Fin de la espera: el Gobierno y el FMI hablan cara a cara de las metas incumplidas de Massa
El primer objetivo es conseguir un waiver o perdón por los incumplimientos del año pasado, por los desvíos durante la campaña electoral. Pero el Gobierno aspira a conseguir también dinero fresco.
Llegó el momento tan esperado. Después de casi cuatro meses y medio, las partes volverán a verse cara a cara. Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) retomarán las negociaciones para resolver la continuidad del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado en marzo del 2022 durante la gestión de Alberto Fernández con Martín Guzmán como ministro de Economía que, a su vez, era la renegociación del crédito Stand By firmado por Mauricio Macri en junio del 2018, caído y rediscutido en agosto de ese año y finalmente incumplido en septiembre de 2019.
Este acuerdo quedó "fuera de combate" en el primer semestre del 2023 y se renegoció en sus metas en agosto de ese año. En el último trimestre del ejercicio pasado Argentina incumplió lo firmado, por lo que ahora el programa de Facilidades Extendidas está caído.
En síntesis, comienza a renegociarse un acuerdo iniciado en junio de 2018 que incluye una deuda de 44.700 millones de dólares (de unos 57.000 millones originales) y que se cayó en diciembre de 2023, con cuatro incumplimientos en ese período. En el medio, pasaron dos presidentes argentinos y seis ministros de economía (Nicolás Dujovne, Hernán Lacunza, Martín Guzmán, Silvina Batakis, Sergio Massa y, ahora, Luis "Toto" Caputo, quien ya tiene experiencia en estas batallas con el organismo financiero).
Desde el FMI, pasaron dos directoras gerente, Christine Lagarde y Kristalina Georgieva y tres directores gerentes para el Hemisferio Occidental: el mexicano Alejandro Werner, el brasileño Illán Goldfajn y, ahora el chileno Rodrigo Valdes. Se podría decir que a todos les fue mal. Y ahora, todos van por la revancha.
Bandera de largada
El Gobierno acordó con el Fondo que hoy comienzan las reuniones entre los equipos técnicos del Banco Central y del Ministerio de Economía, que seguirán durante todo el fin de semana. Tras los avances que se logren la reunión con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse y el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, "se haría en principio el lunes, se va a terminar de cerrar horario y lugar en los próximos días", señalaron fuentes del Palacio de Hacienda.
Como mencionó ayer MDZ, casi online desde Washington estará fiscalizando las discusiones la número dos del FMI, la indo-norteamericana Gita Gopinath, quien tiene la última palabra técnica en el Fondo sobre la marcha del caso argentino. La economista tiene además la misión autoimpuesta que el nuevo acuerdo tenga cierta impronta de asistencia social como contención al severísimo ajuste fiscal que está aplicando Javier Milei en su gestión y que sobregira las metas que Guzmán había discutido en 2022.
Lo que se debatirá desde hoy es el cierre del 2023. Para el 2024 habrá que esperar. Sobre el ejercicio del año pasado, hay que recordar que el gobierno de Alberto Fernández no cumplió con las metas pactadas, obligando a la negociación de un "waiver" para forzar la supervivencia del programa de Facilidades Extendidas vigente.
Por ahora, la misión de Cubeddu es la de cerrar el ejercicio anterior, medir los incumplimientos y plantear las nuevas plataformas de negociación para el 2024. Para cuestiones más ambiciosas, habrá que esperar a que el Board del FMI acepte el waiver y que los programas económicos de Milei tengan más vuelo en la realidad fiscal, financiera y económica de todos los días.
Se considera que con la llegada del gobierno de Javier Milei y a poco de andar su gestión -supuestamente el Ejecutivo argentino más fuerza debería mas fuerza- habrá más posibilidades de negociar. Con el agregado, además, en el caso del presidente local, que su propuesta sobregira lo que el Fondo le pedía al país en el programa de Facilidades Extendidas original, firmado en marzo del 2022 y que ya tuvo una renegociación de metas (julio 2023) y dos caídas (marzo y septiembre 2023).
