Exclusivo: FMI y desarme de las Leliqs, dos negociaciones que Javier Milei empezará en 48 horas
La transición hasta el 10 de diciembre ya arrancó, también en el plano internacional. Contactos en Washington y Nueva York para remover los principales obstáculos y estabilizar la economía.
Javier Milei tomará contacto en las próximas 48 horas con dos frentes internacionales, imprescindibles para poder transitar (al menos en ese costado de la crisis) la transición hasta el 10 de diciembre. El ya electo Presidente de la Nación, abrirá el contacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para hablar ya de manera formal, sobre la continuidad del programa de Facilidades Extendidas, herida pero aún vigente con el país.
Además, retomará la conversación formal con al menos un banco de los Estados Unidos, para analizar lo que el próximo jefe de Estado considera fundamental para que su plan sea creíble: negociar el futuro de las Leliqs (Letras de Liquidación del Banco Central).
Saben Milei y su equipo, que el organismo que maneja Kristalina Georgieva esperó pacientemente que Argentina termine su complicado proceso electoral, para volver a hablar en serio sobre la relación que tendrán el país y el FMI, al menos para cerrar el 2023 y comenzar a transitar la discusión sobre lo que vendrá desde el próximo ejercicio.
Por orden de la búlgara, ningún funcionario ni político ni técnico del Fondo hizo alguna referencia ni opinión sobre la realidad económica de la Argentina. Ni mucho menos contestar las acusaciones que salían de la estrategia electoral del oficialismo, de culpar sobre los males de la economía criolla de estos tiempos, al acuerdo negociado por Martín Guzmán en marzo de 2022 y vigente, con cambios discutidos por el propio Sergio Massa.
La bajada de línea de Georgieva incluyó también que no se concrete ninguna de las misiones (ni presencial en Buenos Aires o Washington ni vía zoom) pendientes de revisión de la economía argentina, pese a que era lo firmado en el acuerdo. Mucho menos publicar informes críticos sobre la marcha de las finanzas, la política cambiaria o la situación fiscal, las que según el FMI iban en sentido estrictamente contrario a lo discutido con Massa entre abril y agosto de este año.
Un viejo conocido
Según el Fondo las metas de un déficit no mayor al 0,9% del PBI y una emisión monetaria de menos de 0,9% deben pasar hoy al archivo, de la misma manera que la posibilidad que se le dé al país por aprobados los números del tercer trimestre del año y, en consecuencia, se liberen los US$ 3.200 millones necesarios para que el país pueda pagar sus compromisos.
Pero el Fondo sabe, y Milei también, que ahora llegó el tiempo de hablar en serio. Y en no menos de 48 horas se deberá abrir el contacto formal entre las partes para comenzar a establecer relaciones concretas con el próximo gobierno. Milei cuenta con una ventaja que aprovechará. El interlocutor desde Washington será un viejo conocido: el chileno Rodrigo Valdés, el director gerente para el Hemisferio Occidental, y la persona que viene discutiendo con Massa y su equipo las condiciones del nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas.
Quiso el destino, y la profesión, que este exministro de Hacienda de Chile sea amigo personal y colaborador eventual de una de las personas más cercanas y potencialmente ministeriables que el libertario tiene ya en sus filas. Federico Sturzenegger y Valdés mantienen una relación desde hace décadas, en la que, entre otras cuestiones, hablaron (y mucho) sobre la negociación que este mismo año Massa mantuvo con el staff técnico del FMI.
No se llegó al punto de pedido de consejos, pero sí a la explicación mutua sobre la visión de las realidades desde los dos despachos. Sturzenegger sabe así, casi como nadie en el país, lo que el hombre fuerte del FMI para la Argentina piensa sobre la situación de la economía actual. Y, fundamentalmente, qué se le puede pedir a la transición en estas circunstancias y qué no. Para que los contactos se formalicen, sólo se necesita que el presidente electo le dé la vía libre al ex titular del Banco Central.
La bomba de Leliqs
La segunda apertura de negociaciones que abrirá Milei será con el primer banco financiero internacional interesado en trabajar con el eventual (y ahora real) gobierno del libertario. El flamante presidente electo, a través de parte de su equipo de trabajo, ya tomó contacto hace algo más de dos meses con dos casas de inversiones de primer nivel mundial: el fondo de inversión BlackRock, el más grande del mundo de su clase, y el banco norteamericano Bank of America (BofA) uno de los tres más importantes del mundo.
Ambos estuvieron presentes en aquella reunión en la casa del exCEO Global para América Latina del HSBC Gerardo "Gerry" Mato, y donde el anfitrión abrió las puertas de su casa de Greenwich, Nueva York, a unos 60 inversores internacionales para que escuchen la propuesta económica de los dos enviados de Milei: el entonces candidato a senador Juan Nápoli y el economista Darío Epstein.
Ambos, en aquella oportunidad que ahora tendría un vuelo más importante que el que se le dio en esos días, se dedicaron durante cuatro horas a contestar preguntas difíciles y complejas, relacionadas fundamentalmente con la dolarización. Sin embargo, al finalizar el encuentro, el BofA tomó contacto con ambos enviados para hablar del otro problema, mencionado pero no profundizado: el desarme de la bola de nieve de Leliqs, una amenaza de vencimientos en el corto plazo. Y a la que MIlei considera la principal amenaza.
Estas letras emitidas por el Banco Central, considerados el instrumento para financiar el déficit del Poder Ejecutivo y evitar que la masa de pesos récord en las últimas tres décadas se vuelque al tipo de cambio, tienen hoy vencimientos que comienzan ya en diciembre y culminan antes de julio, una operación de más de U$S 54.000 millones, un número sin precedentes para el país. Y cuyo desmantelamiento vía cambio de cotización de pesos a dólares implicaría asumir una deuda en divisas aún superior a la que se mantiene con el FMI (U$S 44.500 millones) y similar a la del canje del 2020.
Estabilizar y dolarizar
Según Milei y su equipo, esta operación sería inevitable si se quiere avanzar en la estabilización de la economía argentina y, también, eventualmente en la concreción de su gran sueño dolarizador, en su versión de entre 1,5 y 2 años. Los dos interesados en intervenir fueron el BofA y BlackRock y se cruzaron no hace tanto tiempo en Argentina.
En mayo de 2020, el primero actuaba como uno de los agentes colocadores de los futuros nuevos títulos públicos que el país negociaba con acreedores de deuda emitida bajo legislación internacional, en un proceso que sería exitoso y que comandaba el entonces ministro de Economía Martín Guzmán. Ahora ambas entidades, cada una por su lado, le ofrece a Milei (vía Napoli y Epostein) alternativas de canjes de esa masa de vencimientos en pesos, en dos megaoperaciones que coinciden en una posición: cambiar vencimientos en pesos de corto plazo por títulos públicos de largo, pero en dólares.
Milei quiere que, al momento de asumir el 10 de diciembre, la operación esté en marcha. Para eso abrió ya la posibilidad que los negociadores locales tomen contacto con los referentes de las casas financieras interesadas para comenzar a solucionar el problema. No hay tiempo que perder. Los mercados ya están mirando los pasos del libertario. Y de una manera crítica.