La economía de Mendoza: la década ganada, los sectores que cayeron y los hitos públicos
La provincia siempre ha acompañado los vaivenes nacionales y se ha destacado en rubros que perdieron fuerza. En los últimos 40 años bajó en la participación nacional y no pudo crecer la torta.
Como el de otras provincias, los destinos económicos de Mendoza han estado, en los 40 años de democracia, muy atados a los vaivenes nacionales. Por sus características, tal vez un poco más que otras con una particularidad: cuando Argentina cae, Mendoza baja más y –al revés- cuando al país le va bien a Mendoza le va un poco mejor. Esto es, en parte, por la cantidad de bienes transables que produce la provincia y que se venden tanto al resto del país como al exterior.
A ciencia cierta y según un informe elaborado por los economistas del Ieral de Fundación Mediterránea, Jorge Day y Gustavo Reyes, Mendoza ha perdido participación en el Producto Bruto Interno (PBI). Aunque sigue en el cuarto lugar del ránking nacional, mientras en 2004 aportaba el 3,9% del PBI, en 2022 fue un 3,3%. Esta caída, advirtieron los economistas, podría ser mayor si se quitara a la Ciudad de Buenos Aires de la ecuación debido a que esta también bajó mucho.
En este marco, el informe destacó que a Mendoza le ha ido peor que al promedio nacional. Otro dato a destacar está en la masa de asalariados formales que, pese a mantenerse en torno al 3% en los últimos 25 años, pasó del quinto al sexto lugar entre 1997 y 2022. Según Jorge Day y en función de diversas estimaciones, tanto Mendoza como otras provincias se han mantenido en números estables. San Juan y Neuquén mejoraron un poco de la mano de la minería y el petróleo, respectivamente. Incluso fue Vaca Muerta la culpable del desplazamiento al sexto lugar en la masa de asalariados.
“Todas las provincias producen servicios parecidos y cada una se distingue por algunos sectores. En el caso de Mendoza es el petróleo y la vitivinicultura”, explicó Day. Con respecto al primer rubro y pese a los intentos del actual Gobierno, la producción viene en baja con una promesa aún incumplida de la parte local de Vaca Muerta. La refinería tampoco ha ampliado su capacidad mientras que la vitivinicultura está estancada desde hace al menos diez años. Al parecer, hay desafíos pendientes que no se han podido resolver durante estos 40 años.
Los 80 y un inicio complicado
El primer gobierno de la democracia luego de la dictadura militar de 1976, fue el del radical Felipe Llaver. No fue un periodo sencillo y la del 80 se considera una década perdida debido a la híper inflación y a las dificultades que existieron en aquel momento, muchas heredadas de la Junta Militar. En este marco, el economista Raúl Mercau, director de la carrera de Economía de la UNCuyo, observó que en esta época tan convulsionada se lograron recuperar los Nihuiles, un hito para la época.
En 1987 y contra todo pronóstico, José Octavio Bordón ganó la Gobernación y posicionó a la provincia con diversas políticas que fueron precursoras. “Entre ellas estuvo la privatización de Giol con un enfoque diferente del que hubo después y una mirada más social”, recordó Mercau. La vitivinícola pública era un peso para el presupuesto provincial y la creación de una Federación de Cooperativas (Fecovita) fue una salida efectiva planteada por Bordón.
La década terminó en hiperinflación y, pese a todo, Mendoza logró una situación iscal relativamente ordenada. Eso permitió, en parte, la proyección que después tuvieron muchos de los funcionarios de este Gobierno en el gabinete de Carlos Saúl Menem (Eduardo Bauzá, Pedro Pou, etc.). Con respecto a los datos de esta época, Jorge Day explicó que no están tan sistematizados, sin embargo hay indicios de que la participación provincial en la economía nacional estaba en el 4%. Por otro lado, en la década del 80, el sector petrolero era mucho más grande que en la actualidad ya que aportaba un tercio de los ingresos totales y hoy apenas no llega al 5%.
Los 90 y la inversión extranjera
Los gobernadores de la década del 90 fueron Francisco Gabrielli y Arturo Lafalla. Durante la gestión del primero, se armó el Fondo para la Transformación y el Crecimiento y con el dinero del juicio por las regalías petroleras se daban créditos blandos al sector productivo. Fue una de las innovaciones que destacó Mercau debido a que el Fondo continúa pese a sus falencias para reingresar fondos. En esta época también se armaron algunos entes público-privados como ProMendoza, que perdura hasta hoy.
A Lafalla, por su parte, le tocó la parte más movida de la década, cuando la desocupación comenzó a hacer mella en todo el país y el romance con las políticas neoliberales llegaba a su fin. En esta época hubo privatizaciones que los mendocinos aún recuerdan por lo traumáticas y por el ruido que hicieron. Una fue la caja de Jubilaciones y las otras la de los bancos Mendoza y Previsión Social.
