costa de un retorno muy limitado.

Entre la seguridad y el crecimiento

Combina activos de bajo riesgo con instrumentos de mayor potencial de rentabilidad, como bonos corporativos de buena calificación, obligaciones negociables o acciones de empresas sólidas y con trayectoria. La diversificación juega aquí un papel fundamental: al distribuir la inversión entre distintos instrumentos y sectores, se busca reducir la exposición a riesgos específicos sin renunciar del todo a la posibilidad de obtener ganancias superiores a las de una estrategia estrictamente conservadora.

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Los inversores conservadores priorizan la seguridad del capital por encima de la rentabilidad.

Los inversores conservadores priorizan la seguridad del capital por encima de la rentabilidad.

En el extremo opuesto se encuentran los inversores arriesgados, dispuestos a tolerar alta volatilidad y horizontes largos a cambio de maximizar el crecimiento del capital. En sus carteras suelen aparecer acciones de mercados emergentes, startups tecnológicas, criptomonedas o incluso proyectos inmobiliarios en desarrollo. Este perfil entiende que las caídas temporales forman parte del proceso y que la clave está en el potencial de apreciación a largo plazo.

Cómo definir el perfil de riesgo

Definir el perfil no es un ejercicio estático ni meramente teórico. A lo largo del tiempo, las necesidades y prioridades financieras cambian: una persona joven, con estabilidad laboral y sin compromisos de corto plazo, puede asumir estrategias más agresivas; mientras que, con el paso de los años y la acumulación de patrimonio, es común migrar hacia enfoques más defensivos para proteger lo logrado. La evolución del perfil exige revisar periódicamente la estrategia de inversión y ajustarla al nuevo contexto personal y económico.

Comprender qué tipo de inversor se es —y aceptar la evolución de ese perfil con el tiempo— permite tomar decisiones más racionales, reducir la carga emocional en los momentos de volatilidad y construir carteras alineadas con objetivos reales, más allá de las tendencias pasajeras del mercado.

* Moira Flynn, economista (UBA) y asesora de inversiones en Valerza.