Los detalles

Negocian fronteras y profundidades de la megacartera que manejará Federico Sturzenegger

El creador intelectual de Bases I y Bases II se sumará al Gobierno de Javier Milei y se están ultimando detalles para realizar el anuncio.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño miércoles, 19 de junio de 2024 · 08:15 hs
Negocian fronteras y profundidades de la megacartera que manejará Federico Sturzenegger
Federico Sturzenegger será parte del Gabinete de Javier Milei Foto: Télam

Federico Sturzenegger tiene memoria. Su pasaje por el primer gabinete de Mauricio Macri como presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) le dejó muchas enseñanzas. No sólo económicas, sino también políticas. Y entre ellas, de convivencia. Si bien quedaron en la memoria sus diferencias con Alfonso Prat Gay, con aquel ministro de Economía las cosas quedaron finalmente en orden por una clave importante: ambos se reconocieron como honestos en las disputas intelectuales. Hoy ambos pueden mantener una conversación amistosa, aunque, claro, sin pensar en integrar un mismo gabinete.

Las cosas no terminaron tan bien con el que fue su sucesor en el BCRA: Luis “Toto” Caputo. Por esto, a días de confirmarse su ingreso formal al gobierno de Javier Milei, Sturzenegger se ve con varios referentes del poder (incluyendo el jefe de Estado) para terminar de diseñar lo que será su poderoso ministerio en creación. Pero además para que el presidente sea quién deje en claro una cuestión fundamental: dónde estarán los límites de las competencias entre él y Caputo. Hoy, los próximos colegas del Gabinete de Milei tienen una relación de formal a buena, pero el creador intelectual de Bases I y Bases II sabe que si no están formalizadas las dependencias de cada uno, podría haber problemas en el futuro. 

Sturzenegger es el creador intelectual de Bases I y Bases II

Mientras tanto, sus tareas claras y duras ya estarían armadas y confirmadas por parte de Milei. Será, obviamente, quien tenga a su cargo la reforma del Estado y el cierre de organismos públicos que no estén en la nómina de 33 dependencias que no podrán eyectarse, según la última negociación que llevó a la aprobación de Bases II en el Senado. Pero, además, Milei plantea entregarle a Sturzenegger tareas más específicas y directas con las reformas que el jefe de Estado tiene en mente, como llevar adelante las futuras privatizaciones, la reforma laboral y, fundamentalmente, instrumentar el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Y en términos de supervisión sobre su avance, reglamentación y aplicación, también avanzar con los capítulos de moratorias previsional e impositiva, blanqueo de capitales, reformas del monotributo y autónomo y los cambios en Ganancias y Bienes Personales, si es que esto último es avalado por Diputados, luego de los cambios introducidos en el Senado.  

En síntesis, el expresidente del Banco Central ya sabe que tendrá en su cartera, aún sin nombre, la ejecución del contenido de la ley más importante de toda la primera gestión del libertario; y que dependerá de él (y nadie más que él) la responsabilidad que las reformas que se incluyen en ambos paquetes de reformas vean la realidad. Y se ejecuten. Obviamente en compañía de otros ministerios y dependencias, como el de Economía, Capital Humano, Interior, Justicia, Defensa, Relaciones Exteriores; secretarías de peso como la de Infraestructura, Trabajo, Comercio y un puñado importante de organismos descentralizados.

Parte de sus tareas será apurar las reglamentaciones que dependen del Ejecutivo e implementar un organigrama estricto para que las dependencias de todos ministerios, secretarías y reparticiones varias, ejecuten las reformas según lo establecido por la cartera que manejaría Sturzenegger. Y que, además, la aplicación del contenido de Bases no sufra modificaciones en el momento de llevar la ley a la vida real. 

La relación entre Sturzenegger y Caputo, ministro de Economía, no es la mejor. 

En principio habrá dos terrenos donde el economista deberá embarrarse: las privatizaciones y la reforma del Estado; dos faros que para Milei son su impronta personal que quiere dejar en la historia de su gestión. En el primer caso, y dependiendo del listado final que quede (si se incluyen Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y los medios públicos, temas que están en negociación en Diputado), Sturzenegger tendrá que hacer las veces de redactor y posterior veedor de los procesos  licitatorios y de concesiones de las sociedades que se abrirán o a la venta tota o a la autorización temporal y parcial de explotación de capitales privados. Según lo que se discute en el Senado, y si se aprobara Bases II, su ministerio debería impulsar los proceso de privatización y concesión de AySA; ENARSA, Intercargo, Belgrano Cargas; Ferrocarriles (SOFSE) y Corredores Viales. También de la Televisión Pública y Radio Nacional si vuelven en Diputados al listado original. Tendrá también bajo su dominio las operaciones de ingreso del capital privado de Yacimientos Carboníferos de Río.

En cuanto a la reforma del Estado y las modificaciones en la administración pública nacional, Sturzenegger deberá instrumentar en cada ministerio las fusiones y eliminaciones de reparticiones, con el objetivo explícito de cumplir con la máxima que el propio Milei le impuso a su gestión: que en tres años y medio, cuando termine su mandato, el Estado Nacional tenga una reducción de entre el 30 y el 40%. No sólo en fondos de financiamiento y ajuste fiscal, sino también en reparticiones consideradas “innecesarias para su gestión”.

Una terea importante encomendada por el propio Milei será encontrar casos como el INADI, que deberían cerrar o fusionarse en otras reparticiones. En el mismo sentido, Sturzenegger tendrá que elaborar un listado amplio de bienes muebles e inmuebles para ser liquidados. El modelo es el de los ’90, cuando, por ejemplo, fue vendida la embajada argentina en Tokio, Japón; además de innumerables edificios y terrenos de todo tipo y potencial demanda privada que se considere prescindible. 

Javier Milei confía mucho en Sturzenegger. 

En cuanto al RIGI, deberá fiscalizar su reglamentación, regulación interna y velocidad de aprobación y ejecución de los proyectos; tarea en las que inevitablemente deberá compartir algo de cartel con el ministerio de Economía. Es aquí además donde Sturzenegger quiere que queden claros los límites de cada cartera. El RIGI es la gran esperanza del Presidente de mostrar reactivación de la economía y hacer ver que su plataforma del gobierno es atractiva para la llegada de capitales de riesgo. Además de los clásicos petróleo, litio, cobre y el sector agropecuario; la gran esperanza de Milei sobre el RIGI es que lleguen apuestas de inversión en infraestructura vial, energética, turismo, comunicaciones y transporte; acelerando demandas de todas las provincias en tiempos de suspensión por tiempo indeterminado de obra pública. Según los números que el Presidente tiene en la cabeza, Argentina necesitaría para los próximos tres años, no menos de 40.000 millones de dólares en inversiones; sólo en infraestructura de luz, gas, rutas y comunicaciones. 

Sturzenegger se convertirá así en uno de los funcionarios más poderosos de la gestión Milei. Pero también el más controlado día a día por el propio Presidente que querrá ver en el terreno real la concreción de su obra reformista.

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