Por qué Javier Milei le hizo caso a Sergio Massa en un rol clave para el país
Intensas reuniones y dos recomendaciones clave determinaron la continuidad en el equipo económico de un hombre que conoce al detalle los vericuetos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Durante un año más, como mínimo, Leonardo Madcur será el hombre fuerte de las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hasta el viernes fue el jefe de asesores del Ministerio de Economía del gabinete de Sergio Massa, y responsable de las discusiones con el organismo que dirige Kristalina Giorgieva, pero a partir de ahora será el representante del país en el Board del organismo.
Desde ese cargo crucial será la persona que defienda al país en ese ámbito, donde deberá lidiar con los directores de todos los estados que deben aprobar el próximo acuerdo con el país, que reemplace al programa de Facilidades Extendidas.
La continuidad de Madcur surgió de la conversación personal que el domingo anterior mantuvieron durante un desayuno de trabajo entre Javier Milei, todavía presidente electo, y el entonces titular del Palacio de Hacienda, Sergio Massa. Fue la primera vez que Milei y Massa hablaron concretamente del FMI, del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado en julio y caído en septiembre y del clima que dentro del Fondo hay sobre la Argentina. Obviamente, negativo.
En esa reunión, Milei- Massa, el entonces ministro, habló muy bien de Madcur y recomendó su continuidad para mantener una posición coherente y firme ante el organismo, en momentos duros. Madcur, se sabe, conoce de cerca a todas las contrapartes de Washington, comenzando por la buena relación (diplomáticamente hablando) que conectó con el director gerente para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés. Pese a las rivalidades generadas por el pedido de profundidad del ajuste del chileno, y la negativa de Massa de aceptar las "sugerencias".
Palabra de experto
Hubo una segunda recomendación clave para la continuidad de Madcur. Guillermo Nielsen, el ex viceministro de Economía en los tiempos de Roberto Lavagna y asesor amistoso y directo de Javier Milei. Se reunieron con el entonces presidente electo en el bunker del hotel Libertador durante casi tres horas, donde se le ofreció el cargo de la relación con el FMI.
Nielsen declinó el ofrecimiento (quizá acepte otro), pero recomendó fervientemente a Madcur para la misión. Nielsen conoce a Madcur desde las épocas de Lavagna, y sabe de sus condiciones.
Madcur se reunirá en horas con Milei y comenzará a diseñar junto con el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, y el viceministro Joaquín Cottani la propuesta que se le hará al FMI para la renovación del acuerdo. Algo que ocurrirá luego de las fiestas de fin de año, tiempos en los que el organismo, virtualmente, cierra sus puertas.
Aparentemente, recién entre el 10 y el 15 de enero se retomarán las negociaciones. Por ahora, lo único que habrá que resolver es cómo se le liquidan los U$S 2.500 millones que el país debe pagarle al FMI por el último vencimiento del año.
Según le aseguró Massa a Milei, ese dinero estará disponible en el Banco Central en tiempo y forma, como si fuera un último canuto reservado a pagar que le deja la gestión de Miguel Pesce a Santiago Bausili, el próximo titular del BCRA. Este último aún no puede asumir su cargo, ya que no aparecieron los decretos correspondientes. Hasta hoy entonces, Pesce sigue siendo el titular.
Si se pagara antes de fin de año el vencimiento al FMI (lo decidirá Milei), habrá tiempo hasta enero del 2024 para volver a negociar. Mientras tanto, ya se saben algunas premisas. No se podrá volver al Stand By del 2018/ 2019. Sí renegociar el programa de Facilidades Extendidas cerrado en agosto de este año por Sergio Massa (que ya se considera caído), con un nuevo acuerdo para cubrir el período que va desde la asunción del nuevo gobierno hasta fin del 2024.
Una caja extra
Luego, si el país cumple con sus promesas (o, como asegura Javier Milei, se sobregira sobre esas metas), se puede pensar en reactivar algún dinero fresco y extra. Mientras tanto, Argentina solo podrá esperar a acceder a un monto de entre 1.300 y 1.500 millones de dólares provenientes del Fondo Fiduciario de Resiliencia y Sostenibilidad, un baúl financiero de donde el Fondo Monetario Internacional (FMI) ayuda a países en crisis, derivadas de cuestiones ambientales, cambio climático y algún otro capítulo indeterminado y conceptualmente algo volátil, donde la sequía del 2023 podría entrar. Para otro tipo de tratamientos o ayudas extraordinarias, Argentina debería recurrir (otra vez) a las gestiones de los Estados Unidos y sus aliados. Algo que por ahora estaría lejos de conseguirse.
"Ahora a las cosas. Vamos a trabajar desde el primer día de gestión de Javier Milei". El funcionario del FMI le explicaba con esta frase a un referente cercano a Javier Milei la actitud optimista y propensa a llegar lo más rápido posible a un acuerdo con la Argentina. Pero siempre respetando las condicionalidades que más arriba se explicitan y que, para al menos el staff técnico del organismo, son pétreas.
El mensaje fue claro. Al menos desde las oficinas de la subdirectora del FMI, la indo-norteamericana Gita Gopinath, el director gerente para el Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdes y el responsable del caso argentino, el venezolano Luis Cubeddu; habrá apoyo y comprensión para diseñar hacia delante un nuevo acuerdo.
O, más específicamente, una puesta en valor del programa de Facilidades Extendidas firmado en agosto pasado y suspendido desde (aproximadamente) octubre pasado, cuando desde el Ministerio de Economía de Sergio Massa se abandonó la meta de un déficit fiscal primario blindado en no más del 1,9% del PBI, en plena campaña electoral.
Según las proyecciones del oficialismo y el organismo, independientes, pero compartidas en su profundidad, esa variable treparía a cerca del 3% este año, con lo que no se cumpliría la meta más importante de respetar para el FMI. Esto, cruzado con las suspensiones de las misiones del Fondo a Buenos Aires para comprobar in situ las cuentas propias, dada la negativa de Alberto Fernández de autorizar la llegada de enviados del FMI, la cercanía del recambio presidencial del 10 de diciembre, las oficinas de Washington decidieron que se suspenda toda relación, poner en el freezer el acuerdo y esperar a que Javier Milei llegue a la Casa Rosada. O, como prometió el libertario, a Olivos.