El tablero cambia para las pymes del sector automotor
La apertura a autos eléctricos redefine el negocio automotor: marcas chinas avanzan, la red cambia y las pymes deben adaptarse a un modelo de movilidad nuevo.
La apertura comercial argentina, el avance de las marcas chinas y el reto de la infraestructura de recarga no son episodios aislados
Archivo.Cuando el Gobierno de Javier Milei decidió abrir la importación de autos eléctricos e híbridos —permitiendo hasta 50.000 unidades exentas de aranceles en 2026— no solo cambió las reglas del juego: activó una transformación estructural en toda la industria automotriz local.
Para las pymes vinculadas al sector —concesionarios, talleres, servicios de mantenimiento, logística, repuestos o soluciones de movilidad— esto no es una curiosidad de mercado. Es una señal de que el tablero está cambiando, y con él, las oportunidades y los riesgos.
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El contexto global y la “ola china”
La irrupción de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (EV) no es una moda pasajera. China concentra hoy gran parte de la cadena mundial de valor de la electromovilidad: según datos recientes, sus empresas dominan más del 70 % del mercado global. Este volumen les permite ofrecer precios muy competitivos y aprovechar economías de escala que las automotrices tradicionales aún no logran replicar.
En Argentina, el contexto es propicio. Las ventas totales de autos crecieron más del 60 % en los primeros nueve meses de 2025 respecto del año anterior, impulsadas por la apertura comercial. En paralelo, las ventas de autos eléctricos —aunque todavía marginales— se dispararon más de 500 %. Este doble movimiento marca un cambio de paradigma: no se trata solo de impulsar autos eléctricos, sino de redefinir cómo se producen, distribuyen y consumen los vehículos.
China concentra hoy gran parte de la cadena mundial de valor de la electromovilidad.
La cadena de distribución en juego
Hasta ahora, el negocio automotor argentino seguía un modelo clásico: marcas globales con presencia local, concesionarios autorizados, red de repuestos y servicios, y financiamiento asociado. Las primeras marcas chinas que ingresaron lo hicieron por canales alternativos —importadores pequeños o revendedores independientes—, pero eso está cambiando.
Con el desembarco formal de BYD, la lógica se redefine. BYD lanzó recientemente tres modelos (Dolphin Mini, Yuan Pro y Song Pro DM-i) y planea importar unas 7.800 unidades bajo el régimen de exención arancelaria. Lo relevante es que su estrategia combina acuerdos con grandes concesionarios, marcando un punto de inflexión.
Para una pyme del sector, las implicancias son concretas:
- Si sos concesionaria de una marca tradicional, ahora competís con jugadores que pueden usar tus mismos canales y alterar tus márgenes.
- Si operás como taller o proveedor de repuestos, los autos eléctricos tienen menos componentes mecánicos (un EV tiene hasta un 70 % menos piezas que un vehículo de combustión), por lo que deberás reconvertir servicios hacia software, baterías y electrónica.
- Si participás en logística, distribución o marketing, la digitalización se vuelve decisiva: marcas como BYD impulsan fuertemente sus canales online y presencia en marketplaces regionales.
La nueva batalla: quién se queda con el cliente
Una frase empieza a resonar entre ejecutivos del sector:
“La pelea no es solo por los autos, sino por quién es el dueño del cliente.” Durante décadas, las marcas tradicionales retuvieron al cliente dentro de su red: posventa, financiación, repuestos. Las nuevas marcas, en cambio, buscan captar al usuario final con precios competitivos, experiencias digitales y modelos híbridos de venta directa.
En Brasil, por ejemplo, BYD lanzó su red con fuerte presencia digital y alianzas con plataformas de e-commerce como Mercado Libre. Aunque en Argentina el modelo aún está madurando, todo indica que la tendencia es hacia un ecosistema mixto: “digital + físico”.
Las primeras marcas chinas que ingresaron lo hicieron por canales alternativos.
Para las pymes locales, la pregunta estratégica es inevitable:
¿Seguir dentro de la red tradicional, adaptarse al nuevo modelo híbrido o especializarse en servicios posventa para EV?
Tres palancas estratégicas para pymes que quieren adelantarse
- Re-capacitación técnica y de servicio: la electrificación cambia el tipo de trabajo: menos mecánica, más electrónica, baterías y software. Los talleres medianos tienen una ventaja competitiva si se reconvierten rápido: pueden ofrecer mantenimiento especializado antes que los grandes actores.
- Redefinir la experiencia del cliente. ¿Podés ofrecer una reserva digital con entrega en showroom? ¿O un servicio “de casa al cliente”: test-drive, carga doméstica, asesoría personalizada? Quien logre adueñarse de esa experiencia puede quedarse con la relación más valiosa: la del usuario final.
