Importadores temen una parálisis total por una transición desordenada
El sector del comercio exterior viene operando en situación crítica, pero los importadores temen que este escenario se agrave aún más durante la transición hasta el 10 de diciembre.
El resonante triunfo de Javier Milei abre una nueva etapa política y económica. La continuidad del kirchnerismo, a través de la versión que podía proponer Sergio Massa, hacía suponer una transición ordenada, más allá de los serios problemas que enfrenta el país.
En cambio, el período que se inicia desde hoy hasta el 10 de diciembre estará marcado por las tensiones que existirán entre un gobierno de determinado signo, que deja la gestión y otro que espera para asumir.
La experiencia de lo que sucedió en el recambio presidencial del 2015 fue traumática, cuando el kirchnerismo no mostró colaboración con los funcionarios entrantes y se vivieron días caóticos en todas las dependencias públicas y un estado de acefalía hasta la llegada de Mauricio Macri.
Eso es lo que se teme desde anoche en el ámbito empresarial y hay sectores que muestran su preocupación por el escenario de las próximas semanas.
Uno es el de las empresas vinculadas al comercio exterior, especialmente a los importadores.
Gigantesca deuda comercial
La falta de dólares viene marcando la agenda desde hace meses y eso implica las trabas paran la importación y las dificultades para realizar pagos a proveedores del exterior.
Esto tiene una vital importancia, ya que la industria nacional depende de insumos del exterior para funcionar.
Esta situación generó una millonaria deuda en dólares del Estado con las empresas, como consecuencia de que las compañías vienen financiando sus propias importaciones para seguir operando a la espera de que el Banco Central les libere dólares al cambio oficial. Algunas estimaciones calculan que la deuda comercial del sector privado asciendo a unos US$ 43.000 millones.
Un relevamiento realizado anoche por MDZ entre operadores de comercio exterior mostró la gran preocupación que hay en el sector por lo que puede suceder en los próximos días.
“El Gobierno tiene que tener la responsabilidad de no implementar un freno mayor al comercio exterior hasta el final de su mandato. Más allá de los pagos están absolutamente frenados, hay trámites, declaraciones, nacionalizaciones de mercadería y una maquinaria operativa que debe seguir funcionando a los efectos de no encarecer todavía más las importaciones y la mercadería pueda ser movilizada” señaló un importante importador.
En ese sentido, desde otra empresa, coincidieron en la incertidumbre que se abre hasta el 10 de diciembre: “Hay que tener en cuenta que, para seguir operando, no sólo está el problema de las divisas. Se necesitan firmas y funcionarios que estén en funciones. Ya pasó en 2015 que hubo una parálisis operativa con funcionarios que no tomaban decisiones o, directamente, dejaban su cargo. En ese momento, la situación era difícil, pero no tan grave como hoy. Una carga que queda frenada en el puerto tiene un costo económico en dólares muy alto para las empresas.”
Expectativa positiva
El otro aspecto a tener en cuenta en el impacto que puede tener un cierre operativo total del comercio exterior en la actividad productiva.
“Muchas industrias están trabajando sin stock y necesitan liberar mercadería todos los días para poder mantener su producción funcionando. Cualquier empeoramiento de la actividad en puertos y aduanas puede provocar el colapso fabril. Vamos a tener tres semanas con muchas dificultades por lo que puede pasar en esta transición”, dijeron desde otra empresa importadora.
Sin embargo, el panorama cambia si se pregunta sobre lo que puede suceder a partir del 10 de diciembre.
“La expectativa es positiva porque tendría que haber un importante ordenamiento de las principales variables con la previsibilidad a la cabeza. Es cierto que lo más urgente es el ordenamiento económico porque el comercio exterior depende de la economía. Las primeras decisiones en este punto van a dar la pauta de lo que va a suceder en el comercio exterior” estimó otro operador.
“El presidente electo habló de comercio libre, de las ideas de (Juan Bautista) Alberdi y eso genera entusiasmo. Habrá que esperar para ver cuánto de eso se puede implementar. Hay que desarmar todo un tejido normativo imposible de entender y aplicar, barreras no arancelarias, simplificar el comercio, realizar un estudio de los costos de la cadena de valor para que los puertos argentinos dejen de ser los más caros de la región y sean competitivos y muchas cosas más. Todo eso se tiene que empezar a revisar desde diciembre. Van a ser meses muy duros, pero es inevitable pasar por todo eso si se quiere recuperar la economía”, puntualizó un empresario del sector.