Tensión con el Gobierno

Inquietud en la industria automotriz por la avanzada china

En las terminales locales, ven una política de incentivos a compañías de ese país, con tratamiento diferencial. El ojo está puesto en la radicación de inversiones para fabricar vehículos eléctricos. Ya dos empresas chinas están negociando radicarse.

Horacio Alonso
Horacio Alonso jueves, 6 de mayo de 2021 · 11:16 hs
Inquietud en la industria automotriz por la avanzada china

En las automotrices radicadas en el país siguen con preocupación los movimientos del Gobierno en materia de estímulos para la radicación de compañías para la producción de vehículos eléctricos, con el foco puesto en empresas chinas.

En febrero, por ejemplo, se firmó un memorando de entendimiento entre la Argentina y la empresa Jiangsu Jiankang Automobile (JJA), al que se le dio una gran importancia con la presencia del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el embajador ante la República Popular China, Sabino Vaca Narvaja. En ese marco, el presidente, Alberto Fernández, mantuvo una reunión con el CEO de la automotriz, Zhang Yue.

Ayer, Vaca Narvaja visitó una planta de la firma Chery y se habló, otra vez, de los planes de esta automotriz de instalar una fábrica en la Argentina, ahora con el objetivo de producir vehículos eléctricos. No es la primera vez que esta compañía manifiesta sus intenciones de una radicación industrial. En el país hace más de diez años que opera como importadora. De hecho, fue la primera automotriz china que comenzó a comercializar vehículos chinos en el país, de la mano del Grupo Socma, cuando era conducido por Franco Macri. Hoy sigue perteneciendo al mismo holding empresario.

Desde entonces, siempre se mostraron proclives a dejar de ser meros importadores para convertirse en productores de 0km. Antes, pensando en vehículos convencionales; ahora, eléctricos. La última vez que se barajó seriamente esa posibilidad fue hace dos años. Ahora, vuelven a la carga en un contexto diferente: con un gobierno que mantiene una estrecha relación con China. Eso es lo que alarma a las terminales locales con sus casas matrices en Estados Unidos, Europa o Japón. Temen que haya una intención oficial de ir desplazando a estas multinacionales en favor de las asiáticas. 

La decisión del presidente Alberto Fernández de enviar al Congreso, para el inicio de las sesiones de este año, un proyecto de electromovilidad para el sector automotor es lo que puso en vilo a las automotrices radicadas en el país.  Las terminales locales recibieron el anuncio con malestar por diferentes motivos.

Una parte del enojo se produjo por la forma como les llegó la noticia. Desde hacía meses, las fábricas asociadas en ADEFA venían trabajando con funcionarios un paquete de cuatro leyes para esta industria. Una de ellas tiene que ver con el impulso a la producción de vehículos “ecológicos” como, por ejemplo, los eléctricos.

Desde el sector privado remarcan que, a través de la entidad que las agrupa, presentaron propuestas para este tema que no estaban contempladas en el borrador que circula sobre la ley que impulsa el Gobierno. Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo explicaron que esas ideas se contemplarán en otro de los proyectos, conocido como Ley Automotriz.

En cambio, el de Movilidad Sustentable es una iniciativa oficial que no se contemplaba, en principio, que fuera negociada con las empresas. En las terminales, esa diferenciación fue tomada como un gesto poco amigable. “Si estamos hablando todo el tiempo sobre medidas para el sector, no entendemos la idea de un proyecto en el que no participan las empresas que lo componen y se limita, exclusivamente, a decisión de funcionarios”, dijeron desde una terminal.

Pero además de las cuestiones de formas, la mayor preocupación pasa por el contenido de esta iniciativa. Las automotrices locales ven en el espíritu del proyecto una embestida contra las multinacionales radicadas en el país. Como contracara, quienes se beneficiarían de la “letra chica” serían empresas chinas.

El hecho podría ser tomado sólo como un exceso de celo por parte de algunos directivos si no fuera que el tema fue tratado, en esa oportunidad, de manera orgánica dentro de la entidad, en reunión de comisión ejecutiva.

Las sospechas de una política que beneficia a ese país asiático van desde un análisis del contexto en que ese propone la ley y en medidas concretas que se volcaron en su contenido.

Aliado o amenaza

Para los empresarios del sector, la Argentina está teniendo en China un aliado estratégico que se manifiesta en acuerdos como la base de ese país en materia espacial, en la Patagonia, o el swap vigente por el equivalente a u$s18.000 millones, la ayuda sanitaria en el comienzo de la pandemia, el tratamiento especial en la provisión de vacunas y otros hechos de esa envergadura.

En el sector, por ejemplo, se remarcan el acuerdo firmado con JJA. Esta compañía fabrica vehículos eléctricos y es parte del grupo Gotion HT, productora de baterías de litio, un mineral del cual Argentina tiene una de las mayores reservas mundiales. Incluso, Chery también dice que tiene interés en el litio argentino.

Además de este contexto político, las automotrices locales encuentran en el proyecto oficial ciertos puntos que, sospechan, parecen estar pensados para empresas chinas.

Por ejemplo, se cuestiona que no haya medidas que busquen la especialización de productos pensando en la exportación. La industria actual vende al exterior más del 60% de lo que fabrica y está obligada a cumplir con un porcentaje determinado de contenido regional para ingresar a otros mercados.

“En el proyecto no hay nada en ese sentido de alentar una industria exportadora. Está diseñado para vender para el mercado local. El esquema permite que una empresa traiga un vehículo desarmado, lo arme en el país, cobre el subsidio y se venda, exclusivamente, en el mercado interno”, dijeron en una terminal.

Hacen hincapié en que el tipo de relación que hay entre las empresas y el Estado chino permite situaciones que en otros países capitalistas no existen. “Las marcas que producen en el país son privadas y no forman parte de una negociación gobierno a gobierno. En cambio, China mete en el paquete todo. Es imposible competir con vehículos chinos si están subsidiados por el Gobierno de ese país. Por ejemplo, si se van a importar vehículos desarmados, a bajo costo, para armar en el país y para consumo interno, no se sabe de dónde van a salir los dólares. Si hay un acuerdo global, es distinto. El déficit de un sector como el automotor se puede disimular porque en el acuerdo global le exportamos soja. Eso no pasa en empresas y países capitalistas”, explicaron en otra automotriz.

Desde las terminales radicadas en el país dan como ejemplo lo que sucede en el segmento de las motos: “Se puede trazar un paralelismo con el rubro de motos donde todas las marcas chinas que se asociaron con empresarios locales traen el kit desarmado, se arma en el país y se vende en el mercado local. Sólo los chinos pueden hacer esto por eso preocupa la línea que se está tomando para la industria automotriz”, dicen desde el sector.

Entre los cuestionamientos, remarcan el artículo 7 del proyecto, que se conoce hasta el momento, de Promoción para el uso de la Movilidad Sustentable que dice lo siguiente: “Podrán acogerse al presente régimen las personas humanas domiciliadas en la República Argentina y las personas jurídicas constituidas en ella o que se hallen habilitadas para actuar dentro de su territorio, con ajuste a sus leyes y debidamente inscriptas conforme a las mismas”.

“Cualquier empresario se asocia con una empresa china para armar autos eléctricos, obtiene subsidios y no tiene compromiso de exportación. Así va a ser muy difícil defender las inversiones realizar por las automotrices radicadas en el país”, advirtieron desde otra terminal.

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