- Repensar el modelo de ingresos: de “vender un auto” a “vender movilidad” El negocio puede incluir carga, repuestos, baterías, mantenimiento premium o suscripciones. La electrificación reduce ciertos márgenes, pero abre nuevas fuentes de valor: datos del vehículo, servicios conectados y gestión del valor residual de las baterías.
El desafío crítico: infraestructura de recarga, un eslabón que no se puede postergar
Aquí aparece un punto que muchas veces se menciona pero no siempre se analiza desde la perspectiva de la pyme: la infraestructura de recarga para vehículos eléctricos. En Argentina, este desafío es público y privado, con una clara arista regulatoria, y tiene implicancias centrales para todo el ecosistema automotor.
- Según datos disponibles, hacia octubre de 2024 se estimaban alrededor de 230 estaciones de carga para vehículos eléctricos distribuidas en 19 provincias.
- En la ciudad de Buenos Aires, se anunció un plan para instalar 400 puntos de carga en los próximos dos años, en alianza público-privada donde las empresas privadas asumirán inversión, instalación y mantenimiento, y el gobierno fijará criterios técnicos y permisos.
- En el plano regulatorio nacional, la Secretaría de Energía creó el Registro Nacional de Infraestructura de Carga de Vehículos Eléctricos y Vehículos Híbridos Eléctricos (Resolución 817/2023) para relevar puntos de carga públicos y privados, georreferenciarlos, controlar consumos y facilitar la planificación.
Para una pyme esto significa lo siguiente:
- Si estás en servicios o talleres, la escasez de infraestructura de recarga puede frenar la adopción de vehículos eléctricos y, por tanto, retrasar tu propia reconversión.
- Si estás en distribución, logística o concesionaria, la ubicación, accesibilidad y fiabilidad de los cargadores será parte del valor para el cliente: no basta con tener el vehículo, el “ecosistema” de recarga debe funcionar.
- Si estás considerando desarrollar un negocio de carga, entrás en un terreno de inversión: quién instala el punto, quién lo gestiona, bajo qué modelo comercial (pago por uso, suscripción, servicio complementario), qué interoperabilidad tendrá, qué tipo de contratos con el gobierno o con empresas de energía vas a negociar.
En resumen: la infraestructura de recarga ya no es un tema “later on”. Es parte del tablero al que las pymes deben mirar hoy, tanto desde el lado técnico como regulatorio, si quieren capturar el valor emergente.
Según datos disponibles, hacia octubre de 2024 se estimaban alrededor de 230 estaciones de carga para vehículos eléctricos distribuidas en 19 provincias.
Los desafíos del camino
Claro que no todo es autopista libre. El punto de partida aún es incipiente: como decíamos, la infraestructura de carga presenta brechas importantes (concentración geográfica, baja densidad de estaciones) y la transición requiere inversión en capacitación, equipamiento y alianzas, lo que implica riesgo y timing.
Además, algunas autopartistas o fabricantes locales podrían quedar fuera del mapa si no se adaptan a la nueva escala productiva y tecnológica.
Mirando hacia 2028
De acuerdo con estimaciones de Imarc Group, el mercado argentino de autos eléctricos podría alcanzar los USD 130.000 millones en 2033, con un crecimiento anual cercano al 30% a partir de 2025. Esto no implica un recorrido lineal, pero sí un horizonte claro: entramos en una etapa de crecimiento acelerado y reconfiguración profunda del ecosistema automotor.
Para las pymes, la ecuación es directa:
- Quienes se adapten temprano consolidarán ventaja tecnológica, reputacional y comercial.
- Quienes esperen, probablemente enfrenten márgenes cada vez más estrechos y menos relevancia en la nueva cadena de valor.
Las oportunidades van desde la carga domiciliaria y la gestión de flotas híbridas o eléctricas, hasta la reconversión de talleres y la intermediación en el mercado de usados EV.
el mercado argentino de autos eléctricos podría alcanzar los USD 130.000 millones en 2033, con un crecimiento anual cercano al 30% a partir de 2025.
Conclusión
La apertura comercial argentina, el avance de las marcas chinas y el reto de la infraestructura de recarga no son episodios aislados: forman parte de una disrupción global en la industria automotriz.
Para las pymes del sector, este es el momento de actuar. El cambio no sólo transforma los productos, sino las relaciones y los modelos de negocio: menos piezas tradicionales, más software y energía; menos intermediación, más conocimiento del cliente; menos “venta de autos”, más soluciones de movilidad. Y en ese esquema, la infraestructura de recarga lo cambia todo: es el soporte que permite que ese nuevo modelo funcione.
El reloj ya está corriendo. La pregunta no es si adaptarse, sino cómo y cuándo hacerlo.
* Luis Molouny, Socio Director de Ascent





