Negociación en gateras

La dura realidad con la que el FMI espera a Milei: ¿recibirá los fondos?

El acuerdo de Facilidades Extendidas vigente con el FMI está caído desde poco después de las PASO. Se impone ahora una nueva negociación contra reloj y el pedido de fondos frescos para el país.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño miércoles, 29 de noviembre de 2023 · 00:55 hs
La dura realidad con la que el FMI espera a Milei: ¿recibirá los fondos?
La comitiva que acompañó a Javier Milei a Washington se mueve con comodidad y busca estrechar lazos y despejar el camino para el primer tramo del Gobierno Foto: NA

No se podrá volver al programa Stand By del 2018/ 2019. Sí renegociar el acuerdo de Facilidades Extendidas cerrado en agosto de este año con Sergio Massa (que ya se considera caído), con un nuevo acuerdo para cubrir el período que va desde la asunción del nuevo gobierno el próximo 10 de diciembre hasta fin del 2024.

Luego, si el país cumple con sus promesas (o, como asegura Javier Milei, se sobregira sobre esas metas), se puede pensar en reactivar algún dinero fresco y extra. Mientras tanto, Argentina sólo podrá esperar a acceder a un monto de entre 1.300 y 1.500 millones de dólares provenientes del Fondo Fiduciario de Resiliencia y Sostenibilidad (FFRS), un baúl financiero de donde el Fondo Monetario Internacional (FMI) ayuda a países en crisis derivadas de cuestiones ambientales, cambio climático y algún otro capítulo indeterminado y conceptualmente algo volátil, donde la sequía del 2023 podría entrar.

Para otro tipo de tratamientos o ayudas extraordinarias, Argentina debería recurrir (otra vez) a las gestiones de los Estados Unidos y sus aliados. Algo que por ahora estaría lejos de conseguirse.

El presidente electo Javier Milei mantuvo el viernes pasado un contacto por videollamada con Kristalina Georgieva, la titular del FMI.

"Ahora a las cosas. Vamos trabajar desde el primer día de gestión de Javier Milei". El funcionario del FMI le explicaba con esta frase a un referente cercano a Milei la actitud optimista y propensa a llegar lo más rápido posible a un acuerdo con la Argentina. Pero siempre respetando las condicionalidades que más arriba se explicitan y que, para al menos el staff técnico del organismo, son pétreas.

El mensaje fue claro. Al menos desde las oficinas de la subdirectora gerente del FMI, la indo-norteamericana Gita Gopinath; el director gerente para el Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdés; y el responsable del caso argentino, el venezolano Luis Cubeddu; habrá apoyo y comprensión para diseñar hacia adelante un nuevo acuerdo.

Más específicamente, sería una puesta en valor del programa de Facilidades Extendidas firmado en agosto pasado y suspendido desde (aproximadamente) octubre pasado, cuando desde el Ministerio de Economía de Sergio Massa se abandonó la meta de un déficit fiscal primario blindado en no más del 1,9% del PBI, en plena campaña electoral.

¿Hacia un nuevo acuerdo? 

Según las proyecciones del oficialismo y el organismo, independientes pero compartidas en su profundidad, esa variable treparía cerca del 3% este año, con lo que no se cumpliría la meta más importante de respetar para el FMI. Esto, cruzado con las suspensiones de las misiones del Fondo a Buenos Aires para comprobar in situ las cuentas propias, dada la negativa de Alberto Fernández de autorizar la llegada de enviados del FMI ante la cercanía del recambio presidencial del 10 de diciembre, las oficinas de Washington decidieron que se suspenda toda relación, poner en el freezer el acuerdo y esperar a que Javier Milei llegue a la Casa Rosada. O, como prometió el libertario, a Olivos.

Mientras tanto, hacia la próxima gestión, todas son bienvenidas y frases de futuras excelentes relaciones (algo fácil si se tienen en cuenta las características de la gestión saliente), pero advertencias para que el entusiasmo de las dos partes se mantenga dentro de los límites de la realidad. Concretamente, es muy difícil que Argentina pueda conseguir fondos frescos desde el FMI. Y mucho menos que se reactive el dinero del Stand By firmado en 2019 y del que aún quedarían por enviar desde Washington algo menos de 10.000 millones de dólares.

El exministro Martí Guzmán cerró el acuerdo de Facilidades Extendidas en marzo de 2022.

Sucede que, por cuestiones institucionales, esa alternativa sería imposible, ya que los acuerdos cerrados sepultan los anteriores. Y, en consecuencia, el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado por Martín Guzmán en marzo del año pasado, luego renegociado por Sergio Massa durante cuatro meses y medio y firmado a comienzos de agosto 2023, es el vigente. Y es el reemplazo del Stand By cerrado por Macri.

Hacia delante, el país puede negociar un nuevo tratado. Incluso convertir el programa de Facilidades Extendidas en un Stand By. Pero no retrotraer la situación a la de la gestión de Juntos por el Cambio (JxC), como tampoco a lo firmado por Guzmán. Esto implica que tampoco esos casi 10.000 millones de dólares estarían disponibles, sino que si el país busca dinero (poco o mucho), ese nuevo desembolso debería ser fruto de una nueva negociación y un nuevo acuerdo, pero no de un regreso atrás en el tiempo. 

El FMI está dispuesto a reabrir las discusiones para lograr un acuerdo creíble y de largo plazo con el país, pero siempre después de cerrar la historia del acuerdo de Facilidades Extendidas vigente (y suspendido). Esto es, que el país se comprometa a una nueva resolución de las tres metas fundamentales de lo negociado con Guzmán (déficit fiscal, emisión monetaria y reservas en el Banco Central), y luego discutir el futuro de la relación con el país.

Como el FMI pide variables verificables hacia delante pero, además, juzga incumplimientos pasados, se supone que habrá metas duras para el 2024, año en el que se le daría un punto final al Facilidades Extendidas y se abriría la posibilidad de una renegociación para un acuerdo de largo plazo.

Mientras tanto, y hasta diciembre del próximo ejercicio, Argentina debería cumplir metas pactadas, que serían casi las mismas del programa de Facilidades Extendidas vigente y renegociado (y luego suspendido). Esto es, un déficit fiscal de 0,9% para el año próximo, una emisión monetaria de no más del 0,4% del PBI y reservas que deberían superar los U$S 5.000 hacia diciembre del 2024.

Según lo que promete Javier Milei, su gobierno sobre cumpliría todas las metas, algo que para el FMI, obviamente, es aplaudible. Sin embargo, por el historial del país con el organismo, es imposible que el staff técnico se conforme con las promesas del libertario

 Antes quiere ver cómo las medidas que llevarían a lograr esas metas tienen el aval político interno para llevarlas adelante, y si luego el próximo Ejecutivo logra aplicarlas. Se supone que la negociación para firmar el nuevo acuerdo será rápida. El problema para Milei será que el FMI le crea. Para eso habrá que esperar, en el mejor de los casos, hacia el segundo semestre del 2024.

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