Opinión

Estrategias de negocios: el fracaso, el compañero inevitable del éxito

¿Sabías que el 90% de las empresas que se crean no llegan a superar los cinco años de vida? ¿Y que casi el 95% de los nuevos productos que se lanzan al mercado, no funcionan?

Hernán Schuster domingo, 26 de noviembre de 2023 · 04:30 hs
Estrategias de negocios: el fracaso, el compañero inevitable del éxito
El 80% de las fusiones entre empresas no llega a agregar valor a sus accionistas o alcanzar sus objetivos. Foto: MDZ

El 80% de las fusiones entre empresas no llega a agregar valor a sus accionistas o alcanzar sus objetivos. Además, por cada 1000 vistas de un anuncio online, se clickea una sola vez. Y esto no solo sucede en los negocios. El fracaso es una constante en casi todos los aspectos de nuestras vidas.

Por ejemplo, el 60% de las parejas que se casan terminan en separación o divorcio, y ni hablar de la enorme cantidad que no lo hace, pero vive en total infelicidad. También, casi 90% de los objetivos que nos trazamos al comenzar cada año (bajar de peso, ahorrar, viajar más) no se cumplen en absoluto.

Y si todavía no te pude convencer con todos estos números, la seguidilla termina con un dato fundamental: el 100% de los cuerpos humanos terminan fracasando porque, aunque no me creas, nuestro paso por este plano terrenal es pasajero y absolutamente todos nos vamos a morir. No solo convivimos con el fracaso, sino que vivimos inmersos en él.

Aunque tenemos la sensación de que el fracaso es excepcional, la verdad es que es al revés, el éxito es lo inusual. Marcelo Bielsa, gran DT y que de “loco” no tiene ni un pelo, dice: “Deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito es una excepción: los seres humanos de vez en cuando triunfan. Habitualmente combaten, se esfuerzan… y ganan de vez en cuando. Muy de vez en cuando”. 

Por cada 1000 vistas de un anuncio online, una sola persona clickea e ingresa a la propuesta.

Dado todo esto, es fundamental redimir los errores. Porque no solo son necesarios para crecer y aprender, sino que son mucho más comunes de lo que solemos pensar, y sobre todo más frecuentes de lo que nos muestran los medios y las redes sociales. Todos fracasamos todo el tiempo, solo que no estamos acostumbrados a contarlo. Por suerte, de a poco estamos empezando a correr ese velo. 

Así como en otras generaciones si a alguien le eran infiel lo escondía por vergüenza y mantenía la relación, hoy es algo que puede contarse con honestidad. Lentamente (más lentamente de lo que deberíamos, tal vez) estamos comenzando a hablar de nuestros fracasos. Porque entendimos que no pasa nada si lo hacemos. Que es común, y además no es fatal ni definitivo, sino un paso fundamental en el camino al éxito. Además, no sé si existen personas exitosas sin fracasos en su haber. Y si las hay, deben tener un ego monstruoso. 

Quiero invitarte a pensar en el fracaso como una vacuna. Sí, así como lo leés. ¿Cómo es eso? Si como la gran mayoría de la población te diste al menos una en este último tiempo, me vas a entender perfectamente. A la larga, la vacuna te protege de una enfermedad que podría tener consecuencias graves, o hasta fatales. Pero claro, no viene sin un poco de sufrimiento. En el corto plazo, te puede doler, molestar, e incluso dejarte de cama por unos días. ¿Qué quiero decir con esto? Claro, que el éxito muchas veces viene acompañado de un dolor previo…

Esto es verdad en muchos ámbitos de la vida. La idea de que sin dolor no hay recompensa puede verse reflejada en un ambiente tan diverso como el entrenamiento. ¿Escuchaste hablar alguna vez de la frase “no pain, no gain”? Esta idea, que se repite hasta el hartazgo inscripta en muchísimas remeras de deporte, deviene de la biología y de cómo se construyen los músculos. Cuando uno empieza el gimnasio luego de mucho tiempo sin hacer ninguna actividad física, al día siguiente lo más probable es que quede durísimo y le duelan hasta partes del cuerpo que no sabía que tenía.

Deberíamos aclararle a la mayoría que el éxito es una excepción: los seres humanos de vez en cuando triunfan, señala el DT Marcelo Bielsa.

Esto sucede porque los músculos llevaban mucho tiempo sin hacer este tipo de esfuerzo. Y cuando uno comienza a levantar más peso del que estaba acostumbrado, se producen micro desgarros en las fibras musculares. Simplificando mucho un proceso complejo, podríamos decir que cuando estos se “sueldan”, el resultado son músculos mucho más fuertes y voluminosos. 

Siempre vamos a tener caídas. Pero de cada una podemos levantarnos más fuertes. ¿O alguna vez viste a los padres de un bebé que estaba aprendiendo a caminar decir “no, es un fracaso, nunca va a poder” a la primera caída? A los tropezones se aprende, y de hecho con el tiempo también se aprende cómo caer para que duela menos. Y así, pasar por esta clase de situaciones es necesario para estar mejor preparados para el futuro. Porque, sin dudas, el fracaso no es fatal ni definitivo, sino que es otra oportunidad para superarse.

Hernán Schuster.

* Hernán Schuster, autor de "Cómo fracasar con absoluto, rotundo y total éxito".

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