Un día como hoy, hace 37 años Maradona empezaba a escribir su historia en el Napoli

Maradona jugó su primer mundial el 13 de junio de 1982
En el verano europeo de 1984, algo golpeó el tablero del mercado de pases del mundo del fútbol. Es que Diego Armando Maradona, por entonces un joven con tanto presente como futuro a sus 23 años, llegaba a una ciudad pobre, sucia y denigrada por sus propios compatriotas. En helicóptero arribó el 10 a un Estadio San Paolo que, repleto, lo recibió como un Dios (y así lo trataría hasta su muerte). La Societá Sportiva Calcio Napoli venía de salvarse por un punto del descenso a la Serie B en la temporada anterior, pero misteriosamente conseguía incorporar a su plantilla a uno de los mejores jugadores de ese tiempo. Llegaba desde el FC Barcelona y tras dos años poco positivos, pese a haber cosechado tres títulos. Podría haberse ido a cualquier equipo del mundo. Pero eligió al Napoli, en el sur de Italia. Al humilde y desconocido Napoli.
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Antes del 10 de mayo de 1987 a Diego Armando Maradona ya se lo quería y mucho. Pero tal vez no se lo veneraba, aún. En sus primeras dos temporadas en el club logró un 8º y un 3º puesto en la Serie A, posiciones mucho mejores que en las que el Napoli solía terminar (10º y 11º habían sido sus resultados en 1983 y 1984). Luego de la segunda, viajó a México para ser campeón del mundo con su país. Lo logró y volvió, para conseguir un hito similar en Italia. Y lo cierto es que la temporada 1986-87 comenzó bien: victoria como visitante por 1-0 ante el Brescia. Pero es verdad que, si querían pelear por el título, no era el Brescia a quien debían vencer. Por eso la importancia de los tres partidos consecutivos que el Napoli jugó entre fines de octubre y principios de noviembre de 1986: victoria 1-0 ante Roma como visitante, empate en 0 frente a Inter en condición de local y 3-1 a la Juventus, en Turín.
Aquella racha no solo fue clave en lo futbolístico, sino que comenzó a torcer el paradigma del fútbol italiano. El humilde y rebelde Napoli ganaba en Roma y Turín, ciudades ricas y reconocidas, lo que no era nada habitual. Con Maradona como bandera, el sur comenzaba a hacerse oír. Recuérdese la dicotomía geográfica y económica que primaba en el país en aquella época. “Bienvenido a Italia”, decían las banderas con las que los fanáticos recibían a los futbolistas napolitanos. Pero Diego había llegado para cambiarlo todo. El equipo que dirigía Ottavio Bianchi acabó los primeros veintidós partidos con solo una derrota, de visitante y ante Fiorentina. Pero en la fecha 23, un 0-1 ante Inter puso caliente el torneo. Y otra derrota, 3-0 frente al Hellas Verona, agravó la situación. Pero los napolitanos salieron adelante gracias a una necesaria victoria frente al Milan, por 1-0, y a falta de dos fechas quedaban al filo del título.
En el penúltimo encuentro Napoli necesitaba solo un punto para ser campeón. Por eso, el 10 de mayo de 1987, tras el empate frente a Fiorentina por la 29º fecha, Nápoles se convirtió en un carnaval. Con 42 puntos, producto de 15 victorias, 12 empates y 3 derrotas (los triunfos otorgaban dos puntos), tres más que la Juventus, el equipo de Ciro Ferrara, Fernando De Napoli, Salvatore Bagni, Andrea Carnevale, Bruno Giordano y, sobre todo, Diego Armando Maradona se consagró campeón de la Serie A por primera vez en su historia. El de Villa Fiorito inmortalizó aquel día su figura en la ciudad, tras una temporada en la que había sido el jugador más descollante, con 17 goles y 7 asistencias. Y comenzó a forjarse la leyenda.
El puntapié de una época dorada
La alegría de un campeonato era suficiente para una hinchada que antes solo había festejado dos Copa Italia. Pero Maradona no pretendía solamente un trofeo u esporádicas sonrisas; quería ir por todo: y el Napoli ganó la Copa Italia de 1987, cuatro meses después de la liga. En los años posteriores, el presidente Corrado Ferlaino trajo algunos jugadores de renombre para potenciar una plantilla que era cada vez más competitiva. Llegaron los brasileños Alemão y Careca, que junto a Diego eran los únicos extranjeros, y el italiano Alessandro Renica, entre otros. Y el Napoli se hizo cada vez más fuerte. Salió 2º en los Scudetto de 1987-88 y 1988-89 y volvió a ser campeón en la temporada 1989-90. Además, ganó la Supercopa italiana de 1990 y la Copa UEFA en 1989, el único título internacional a nivel clubes de Maradona. Luego de la controversial salida del argentino en 1991, tras un caso positivo de doping, nada fue igual para el club. Al cabo de unos años descendió, se fundió, debió reconstruirse y no volvió a ser campeón de la Serie A hasta el año pasado.
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Los festejos y el rol de la mafia
Durante la estancia de Maradona en Nápoles existieron versiones que vinculaban al 10, al club y a la mafia italiana de distintas maneras. Algunos creen que la camorra ayudó a comprarlo en 1984, dado que el club no tenía dinero y poseía deudas, y a cuidarlo. Lo que sí es cierto es que todos en la ciudad lo amaban, y por eso, luego del Scudetto de 1987, la mafia invitó a Maradona, a su esposa Claudia Villafañe y a su representante Guillermo Coppola a una mansión situada a 60 kilómetros de la ciudad para festejar la proeza. La residencia era propiedad de Don Beppo, líder de la camorra. No se permitieron fotos ni videos, pero, ha contado alguna vez un periodista que estuvo allí presente, que esa noche, tal como lo habían hecho los hinchas del Napoli en las calles, todos cantaron con gratitud: “¿Sabes por qué me late el corazón? He visto a Maradona, he visto a Maradona. Y, mamá, enamorado estoy”.