Duro panorama

Crisis por la sequía: cómo impactará en la mesa de los argentinos

La baja en la cosecha de granos será, en promedio, entre 30% y 45% menos que la temporada pasada. Aunque lo que hay debería alcanzar para el consumo interno, ya se observa escasez y cierta especulación por el incremento lógico de precios. Qué pasará con la leche, la harina y otros productos.

Diana Chiani
Diana Chiani sábado, 1 de abril de 2023 · 07:00 hs
Crisis por la sequía: cómo impactará en la mesa de los argentinos
El maíz tendrá una cosecha 30% menor a la campaña del año pasado por la fuerte sequía que afectó a extensas de la zona núcleo, la más productiva del país. Foto: Archivo MDZ

La sequía histórica de la temporada pasada no es novedad para el sector del campo. Sin embargo, con la cosecha de granos en ciernes, existe preocupación acerca de lo que puede suceder con los alimentos que llegan a la mesa de los argentinos. En líneas generales, los especialistas estiman que no debería haber faltantes, aunque sí aumento de precios y cierta escasez en algunas regiones y/o sectores.

El sector industrial y supermercadista ha comenzado a advertir cierto retaceo en algunos productos cuando todavía falta para la temporada alta del consumo de granos. El menor ingreso de dólares por la menor exportación de soja parece más lejano, pero tiene impacto en la vida de todos por las medidas del Gobierno para evitar fugas.

Además, según datos del Ieral de la Fundación Mediterránea, habrá una reducción cercana a los U$S 21.000 millones (-38%), lo que implica un retroceso equivalente a 3,3 puntos del Producto Bruto Interno. Lo que es seguro es que habrá una suba de precios generalizada en la mayoría de los productos del campo, debido a la puja que ya ha comenzado y a que los productores no se apuran a vender un producto en medio de la incertidumbre.

En un contexto de inflación, no obstante, es difícil determinar cuánto de ese aumento puede corresponder a los faltantes por sequía y cuánto a la suba generalizada de precios. Lo cierto es que, con la excepción de las carnes y productos regulados como harinas y aceites, el resto de los valores de la Pampa Húmeda, literalmente, podrían dispararse.

Incidencia de los granos

Argentina produce muchos más granos que los que consume. Pero esta campaña la situación es más compleja. Por caso, el trigo rendirá entre 30% y 35% menos que el año pasado, se trata de un producto en el que normalmente, dos terceras partes se exporta. Este año no será así. Se cosecharán unos 12 millones de toneladas, mientras que en el país se venden alrededor de 8 millones de toneladas. “Más allá de las variaciones, esto se repite en los otros granos”, señaló Juan Manual Garzón, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea.  

David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), explicó que las presiones en el precio ya se sienten en maíz, porque casi no hubo de la variedad temprana. No obstante, por las características de este cultivo, las faltas se van a sentir más en la última parte del año.

El impacto de los granos en los precios finales de lo que se consume en Argentina es relativamente bajo. Por ejemplo, el trigo representa el 13% del valor final del pan y el maíz implica el 11% del costo de un litro de leche, el 13% de un kilo de carne y el 25% de uno de pollo. En tanto, aunque muchos alimentos procesados llevan soja, la cantidad es mínima dentro del total de costos.

En Argentina, el principal impacto que tiene la soja, además del menor ingreso de dólares está en los precios del gasoil, ya que una parte se utiliza para producir biodiésel. Otra se destina a la elaboración de harina de soja para aceite o para las dietas de pollos y cerdos; con participaciones menores que el maíz.

Faltantes y precios más altos

Lo que sí puede suceder es que en algunas regiones haya faltantes de manera específica, debido a que en épocas normales eso ya sucede y, con la sequía, se agravará. La distorsión aquí sería específica, pero habrá que ver cómo evoluciona el mercado en líneas generales. Los rubros que más demandan granos son molinos,  granjas de pollo y criaderos de cerdo. También los feedlots de ganado vacuno.

Por este motivo, habrá un impacto en los costos de producción de estos sectores que se comenzaron a trasladar a los precios del consumidor final y se entremezclan con el resto de la inflación. Por otra parte, ya se observan conductas especulativas, debido al producto escaso que se revaloriza. Los granos aguantan mucho tiempo después de la cosecha y los productores que no han perdido todo van a querer hacer valer lo que venden en el contexto de una sequía que se profundizó el año pasado, pero que data de un par de años antes con las graves consecuencias para los sectores primarios.

Por su parte, Rubén David, dueño y gerente del mayorista Oscar David, anticipó dificultades en la compra de casi todos los derivados del campo. “Algunos hablan de los dólares pero no sé qué va a pasar con el consumo interno”, explicó el empresario. Agregó que algunos de sus proveedores y conocidos ya han comenzado a anticipar escasez y existe preocupación en el sector.

Leche, carne, harina y aceite

El mayor consenso en torno al impacto de la sequía es que habrá menos leche y que su precio aumentará de manera considerable. Los tambos ya están teniendo problemas con los costos, ya que se encareció la alimentación de las vacas y, por la sequía, ha habido una disminución de lecheras. Además, el excesivo calor las ha sometido a un gran estrés, lo que disminuye su capacidad de producción.

Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina, explicó que tanto los tambos grandes como los chicos están complicados y esto anticipa faltantes, además de subas. En la carne, más allá de los incrementos registrados en el primer trimestre, la ecuación sería inversa ya que se espera que siga la sobreoferta por la imposibilidad de mantener los animales. La falta de pasturas y el incremento del maíz contribuirá a mantener planchados los precios. Al menos hasta que se sepa el impacto real de la sequía en los niveles de preñez.

En lo que a la harina de trigo respecta, los especialistas no esperan complicaciones debido a la existencia de un fideicomiso regulado por el Estado que funciona bien. Es decir, que hay volumen debido a que los productores reciben un precio cercano al de mercado. No sucede lo mismo con el aceite, donde una parte también está incluida en el fideicomiso.

El principal tipo de aceite es el de girasol, una planta que no requiere mucha agua y se salvó de las dificultades por la sequía. Sin embargo, sus faltantes en los supermercados son comunes debido a que una parte está en un fideicomiso regulado, en el que los precios pagados son menores a los de mercado. De allí que se elabore una cantidad mínima y que los precios de los litros que no forman parte de ese fideicomiso sean mucho más altos en comparación.

¿Qué pasará con los precios?

La suba de precios será un hecho y la escasez se hará sentir por diferentes motivos, más allá de que no exista en los números. La pugna entre saldos exportables y mercado interno (granjas e industriales) puede generar faltantes y tendrá en estado de alerta a todos los involucrados, con los productores a la cabeza. En palabras de José Colombato, presidente de la FA, regional Entre Ríos, los ruralistas verán números negativos en casi todos los cultivos.

Sin embargo, inflación mediante, los especialistas explicaron que los precios tienen el límite del mercado externo. Los granos son bienes que tienen un valor internacional y no pueden venderse por encima de eso. De este modo, y más allá de que ese número sea en dólares, no hay margen para aumentar indefinidamente, ya que el precio se fija desde este lado debido al peso del sector exportador.

Los exportadores y el ingreso de dólares al país sufrirán un duro golpe. Según cifras del Ieral, la generación neta de divisas asociadas a la exportación de granos y derivados sufrirá una fuerte reducción. “Si se toma el ciclo comercial de los principales cultivos (abril 2023 a marzo 2024) se estima un ajuste de U$S18.100 millones (-41%).

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