Novak Djokovic le ganó un partidazo a Carlos Alcaraz y es campeón olímpico
Tras más de dos horas y media, el serbio se impuso por un doble 7-6 y logró el título que le faltaba. Lorenzo Musetti se quedó ayer con el bronce.
La mejor versión de Novak Djokovic, necesaria para sobrevivir al ciclón Carlos Alcaraz, apartó al español de lograr la dorada y consiguió el oro olímpico con una victoria por 7-6 (3) y 7-6 (2), el único éxito grande que quedaba pendiente en su inigualable historial y que dejó a su rival a orillas de otro registro legendario.
El punto de partido
Un partido de altísimo nivel entre los dos mejores del momento que realzó la ambición de un jugador que se resiste a descender del pedestal en el que lo ha situado la historia ante un alumno aventajado, un privilegiado natural que apunta a deportista de leyenda. El Djokovic más brillante, a lo campeón, cerró el círculo y enterró su obsesión olímpica.
Fue tardía, pero llegó. El más veterano en disputar una final de unos Juegos, en lograr el oro, se sitúa entre los elegidos. Ya tiene su Golden Slam. Los cuatro grandes y la medalla dorada en unos Juegos. A la altura de Andre Agassi, Steffi Graf, Rafael Nadal y Serena Williams, presente en uno de los fondos de la pista Philippe Chatrier.
No hay objetivo que se resista, antes o después, al ganador de veinticuatro Grand Slam, que acudió a la cita con la lección aprendida en Wimbledon y con el físico necesario para mantener el tipo ante un rival dieciséis años más joven. No desmereció Alcaraz, que tuteó a lo largo del choque a un rival magnífico. Al contrario. Solo los detalles, dos desempates, lo privaron de lograr la tercera medalla de oro olímpica para España, la segunda individual, tras la de Nadal en Pekín 2008.
El más joven en alcanzar una final olímpica cayó ante el más veterano, el tipo que esperaba que no llegaría hasta el último tren y que se agarró fuerte, en un gran momento, en recuperación para conseguir su segundo premio olímpico tras el bronce de Pekín 2008, y un premio gordo en un año sin brillo, desplazado por el furor de jugadores de la nueva hornada como el propio Alcaraz.
Definió su victoria olímpica en los puntos clave, sobrevivió a los instantes de inquietud y sentenció en el momento preciso. Volvió su mejor versión para darle el éxito ansiado, cerrar su obsesión y privar a Alcaraz, errático en los 'tie break', de la carrera del oro. El serbio cerró el círculo.