Leyenda

Cura Vergara: su racha ante Boca, la camiseta que atesora y el amor inagotable por la Lepra

El histórico defensor de Independiente Rivadavia es el único que enfrentó al Xeneize por duplicado con viento a favor. Los recuerdos de aquellas batallas y su vida dedicada al Azul.

Amadeo Inzirillo
Amadeo Inzirillo viernes, 9 de agosto de 2024 · 13:48 hs
Cura Vergara: su racha ante Boca, la camiseta que atesora y el amor inagotable por la Lepra
El Curita en su casa y con sus recuerdos.

"Vení, pasá, te estaba esperando". Del otro lado de la puerta de rejas aparece una leyenda del fútbol mendocino aunque su bienvenida es la de cualquier mortal. Con la humildad a flor de pie, Antonio Segundo Vergara nos abre la puerta de su casa y todos los recuerdos afloran de inmediato.

En la cocina espera su esposa Lidia, su fanática número 1. Desperdigadas sobre la mesa del comedor asoman unas cuantas reliquias: una número 10 de un tal Beto Alonso, una casaca con el 4 de Marzolini y mucho más: "Aunque no lo creás, en aquél momento también cambiábamos camisetas eh", recuerda el Curita.

Emblema indiscutido de la Lepra, el marcador central tuvo dos períodos vestido de Azul, en los que logró cinco torneos y llegó a disputar sus torneos Nacionales siguientes. Fue en esas campañas a nivel país, en las que tuvo el privilegio de enfrentarse contra Boca Juniors, siendo el único que pudo estar en ambos compromisos del historial entre ambos.

La 4 de Marzolini que aún atesora.

Independiente y el Xeneize jugaron oficialmente solo dos encuentros: en el 68 (empate 1 a 1) y en el 73 (triunfo Azul 1 a 0), ambos, en el estadio Bautista Gargantini, el patio de su casa: "Recuerdo como estaba el estadio. La cancha se llenaba. La gente venía a alentarnos de una manera única y nos tenía un gran aprecio".

De su invicto, claro, también el emblemático Cura se acuerda: "Jugar con Boca Juniors fue algo único. Por los jugadores que tenía y lo que significaba el equipo. Tenerlos enfrente, poder medirse con ellos. Te digo la verdad, tenía ese miedo lindo de estar en un escenario único. Lo disfruté muchísimo".

La camiseta 4 azul y amarilla tiene nombre propio: "Es de Marzolini, a quién tuve la suerte de recibir y conocer en persona. Pero ellos tenían un equipazo: Suñé, Roma, Rojitas. Claro que nosotros también nos defendíamos, eh. Estaba mi hermano Mémoli, ese sí que era guapo de verdad. Los puteaba, les daba patadas...que pedazo de jugador".

En la charla aparecen sus nietas y también su hijo, que acerca otras cuantas camisetas: de la Lepra, de Ferro, de San Martín. El Cura agarra esa azul impenetrable a pesar del paso de los años y se emociona: "Les mando un saludo a esos hinchas que tanto me apoyaron, que me hicieron sentir tan querido. Ya no voy a la cancha pero mi amor por el club nunca va a cambiar. Independiente Rivadavia para mí lo es todo".

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