Técnicamente, el programa de Facilidades Extendidas negociado y firmado en los tiempos de Martín Guzmán está hoy caído por la imposibilidad de Argentina de cumplir con las metas pactadas para el ejercicio anterior. El gobierno de Alberto Fernández, y lo que le corresponde en tiempos a Milei, tendría que haber llegado a un déficit fiscal de 1,9% del PBI, haber aumentado las reservas en unos 3.000 millones de dólares (aproximadamente) y haber emitido por nomás de 0,6% del PBI.
Aún no hay números finales del 2023, pero desde la gestión Milei suponen que el déficit primario superó el 3%, las reservas son negativas en números fantasmales (se habla de casi 10.000 millones de dólares) y la emisión superó el 1,3% del PBI. En cualquier acuerdo normal, estoy hubiera significado para el FMI la caída definitiva del acuerdo y una sesión especial del Board del organismo donde se tratara algo parecido al rompimiento de las relaciones. Sin embargo, la causa argentina es particular para el organismo; ya que se trata por lejos del principal deudor.
Y, además, la llegada de Milei cambió la manera de analizar la situación desde Washington. Ahora lo que se espera es retornar el diálogo formal desde la próxima semana, volver a rehacer los números de punto de partida y firmar un nuevo acuerdo.
Los puntos de la agenda
No deberá entusiasmarse Argentina en una primera instancia. Lo que se podrá conseguir es un "waiver" o perdón por no haber conseguido las metas propuestas originalmente, fijar nuevas para el 2024, cumplirlas, y mientras tanto hablar de las nuevas cifras y porcentajes del próximo ejercicio.
El FMI mantendrá inamovible lo que se firmó en marzo del 2022 para este año: un déficit de 0,9% del PBI, una emisión menor al 0,4% y reservas por arriba de los U$S 6.000 millones. Aquí es donde Milei y su ministro Luis "Toto" Caputo hacen punta, se agrandan y hasta cancherean.
Según las proyecciones propias, en el megaplan de ajuste que está implementando el Gobierno, este año ya habrá superávit fiscal, las reservas superarán los U$S 8.000 millones (se confía en una cosecha récord con retenciones haciendo juego) y una emisión mínima y numéricamente concentrada en la ayuda a planes sociales y jubilaciones, algo que en las conversaciones previas entre Milei y el FMI, el propio Fondo había pedido.
La idea del Ejecutivo es cerrar rápidamente una nueva vida del Facilidades Extendidas, sabiendo que es imposible en las actuales circunstancias pensar en una nueva generación de tratados. Y una vez estrechadas las manos y firmados los papeles, pensar en que el FMI replique el pago por unos U$S 960 millones liquidados en diciembre pasado con un crédito de la CAF, liquidar en medio de las negociaciones los casi 1.900 millones de dólares que se le deben pagar al organismo en enero. dinero que desde el Banco Central de Santiago Bausilli se asegura que están gracias al incremento de reservas de algo más de U$S 3.300 millones de las últimas dos semanas y media de diciembre y lo que va de enero.
Se supone que en algún momento entre enero y febrero se llegará a un acuerdo primario que le permita al país recibir todo el dinero liquidado entre diciembre y enero, y poder negociar al menos los algo aproximadamente 1.500 millones de dólares prometidos desde el organismo por las ayudas especiales a los países en desarrollo que mantienen acuerdos estables con el FMI.
Serían entre 5.000 y 6.000 millones que llegarían en el primer bimestre del año. Pero Milei y Caputo van por más. Inmediatamente después de haberse puesto de acuerdo con las metas para el 2024, buscarán el premio mayor que puede brindar el FMI: que los aproximadamente U$S 12.000 millones (de los 57.000 originales) del Stand By firmado por Mauricio Macri en 2018 y que no fueron girados por la negativa a recibirlos por parte de Alberto Fernández, puedan ser parte de algún tipo de plan de ayuda especial para Argentina.
Esto además de la renegociación de todos los pagos de este año comprometidos con el FMI. La cifra que habría que pagarle al organismo da algo de escalofríos: Argentina enfrentaría vencimientos por U$S 12.000 millones. Dinero que el país no tiene ni tendrá. Y que sólo podrán liquidarse volviendo a la letra firmada por Guzmán en 2022: que cada vez que llegue un vencimiento trimestral, el FMI gire primero el dinero para luego pagarse a si mismo.