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Shitcoins: las criptomonedas más peligrosas del mercado

Por su alta publicidad y bajos fundamentos, estas criptomonedas basuras pueden subir y bajar de precio violentamente en muy poco tiempo.

Inversor Global
Inversor Global jueves, 4 de agosto de 2022 · 19:55 hs
Shitcoins: las criptomonedas más peligrosas del mercado
Foto: Pexels

Por Santiago Coates*

El ecosistema de las criptomonedas y la tecnología blockchain creció tanto en los últimos años que se crearon diversos tipos de activos digitales, tal como sucede en el ámbito de las acciones, en donde hay varias clases de compañías, cada una con sus características y particularidades.

Dentro de este nuevo e innovador mundo, hay una gran variedad de shitcoins, las cuales permiten ganar importantes cantidades de dinero en poco tiempo, a cambio de un altísimo y letal riesgo.

Qué son las shitcoins

Las shitcoins, también conocidas como criptomonedas basura, son aquellas que carecen de valor, fundamentos y sentido de existencia. Surgen de curiosas formas y sus precios se mueven por una irracional ley de oferta y demanda.

Algunas criptomonedas “tradicionales”, como bitcoin y ether, las cuales están ligadas a las blockchains Bitcoin y Ethereum, respectivamente, suben o bajan de precio por las expectativas de su futuro. En el caso de BTC, porque se cree que reemplazará al oro como refugio de valor; en cuanto a ETH, por su alta funcionalidad en la creación de aplicaciones descentralizadas (DApps, por sus siglas en inglés).

También las cotizaciones pueden fluctuar según sus flujos de fondos futuros descontados al presente. En estos casos, los flujos se vinculan con estrategias de rentas como las surgidas del staking o por los costos de transacción.

En cambio, las shitcoins no tienen proyecciones, no tienen futuro y casi no pueden ser utilizadas para generar un flujo de fondos. La tendencia en la que se encuentren depende pura y exclusivamente de la creencia de que alguien pagará más o menos en el futuro.

Como dijo recientemente el famoso magnate tecnológico Bill Gates, “están 100% basadas en una especie de teoría del más tonto de que alguien va a pagar más por ellas que yo”. Si bien su comentario hacía referencia a todas las criptomonedas, se amolda más a lo que sucede con las shitcoins.

No todas las criptomonedas son tan estables y sólidas como bitcoin. Fuente: Pexels.

Dos claros ejemplos

Actualmente, por desgracia para muchos ahorristas e inversores, existen cientos de shitcoins disponibles en el mercado. Sin embargo, las dos más grandes, populares y pioneras son dogecoin y shiba inu.

  • Dogecoin

Según se conoce, dogecoin fue desarrollada el 6 de diciembre de 2013 por un par de ingenieros de software como una broma. Billy Markus, programador de IBM, decidió crear su propia criptomoneda para hacerle frente a bitcoin, el cual, en aquel momento, estaba rodeado de un aura de misterio y solo era conocido por un pequeño mercado de informáticos.

Para avanzar con la idea, Markus se contactó con Jackson Palmer, trabajador de Adobe, quien compró el dominio www.dogecoin.com en honor al meme “doge”, el perro raza Shiba Inu que recorría todo internet.

Con el paso del tiempo, los participantes de internet la fueron aceptando poco a poco hasta que se convirtió en lo que es hoy en día, una de las criptomonedas más grandes del mundo con más de USD 8.900 millones de capitalización bursátil.

Para tener una idea de su tamaño, solo hay que fijarse el valor de las empresas más grandes de Argentina: YPF (USD 3.400 millones), Pampa Energía (USD 3.150 millones), Grupo Financiero Galicia (USD 2.070 millones) y Banco Macro (USD 1.920 millones).

Dogecoin fue la primera shitcoin del mercado, y la más popular hasta el momento. Fuente: Pexels.
  • Shiba inu

Para “hacerle frente” a dogecoin, un usuario anónimo conocido como “Ryoshi” decidió lanzar en agosto de 2020 shiba inu, otra shitcoin que también utiliza como imagen al perro de la misma raza.

Por su gran adopción en internet y algunos comentarios a favor realizados por personalidades del sector como el magnate Elon Musk, shiba inu creció hasta alcanzar un valor de mercado de más de USD 6.500 millones, también entrando al ranking de las criptomonedas más grandes de la actualidad.

En ambos casos, el feroz crecimiento no fue respaldado por ningún fundamento sólido, simplemente se dio por la exuberancia irracional del mercado, compuesto por millones de ahorristas, inversores y operadores que creyeron que alguien más iba a pagar un precio aún más alto en el futuro.