“Con todos los inconvenientes que tuvo esto, fue un hito en la política mendocina ya que eran una carga para el presupuesto público provincial”, opinó Raúl Mercau. En la línea de las privatizaciones que se hicieron en todo el país en Mendoza también se vendieron las empresas de electricidad y de agua al tiempo que se crearon entes reguladores y de control para estos sectores. Esto también fue una política innovadora que después no se revisó y, como otras, dejó de cumplir la función que se buscaba.
Más allá de los problemas que se comenzaron a evidenciar hacia el fin de la década, los 90 fueron clave para la vitivinicultura como hoy se la conoce. En esa década se produjo la reconversión de la mando de inversiones extranjeras, recambio de viñedos, gerenciamiento externo y salida al mercado externo. También entonces se empezaron a desarrollar los planes estratégicos, las regulaciones nuevas con el foco en la calidad y búsqueda de un desarrollo común y a largo plazo.
Los 2000 y un impulso que no alcanzó
El año 2000 llegó con las convulsiones, el corralito y la crisis que todos recuerdan. En esos años el gobierno de Roberto Iglesias se atrevió a bajar los sueldos de los empleados estatales con el fin de mantener las cuentas públicas equilibradas. Fue una medida antipática tomada por el entonces ministro de Finanzas, Enrique Vaquié, que con el tiempo se valoró debido a que mantuvo a Mendoza en un relativo contexto fiscal equilibrado. En 2003 se inauguró una de las pocas obras públicas de magnitud como fue el dique Potrerillos, que había comenzado en la gestión anterior
La devaluación del 2002 impactó de manera positiva en las ventas de vino al exterior así como en la llegada de turistas extranjeros, especialmente de chilenos, que trajeron alivio a la crisis general. “La vitivinicultura tuvo su boom en la primera década del 2000, las exportaciones se quintuplicaron”, recordó Jorge Day el economista del Ieral.
El gobierno de Julio Cobos, entre 2003 y 2007, estuvo marcado por la recuperación de la economía nacional que, Néstor Kirchner mediante, dio lugar a la alianza que luego terminó con el famoso “no positivo”. Pese al buen aire nacional, al viento de cola, el crecimiento y la relación idílica con la Nación, los números de esta década no muestran grandes crecimientos además de la vitivinicultura que estaba en pleno auge. Es más, los números del Ieral muestran a Mendoza en una suerte línea recta en la mayoría de las actividades al comparar 1997, 2004 y 2022.
En 2007 y aunque empezó con el pie izquierdo por la falsa promesa del mapa del delito, el gobierno de Celso Jaque tuvo la posibilidad de inaugurar otra de las obras públicas clave del periodo democrático. En 2011, antes de que asumiera Francisco Paco Pérez, comenzó a funcionar Comahue-Cuyo, una línea de alta tensión que va desde Neuquén a Junín en el Este mendocino. El de Pérez fue un Gobierno malo finalizado en el 2015 debido a que, entre otras cosas, incentivó una mayor dependencia con la Nación que pagó con el atraso en el pago de sueldos cuando la Rosada le soltó la mano.
Del 10 al 23 y el objetivo de mantener lo logrado
Los últimos diez años de la democracia tuvieron, entre otras cosas, una pandemia global. Sin embargo, tanto los números del Ieral como otros datos muestran que la economía se estancó. El de la no creación de empleo privado es el más claro pero también en estos años, la vitivinicultura frenó el impulso que traía. En parte debido a una tendencia global y, en parte, por los diversos vaivenes económicos. “A partir de 2010 las exportaciones vitivinícolas se estancaron con la excepción de 2019 y 21 en que hubo una recuperación”, precisó Jorge Day.
En 2015, Alfredo Cornejo ganó la Gobernación y logró equilibrar las cuentas públicas. Durante este período no se destacaron obras grandes y también fue atravesado por una crisis nacional importante los años 2018 y 2019. Tal vez como un logro, en la última parte del Gobierno de Cornejo se firma el acuerdo con la Nación para recibir los fondos de Portezuelo del Viento, dinero que todavía no se puede utilizar ni tiene destino claro todavía. En los últimos años y pandemia mediante, el Gobierno de Rodolfo Suarez tampoco realizó grandes innovaciones en la política económica. La que rescata Raúl Mercau es la implementación del programa Mendoza Activa para incentivar inversiones de la mano de devolución de impuestos.
En síntesis, en las últimas tres décadas Mendoza se mantiene en torno a los tres puntos con relación a su aporte al PBI nacional. En 2022, creció medio punto en el rubro de ventas de autos 0 km, pero es pronto para saber si es una tendencia o un hecho aislado. Con relación a los impuestos provinciales también mantiene su cuarto puesto mientras que, como se dijo, perdió bajó un lugar en el ítem masa salarial privada. El desafío esta en hacer crecer la torta y ver qué sectores se impulsarán ya que el turismo ha crecido, pero el sector todavía es chico en comparación con la vitivinicultura y el petróleo. “Tiene potencial, pero todavía no alcanza para complementar”, subrayó Day quien sostiene la hipótesis de que cuando el dólar ha estado caro, Mendoza se ha visto favorecida.