La sentencia más dura de una consultora clave sobre la economía argentina

Ya no importa sólo el impacto de la sequía que agravó la falta de dólares, ni el cepo que intenta evitar que las pocas divisas que tiene el banco central se escapen como en un colador. La crisis que afecta a la economía pacta en todos los flancos y la dinámica se vuelve cada días incontrolable.
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La sentencia proviene de Ecolatina, la consultora que dirigió Marco Lavagna, actual director del Indec, y que dejó de comandar cuando fue electo diputado por el Frente Renovador de Sergio Massa.
El informe de esa consultora que se conoció ayer es mas lapidario sobre la situación de la economía que todo lo que se había escuchado hasta ahora.
Sobre el dólar, Ecolatina fue terminante: “Aún sin el impacto pleno de la sequía, la economía acrecentó su fragilidad. Aún bajo un férreo cepo, hasta inicios de abril las reservas netas mostraron una dinámica insostenible: cayeron USD 5.600 M hasta el menor nivel desde inicios de septiembre 2022, cuando el Gobierno se vio forzado a activar el ‘dólar soja 1.0’”, dicen allí.
Esta claro que la sequía influyó directamente en la situación que la consultora describe como “insostenible”, todo acelerado por las ventas récord del Banco Central y “una mínima liquidación del agro” producto de la sequía. Por primera vez, además, se pone sobre la mesa una difícil realidad del programa con el que Massa llegó al Ministerio de Economía: los planes soja 2.o y 2.1 adelantaron la liquidación de dólares del agro complicando la situación hacia el futuro. Ese momento ahora llegó.
Todo eso, explica Ecolatina, esta acompañado por la carrera inflacionaria que volvió a acelerarse “dañando la credibilidad del equipo económico para coordinar expectativas y obligando al BCRA a acelerar el ritmo del crawling peg y a elevar las tasas por primera vez desde septiembre”.
Las preguntas que se hace Ecolatina dejan traslucir por si mismas el escenario de incertidumbre explosiva que la consultora ve por delante: “¿Qué sucederá con el “plan Massa”? ¿Qué herramientas tiene el Gobierno para morigerar este shock exógeno y evitar un salto cambiario? ¿Qué consecuencias tendrá para la actividad económica, la inflación y los ingresos? ¿Cómo jugarán las elecciones en este contexto?”, son los interrogantes del informe.
La consultora evalúa el llamado “plan Massa” casi con un solo objetivo a la vista: “Evitar un escenario disruptivo (crisis) asociado a un salto discreto y desordenado del tipo de cambio oficial que genere una espiralización inflacionaria y una contracción aguda de la actividad económica, en el marco de una compleja situación social, con el fin último de sostener la competitividad electoral del oficialismo de cara a las elecciones”.
Fuera de esas intenciones se evalúa que los desequilibrios que se acumularon son de tal magnitud que limitan aún mas el débil margen de acción que tiene el gobierno. Ahí también conspiran el deterioro de las cuentas del Banco Central y la pérdida de credibilidad que muestra el equipo.
Ecolatina le señala a Massa en el informe algo que entre los economistas es una realidad imposible de ocultar: aunque el Tesoro ajustara cuentas y no requiriera asistencia directa del Banco Central, este continuaría emitiendo “para adquirir títulos del Tesoro en el mercado secundario para mejorar el financiamiento neto (asistencia indirecta); comprando “caros” los dólares de los “dólar soja/agro”; y por los intereses de sus pasivos remunerados (LELIQ, Pases), cuyo stock (12% del PIB) debe seguir creciendo para absorber los pesos sobrantes frente a una débil demanda de pesos, restándole eficacia a la suba de la tasa.
“Sin amortiguadores a la vista, cruje el ‘cruje el plan Massa’”, dice Ecolatina por primera vez. “El derrumbe próximo a los USD 20.000 M en las exportaciones agrícolas (4 meses de importaciones) alteró completamente el panorama. Además, dado que la sequía no fue generalizada en la región (en Brasil la cosecha de soja será récord), a diferencia de las últimas dos campañas no tendremos un salto en los precios internacionales jugando a favor”, sentencian.
Hacia el final del informe se incluye una peligrosa alerta como consecuencia del “derrumbe productivo y exportador del principal sector generador de divisas del país”.
Esto “eleva la probabilidad de una devaluación abrupta, dificultando la meta de reservas; incide sensiblemente en el PIB en forma directa (menor cosecha) e indirecta (en sectores asociados y al proveer menos divisas para importaciones); complica la reducción del déficit fiscal (menor tributación por derechos de exportación e importación y efecto directo de la menor actividad económica); e induce mayores presiones inflacionarias ante una menor disponibilidad de bienes, el impacto de la sequía en los precios de algunos alimentos frescos y la dificultad para garantizar acceso al MULC a empresas dentro de “Precios Justos””.
Por delante solo queda el desafío de encontrar la forma de retener reservas, por lo menos hasta que se defina una sucesión del actual gobierno y se soporte el impacto que tendrán las elecciones en PASO y generales sobre la ya casi inexistente credibilidad. Por lo tanto, el informe solo anticipa la existencia de medidas de urgencia para “construir un 'puente' de dólares hasta las elecciones: “zanahorias” (incentivos), “garrotes” (restricciones) y “conejos” (ingresos y/o recursos “extra”) que buscan generar un impacto “real”, pero también sobre unas expectativas deterioradas”.
Asi se enumeran siete medidas que el Gobierno se verá obligado a implementar:
(1) Alterar la naturaleza de la estrategia cambiaria: para acotar el exceso de demanda de divisas, se amplían y extienden los desdoblamientos sectoriales (devaluaciones parciales), tanto para las exportaciones (“dólar soja/agro”) -a fin de adelantar la liquidación de divisas, a costa de comprometer la oferta a futuro y generar impactos en los precios- como para las importaciones, haciendo que el dólar oficial sea cada vez menos relevante en el comercio exterior;
(2) Obtener recursos adicionales vía la cuenta financiera (OFIs, Fondo Saudí, inversiones de China, activación y utilización del swap, etc.);
(3) Negociar con el FMI para flexibilizar la meta de reservas, reducir el monto de los pagos netos de este año y/o adelantar desembolsos para evitar que la cuenta DEG sea negativa y el BCRA tenga que utilizar reservas propias en los giros al organismo;
(4) Vender bonos de deuda soberana y/o intervenir con reservas para contener la brecha frente a la mayor dolarización de carteras;
(5) Subir más la tasa de interés, con el mismo fin;
(6) Seguir forzando postergaciones en el pago de importaciones, con un margen escaso (deuda por importaciones es la más elevada desde el 2003).
No obstante, dado que no vemos sustitutos que vayan a neutralizar por completo este desbalance entre oferta y demanda de USD, los costos sobre la actividad económica de evitar la crisis (“el mal mayor”) son que el Gobierno se ve forzado a convalidar una recesión (7) por la vía de la intensificación de las restricciones sobre las importaciones, lo cual limita la expansión potencial de la economía vía una menor disponibilidad de insumos y bienes finales”, termina el informe.