Algo similar a lo ocurrido en plena pandemia con las empresas GameStop o AMC, que crecieron impactantemente en cuestión de meses por pura “broma”, pero sostenido a lo largo del tiempo.

Shiba Inu nació para competir y destronar a dogecoin como la criptomoneda meme más importante. Fuente: Pexels.

El peligro de la volatilidad

Desde su lanzamiento al mercado hasta la actualidad, dogecoin se revalorizó cerca de un 16.000%. Si se toma como punto de partida el mínimo alcanzado en mayo del 2015, el crecimiento se aproxima al 80.000%. Además, solo en enero de 2021, la shitcoin aumentó un 683%, mientras que en abril del mismo año la suba superó el 529%.

Claramente, estos fenomenales rendimientos solo pudieron ser disfrutados por aquellos que acertaron en el momento de compra justo, ya que, en el medio de estas tendencias alcistas, hubo fuertes retrocesos.

Por ejemplo, el mínimo de mayo del 2015 se dio luego de una violenta caída del 96%. Desde enero de 2018 a marzo de 2020, dogecoin perdió un 93% de su valor bursátil. Y desde el máximo histórico alcanzado en mayo de 2021 hasta el presente, la criptomoneda ya acumula una baja de casi el 91% en dólares.

Algo similar sucedió con shiba inu, la cual tuvo impactantes periodos de expansión (+830% solo en octubre de 2021, por ejemplo), pero también destructivas caídas (-87% desde el mismo máximo hasta al precio actual).

¿Qué significa esto? Que la volatilidad es muy peligrosa si no se gestiona correctamente, y las shitcoins como dogecoin, shiba inu y muchas otras son demasiado volátiles.

Además, está demostrado que es casi imposible acertar a los “pisos” y “techos” de un activo de forma consciente y sostenida a lo largo del tiempo, sin importar las herramientas o métodos de análisis que se utilicen.

Los precios de las criptomonedas basura pueden fluctuar violentamente en poco tiempo. Fuente: Pexels.

El riesgo está en la cantidad

Ahora bien, una de las formas de reducir este riesgo que está implícito en las shitcoins es mediante el tamaño de la posición. Si nuestro patrimonio neto es de USD 100.000 y colocamos el 99% (USD 99.000) en dogecoin, la jugada puede salir muy bien si agarramos una tendencia alcista como alguna de las mencionadas anteriormente, pero también podemos perder casi todo el dinero si sufrimos de un retroceso como los que suelen ocurrir.

En cambio, si del total de la cartera colocamos, digamos, un 1% (USD 1.000), entonces una baja del 80%, 90%, 95% o incluso más no nos afectaría tanto y podríamos seguir invirtiendo en otras alternativas para tratar de recuperar el capital.

Es importante tener en cuenta que el porcentaje “destinado al riesgo” debe abarcar a todas las shitcoins en las que estemos interesados, ya que, si tomáramos como referencia las posiciones individuales, entonces el peligro podría ser muy grande. Es decir, el 1% del ejemplo anterior tiene que estar distribuido entre diversas criptomonedas de esta clase.

Este vínculo de riesgo-cantidad también es aplicable a la inversa: si colocamos el 100% de nuestro patrimonio en un activo muy estable, como la acción de Procter & Gamble, por ejemplo, el riesgo no estaría bien gestionado, ya que perderíamos todo si sucede algo con tal compañía.

Es importante diversificar entre diversas criptomonedas y activos para mantener la estabilidad. Fuente: Pexels.

¿El balance perfecto?

Sabiendo que las shitcoins son muy volátiles y que el riesgo está en la cantidad, entonces se puede concluir que un balance adecuado se alcanza cuando la cartera está compuesta por una porción de shitcoins lo suficientemente justa como para que los beneficios nos brinden satisfacción, pero lo suficientemente pequeña para que la potencial pérdida no sea letal.

En este punto, dentro del ámbito de las criptomonedas, se puede optar por la inversión en stablecoins, que son muy poco volátiles y están ligadas a activos físicos como el dólar o el oro. También es posible diversificar entre otros activos financieros convencionales, como acciones, bonos y materias primas.

Como se puede apreciar, las shitcoins o criptomonedas basura permiten ganar grandes cantidades de dinero en poco tiempo, a cambio de un mayor peligro. La clave se encuentra en analizar la totalidad del portafolio y estructurarlo para disfrutar de las potenciales ganancias manteniendo un nivel de riesgo que sea acorde a nuestro perfil de inversor, y a nuestro horizonte temporal.

*Santiago Coates es licenciado en Administración de Empresas y Comunicador. Analista e investigador de inversiones cripto en Inversor Global.

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