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Buenas prácticas agrícolas: cuando la sustentabilidad abre mercados

Las “BPA” funcionan como un instrumento de potencial disruptivo tanto para las pymes como para los pequeños emprendimientos que desarrollan su actividad en este ámbito. en MDZ, Matías Imperiale, Director Operativo de Agro Sustentable deja su opinión para compartir.
La ONU, llama a que el Estado ejerza un rol activo de cara a la incorporación de los que denomina “atributos de calidad” a los productos agropecuarios. Foto: MDZ
La ONU, llama a que el Estado ejerza un rol activo de cara a la incorporación de los que denomina “atributos de calidad” a los productos agropecuarios. Foto: MDZ

En todo el mundo se está comenzando a consolidar el modelo de producción correspondiente a las Buenas Prácticas Agrícolas. Es pertinente seguir divulgando sus beneficios en aras de afianzar el crecimiento de tales proyectos que son atractivos para nuevos mercados. Esta perspectiva alude a una manera de obtener los productos agropecuarios. Presta especial atención a los procesos de siembra, cosecha y postcosecha de cultivos, a efectos de que cada etapa cumpla las exigencias de una producción sana, segura y amigable con el medio ambiente, que son exigencias comerciales que distintos países del mundo ya están aplicando en sus tratados, como es el ejemplo de la Unión Europea.

Sobre estas ventajas da cuenta la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La entidad sintetiza el concepto de las BPA como “una herramienta cuyo uso persigue la sustentabilidad ambiental, económica y social de las explotaciones agropecuarias, lo que debe traducirse en la obtención de productos alimenticios y no alimenticios más inocuos y saludables para el consumidor”. A su vez, la FAO hace hincapié en el valor de este modelo desde la óptica de los pequeños
productores, cuyo desempeño recomienda acompañar por intermedio de políticas y programas que tengan como pilar a las BPA. Por otro lado, la Organización llama a que el Estado ejerza un rol activo de cara a la incorporación de los que denomina “atributos de calidad” a los productos agropecuarios. Sobre esta base apunta a adoptar una normalización técnica para que no representen una amenaza para la salud.

Del Estado se espera, entonces, que contribuya a consolidar las BPA y puntualmente los atributos de calidad como forma de diferenciación y valoración, sobre todo, con la finalidad primera de exponer aquellos componentes que el consumidor no puede distinguir, como la presencia de algún tipo de residuo químico. Sin embargo, no hay que olvidar la variable comercial que tienen estas prácticas, no llevarla adelante puede suponer que los mercados internacionales se cierren para los productores. Desde este punto de vista, es oportuno plantear alianzas público-privadas para ampliar el conocimiento científico y tecnológico al momento de estructurar las BPA, una dinámica que en la Argentina tiene lugar en centros de investigación, universidades e institutos del sector
empresarial.

En el ámbito de la producción agrícola continúa expandiéndose el uso de los bioinsumos.
Foto: MDZ.

En esa línea, por ejemplo, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) brinda un servicio de certificación a los usuarios que requieran garantizar tales prácticas. En términos generales se pretende propiciar una competencia justa para las pymes y pequeños
productores, en pos de que cuenten con oportunidades reales de crecer en los mercados locales e internacionales. Actualmente, en el ámbito de la pequeña y mediana producción agrícola continúa expandiéndose el uso de un elemento de vanguardia como los bioinsumos. Este conjunto nuclea a los productos elaborados a partir de organismos benéficos como bacterias, hongos, virus, insectos y extractos de animales y plantas.

Los bioinsumos pueden ser fertilizantes, insecticidas, fungicidas e incluso complejos de microorganismos con acción bioestimulante que se aplican en las distintas etapas del cultivo. Resultan inocuos, tal cual demandan los consumidores y mercados internacionales, porque se desarrollan con enfoque sustentable desde su concepción. Por último, como recurso clave en el afianzamiento de las BPA, los bioinsumos facilitan la concreción de dos factores fundamentales de esta perspectiva como lo son el “valor agregado” y el “valor agregado ambiental”, indispensables como ventaja competitiva en el comercio mundial. Estos logros se vinculan con una serie de características diferenciales con las que cuenta, por caso su condición de real, importante, concreto, anunciable y legítimo, según enumera la FAO en el abordaje de estos procesos.

Precisamente dentro de esta mirada entra en juego la idea de “valor agregado ambiental”, la que refiere a “aquel que se obtiene a partir de poner en evidencia la adopción de métodos de producción que dan satisfacción a las preocupaciones de los consumidores por los temas ambientales”, según afirma la organización internacional respecto a este tipo de solución acorde a las Buenas Prácticas Agrícolas.

Matías Imperiale.

* Matías Imperiale, Director Operativo de Agro Sustentable.