Historias

El legado de Johan Cruyff, a ocho años de su muerte: "Salid y disfrutad"

El 24 de marzo de 2016 falleció uno de los mejores futbolistas de la historia, que dejó su huella en Guardiola, el Barcelona y el mundo: la “escuela holandesa” y la frase en su estatua.

Lucio Cappellini
Lucio Cappellini domingo, 24 de marzo de 2024 · 02:45 hs
El legado de Johan Cruyff, a ocho años de su muerte: "Salid y disfrutad"
Johan Cruyff ganó dos títulos como jugador del Barça Foto: archivo

Fue uno de los mejores jugadores de su época y, para muchos, el más deslumbrante de la historia hasta ese momento, junto a Pelé. Su paso por el Barcelona, sus títulos en el Ajax y la impronta del “fútbol total” de aquella “naranja mecánica” que era la Holanda dirigida por Rinus Michels y que él protagonizó son algunos de los momentos destacados de la carrera de Johan Cruyff como futbolista. Aún así, son solo el preludio del legado que dejó como director técnico un hombre que marcó el deporte y falleció el 24 de marzo de 2016, a los 68 años.

En su carrera como jugador consiguió, entre tantas otras cosas, algo insólito: que el mundo recordara más a un subcampeón que a un campeón mundial. En 1974, la selección holandesa en la que Cruyff era figura perdió por 1-0 la final de la Copa del Mundo frente a la Alemania de Franz Beckenbauer, sin embargo, la historia recuerda aquel equipo de la “naranja mecánica” como uno de los mejores de todos los tiempos. Alguna vez, el propio protagonista habló de ello con su hijo e introdujo el concepto de “legado”, algo que hoy está estrictamente asociado con su persona: “Del 1974, la gente recuerda al equipo perdedor, así de grande fue el impacto que causamos. Nadie se acuerda del ganador, sino de la revolución que provocamos y ese es un premio mayor, más grande que el color de la medalla: eso es un legado”.

Cruyff brilló en el Mundial de 1974. (Foto: transfermarkt)

Ganó 18 títulos como jugador del Ajax y fue campeón Intercontinental en 1972. Ostenta 3 Balones de Oro (en 1971, 1973 y 1974) y su Holanda llegó a dos finales de Copa del Mundo de forma consecutiva (él se ausentó en 1978). Pero desde su retiro en 1984 el nombre de Johan Cruyff solo siguió engrandeciéndose. Ese mismo año, regresó al Ajax y allí comenzó su riquísima etapa como entrenador. Mejor dicho, como director técnico… Dado que Cruyff no tenía suficientes certificaciones como para llamarse entrenador, inventó el rol de “director técnico” para poder comandar a su querido equipo. En su primer período ganó dos Copas de Holanda y la Recopa de ese país y en 1988 emigró a Barcelona, donde había ganado dos títulos como jugador.

En Cataluña fueron los años más exitosos de Cruyff. Ganó cuatro títulos de liga consecutivos y la primera Copa de Europa en la historia del equipo, además de otros seis campeonatos. Pero su legado se fundó, no en ello, sino en su forma de ver el fútbol. El Barcelona era un equipo que no había ganado un trofeo en catorce años e institucionalmente atravesaba un pésimo momento. Cruyff, ni bien se convirtió en su DT, revolucionó el club con sus métodos. Rescindió el contrato de prácticamente todo el plantel y comenzó a darle lugar a jóvenes promesas que provenían de la famosa “Masía”. Entre ellos estaban Josep Guardiola y Ernesto Valverde. Y contrató a Ronald Koeman, a quien movió del medio campo a la defensa fundando un zaguero de élite; tres figuras que luego serían también entrenadores del Barça. En ese equipo se vio como nunca la huella del holandés: una presión agobiante, rápida adaptación de los futbolistas para cambiar de posiciones, el fomento de los juveniles, un arquero con mayor influencia en el juego, un ataque contundente y protagónico. Había mucho del equipo de Rinus Michels, de la década del 70, es cierto; así como luego habría mucho de Cruyff en los equipos de Guardiola.

Surgió del Ajax allí ganó 18 títulos. (Foto: UEFA.com)

Al Ajax de Ámsterdam no regresó como entrenador, pero sí para colaborar con las divisiones juveniles, con la identidad y con la filosofía. Incluso pese a que su mirada tal vez no era popular dentro de la “mesa chica” del club holandés. Pero su impronta prevaleció y eso fomentó talentos que hoy son estrellas, como Matthijs de Ligt y Frenkie de Jong, además de regresar al equipo a la élite europea. Edwin van der Sar, CEO del Ajax hace un tiempo, confesó alguna vez: “Era muy franco. Ejercía gran influencia en 2010 y así fue como comenzó a ponerse énfasis en jugadores mejores y más jóvenes”. Tal fue su trascendencia, que luego de su fallecimiento en 2016, los de Ámsterdam cambiaron el nombre de su estadio a “Arena Johan Cruyff”.

No fue menor, para nada, el impacto de holandés en Barcelona. Desde su salida como DT en 1994, los catalanes respetaron a rajatabla la filosofía, la visión y la metodología de Cruyff. Y no fue casualidad que varios de sus dirigidos hayan optado por ser entrenadores. Pep Guardiola seguramente sea el más destacado de sus discípulos, y sabe perfectamente a qué le debe todo su éxito: “Sin él, yo no estaría aquí. Sé con certeza que esa es la razón por la cual soy, en este momento, entrenador del Manchester City y antes de ello trabajé en el Bayern Múnich y el Barcelona. Antes de su llegada, no teníamos una catedral del fútbol, esta hermosa iglesia, en el Barcelona. Necesitábamos algo nuevo. Y ahora, es algo que ha perdurado en el tiempo. Fue construida por un hombre, por Johan Cruyff, piedra por piedra. Por eso, él era especial”, confesó Pep en 2016.

Como DT del Barça inauguró su legado. (Foto: FC Barcelona)

La escuela simbólica de fútbol que fundó Cruyff combinó como ninguna éxito y estética; resultados y formas. Y tiene algunos principios: “A mi criterio, el fútbol es emotivo. Siempre he dicho que el fútbol debe ser jugado hermosamente, con un estilo propositivo. Debe ser un espectáculo. El fútbol es un deporte que se juega con el cerebro. Debes encontrarte en el sitio correcto en el momento preciso, ni demasiado temprano, ni demasiado tarde”. Eso está escrito en su libro póstumo y es el “credo” de Guardiola, Koeman, Valverde, Stoichkov y todos los que lo admiran. En la estatua que el Barcelona le ha dedicado, en las afueras de su estadio, está escrita una frase que el holandés le dijo a sus dirigidos antes de la final de la Copa de Europa de 1992 y que sintetiza, tal vez incluso mejor, el legado de Johan Cruyff: “Salid y disfrutad”.

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