Colapinto en Mónaco: progresión, presión y el vértigo de clasificar donde el error no se perdona
Franco Colapinto cerró este sábado la última sesión de entrenamientos libres del Gran Premio de Mónaco con el 20º tiempo, en una práctica que dejó más análisis que resultados concretos. Aunque los números finales no impactan a primera vista, la evolución interna del piloto argentino fue significativa. Comenzó girando en 1:15.013 y, en apenas nueve vueltas, bajó su marca hasta un 1:12.851. En términos de progresión pura, el avance fue sólido.
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Más importante aún fue la reducción de la diferencia con su compañero Pierre Gasly. El viernes, en la FP2, Colapinto había quedado a 1.151 segundos del francés. Hoy, esa brecha se redujo a 657 milésimas. Esto no solo habla de su capacidad de adaptación al Alpine A525, sino también de una mejor lectura de uno de los circuitos más exigentes del calendario. La diferencia aún es considerable, pero la tendencia es positiva.
Un circuito que exige perfección, no velocidad
Mónaco no premia a los más rápidos: premia a los más finos, a los que pueden acariciar el muro sin romper el auto. Es un circuito en el que no se gana con velocidad, sino con precisión extrema. Y por eso, la clasificación que se viene en cuestión de horas será un desafío que separará a los preparados de los improvisados.
Las estadísticas no mienten: en 14 de las últimas 20 ediciones del Gran Premio, el piloto que largó desde la pole ganó la carrera. En las seis restantes, la victoria se escapó por factores externos: lluvia, errores estratégicos o fallas mecánicas. Eso significa que, para Colapinto —como para cualquiera— una mala qualy en Mónaco condena el domingo, más aún en un Alpine que no está para milagros.
Alpine, en búsqueda de respuestas
La actuación del equipo francés fue, hasta ahora, preocupante. De hecho, en medio de la FP3, Alpine ejecutó un cambio radical de puesta a punto en el auto de Gasly, en un intento por entender cómo recuperar competitividad. Que Colapinto haya mantenido su progreso en ese contexto es valorable, pero no oculta que hoy Alpine está lejos del pelotón medio.
Un historial que lo respalda
Mónaco no es nuevo para Colapinto. Lo conoce, lo sufrió y lo disfrutó en la Fórmula 3 y la Fórmula 2, y ese conocimiento del circuito puede ser una carta a su favor. En 2023, en su debut monegasco con la F3, se metió 4° en su grupo, largó 8° y finalizó 4° en la primera carrera y 6° en la segunda. Un año después, ya en F2, fue 3° en su zona y 5° en la general, resultado que repitió en la sprint race. El domingo, eso sí, no logró sostener el ritmo y cayó al 12° lugar.
Clasificar bien en Mónaco: una misión casi vital
En Mónaco, adelantar es casi una utopía. En 2021, se registró un solo adelantamiento en toda la carrera. En 2022, apenas 12 en 78 vueltas. En ese contexto, clasificar bien no es una ventaja, es una necesidad. El circuito es el más corto (3.337 km) y angosto del calendario, con 19 curvas en las que el margen de error es nulo. No hay escapatorias: hay muros. Y un error en clasificación puede terminar con el auto fuera de acción incluso antes de la bandera a cuadros.
La clasificación en Mónaco —que comenzará a las 11— no se trata solo de quién acelera más. Se trata de quién frena mejor, de quién gira con precisión quirúrgica, de quién es capaz de estar al límite sin pasarse. Y ahí es donde Franco Colapinto tiene hoy su gran prueba. Hoy, el que clasifica bien ya tiene media carrera en el bolsillo. Y el que no, deberá rezar por el caos.