Plazos fijos y créditos UVA, una obsesión argentina de doble filo
La Unidad de Valor Adquisitivo pegó un fuerte salto durante el 2023, y en lo que lleva de existencia acumuló una suba de más del 4.000%. Cómo impacta en el bolsillo de los argentinos.
En momentos de alta inflación como la actual, uno de los instrumentos financieros que vuelve a ponerse sobre la mesa es la Unidad de Valor Adquisitivo popularmente conocido, como la UVA. El índice, que se ajusta por inflación, fue creado en 2016 durante la presidencia de Mauricio Macri, y en estos casi 8 años de vida ya subió más del 4.000%.
Cada tanto, surgen reclamos de quienes adquirieron créditos –generalmente, hipotecarios- atados a la UVA. Sobre el debate que surge sobre los "ganadores y perdedores" que van quedando en el camino, MDZ dialogó con especialistas en finanzas e inversiones para analizar cómo impacta la fuerte suba de este indicador en el bolsillo de los argentinos.
¿Qué es la UVA y por qué sube?
La Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) es una tasa se actualiza diariamente por inflación, pero a mes vencido.
Es decir, que con la inflación de diciembre se determinó el índice UVA que rige desde el 15 de enero al 14 de febrero próximo, y cuando el miércoles que viene se conozca el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del primer mes del año, recién ahí se ajusta nuevamente.
Este índice es una unidad de cuenta independiente de otros activos -como el dólar o el peso argentino- que creó el BCRA el 31 de marzo de 2016 con el objetivo de permitir el acceso a deudas y créditos, y actualizarlo día a día al ritmo de la inflación.
En 2016 subió 22,85%, en 2017 22,54%; en 2018, 46,86%; en 2019, 51,84%; en 2020, 36,18%; en 2021, 51,46%; en 2022, 89,92%; y en 2023, 150,05%.
En lo que va de 2024 aumentó 25,51%, y actualmente, el valor de la UVA es de 581,63. Lo que da que en casi ocho años subió 4.039%, siendo el 2023 el periodo en que se disparó.
Los efectos de este índice repercuten en dos instrumentos económicos: los préstamos y los plazos fijos.
La situación de los créditos UVA
Según explicaron los bancos en su momento, desde el nacimiento de este índice en 2016 hasta que se dejaron de dar por la crisis en 2019, se otorgaron aproximadamente 105.000 créditos hipotecarios UVA para la vivienda.
En este punto, hay especialistas, incluso el propio presidente Javier Milei, que consideran, hubo quienes adquirieron créditos que estaban por encima de sus posibilidades económicas de pago. Y más aún, en un país con inflación crónica, donde tomar deuda con un instrumento que se actualiza por Índice de Precios al Consumidor (IPC) es una inversión de alto riesgo.
El nivel de morosidad está por debajo del 2% -según datos oficiales-, lo que reflejaría que no hay problemas para pagar. Sin embargo, lo cierto es que para muchos de los argentinos que adquirieron este tipo de préstamos la situación es más compleja. Como no pueden destinar más del 30% de su sueldo al pago, no se llega a saldar el valor de cuota ajustada por inflación, se extienden los plazos y se termina pagando un mayor interés.
Matias Daghero, asesor financiero, explicó en diálogo con MDZ: "Desde el punto de vista financiero, el que sacó un crédito UVA en 2018, hizo el mejor negocio de su vida porque compró un bien dolarizado. Y más allá de que el inmueble cayó de precio en torno al 40% en dólares, vos tomaste deuda con un dólar a $15, y hoy, está arriba de los $1200. Si la persona vende ese inmueble que adquirió, cancela el crédito y se queda con plata. En términos patrimoniales, creció".
"Pero la realidad es que si uno saca un crédito hipotecario UVA es porque se quiere quedar con la casa, y no hacer un negocio financiero. El problema es cuando no lo puedo pagar y yo no quiero vender mi casa", explicó el corredor de Bolsa.
En esta línea, el analista financiero Christian Buteler enfatizó en que "el problema no es el instrumento, sino la inflación". Y añadió: "En un país como el nuestro que tiene una inflación crítica y con los salarios que siempre corren detrás, hay que saber, como mínimo, que es una inversión de alto riesgo".
Y defendió que "no hay que demonizar la UVA", y pensar bien los movimientos en una Argentina que no tiene líneas de financiación a largo plazo.
La situación de los plazos fijos UVA
Quienes salen un poco mejor parados de todo esto son los que tienen plazos fijos ajustados por UVA. Sin embargo, esta herramienta pasó a ser para pocos, luego de las modificaciones impuestas por el Gobierno.
Antes, el dinero debía estar inmovilizado por tres meses, ahora, debe ser como mínimo seis meses. Si bien existe la cláusula de cancelación, si se lo cancela antes de lo establecido, el interés que se aplica es menor al de un plazo fijo. Por otra parte, el límite para invertir es de 5 millones de pesos. Lo que equivale a algo menos de 5.000 dólares.
El plazo fijo UVA le permite al pequeño ahorrista que con una operación de bajo riesgo la plata no se le devalúe. Sin embargo, no le da ganancias. Ahora bien, las cuentas no le cierran a los bancos, por ello, retacean los pedidos y se volvió un instrumento accesible para pocos.
"¿Cómo funciona el negocio bancario? Por un lado, el banco capta depósitos pagando una cierta tasa de interés, y, por otro lado, presta dinero a también a cambio de cobrar una determinada tasa. La diferencia entre la tasa que cobra y la que paga a su depositante, es la ganancia. El tema es que no hay un mercado profundo de créditos UVA, entonces no puede comprometerse a pagar depósitos en UVA. Esto ya lo vimos en el 2001", explicó Daghero a MDZ.
"Los bancos no pueden salir perdiendo, tienen que dar una cantidad justa hasta lo que pueden hacer frente. Estrictamente, y de hecho, no lo están brindando masivamente. Lo que están buscando en cierto modo esa resguardar al inversor minorista", concluyó.
Con un país en plena crisis, inflación espiralizada y gran incertidumbre política que pega de lleno en los mercados, el panorama es complejo tanto para quienes tiene créditos UVA como para quienes quieren resguardar su dinero atados a esta tasa. Las variables que entran en juego son muchas y hacer un análisis profundo de cada caso particular parece ser la clave para encontrar la mejor solución.

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