Economía

De un kilo de helado a $3000 a uno de carne a $1300: los precios se desdibujan por la inflación y la incertidumbre

Los precios relativos son un fenómeno de la microeconomía que hoy pierde transparencia a manos de contextos inflacionarios y distorsivos que hace perder las referencias sobre el verdadero valor de las cosas.

Diana Chiani
Diana Chiani viernes, 27 de enero de 2023 · 16:01 hs
De un kilo de helado a $3000 a uno de carne a $1300: los precios se desdibujan por la inflación y la incertidumbre
Foto: Shutterstock

La idea arraigada entre los argentinos de comparar antes de comprar se acrecienta con la inflación y, por momentos, aparece la desorientación acerca del valor de los productos ya que o algunos parecen muy caros mientras que otros, baratos. ¿Cuál es el precio? ¿A qué se debe tanta dispersión entre productos del mismo tipo?

Los ejemplos de la vida cotidiana abundan. Lo saben las personas que construyen y reciben diferencias de miles entre unos y otros, pero también quienes hacen las compras a diario: a un mínimo de $120 el kilo, una sandía grande puede costar $1000 mientras que por $700 se consigue un kilo de carne molida.

A veces, es difícil afrontar la cuenta de la semana de la verdulería que puede rondar los $3000; casi lo mismo que cuesta un kilo de helado artesanal y poco más de la mitad de los $1200 que sale una docena de facturas o los $1800 que vale una docena de empanadas. Ni hablar si se quiere comprar una torta de cumpleaños, con precios que arrancan en los $2500 el kilo y pueden llegar completas a más de $15000; casi lo mismo que una mochila y bastante menos que un conjunto deportivo para la escuela.

En el medio, claramente hay infinidad de diferencias determinadas por los puntos de venta –un shopping o un supermercado- así como por las calidades o marcas, utilización de productos importados o no y otros factores que inciden en los costos. Un melón puede costar $300 en una verdulería y exactamente el doble en otra.

Sin puntos de anclaje

Los precios relativos, la relación del costo de un bien o servicio con respecto a otro, siempre han existido y están influenciados por la oferta y la demanda; principalmente. Son precios de la microeconomía que en Argentina están impactados fuertemente por la macroeconomía. En este caso, la inflación, las distorsiones y la incertidumbre.

A simple vista puede haber una diferencia entre lo que cuesta producir un kilo de helado y hacer llegar un kilo de carne al mostrador (en un contexto de liquidación de ganado y pronóstico de escasez), también entre lo que está dispuesto a pagar el consumidor por cada producto. Además, en la actualidad, la inflación funciona como una gran interferencia en los precios, que se desdibujan y desorientan cada vez más a las personas.

¿Es caro o es barato? ¿Compro o no compro? ¿Cuánto cuesta una pizza o un plato en un restaurante? ¿Es mucho $300 por un agua de medio litro? ¿Puedo pagar un kilo de helado al mismo precio que la cuota del club? Es difícil responder estas preguntas cuando la inflación vuelve volátil cada precio y no se sabe cuándo vuelve aumentar. La expectativa de inflación continúa alta y tal vez eso quiso decir el presidente Alberto Fernández cuando dijo que esta estaba en “la cabeza de la gente”.

El economista y director de la carrera de Ciencias Económicas de la UNCuyo, Raúl Mercau, explicó que los precios relativos son una cuestión microeconómica que está afectada por la macro. “Dependen de cada mercado en el que la oferta es el reflejo de los costos y puede haber una influencia de la estructura de ese mercado”, completó el profesional.

En este sentido, por caso, un rubro más competitivo tendrá un mejor precio, otro con ganancia monopólica será más caro y en el medio hay variables que están determinadas por la misma inflación general, el precio del dólar, la posibilidad de importar o exportar, las tendencias, los componentes estacionales y muchas otras cuestiones que están en juego y que, en Argentina, pueden implicar grandes distorsiones en los mercados.

Además, y como un elemento clave cuando los precios aumentan de manera continua, disminuye la transparencia en el proceso de formación de precios que puede favorecer la especulación.  “En procesos inflacionarios se pierde mucho el proceso de comparación y lo que implica la competencia, por lo que se pueden distorsionar los precios relativos”, expresó Mercau.

Del mismo modo, el economista Sebastián Laza comentó que cuando hay inflación, se pierden los puntos de referencia y se oscurecen los procesos de cuánto aumentan las cosas. “Hay mucha dispersión y el consumidor no sabe qué es caro y qué es barato”, sostuvo Laza al tiempo que agregó que en algunos casos esta situación puede retraer la demanda y, en otros, acelerarla por temor a que aumente pronto.

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